El pasado de Andrys Manuel Macías Suárez habría trazado su destino. Según indican las investigaciones preliminares de la Policía Metropolitana de Cartagena, al tatuador pudieron haberlo asesinado por un lío personal que tuvo hace un tiempo. Habría sido víctima de una venganza, pese a que su familia asegura que no tenía ningún tipo de problema.
El martes en la noche, el hombre, de 26 años, caminaba por la carrera 100B del barrio San José de los Campanos, cuando fue abordado por dos sicarios que lo atacaron a balazos. A la víctima la llevaron a la Clínica Madre Bernarda, pero ya su sentencia la habían dictado sus verdugos: muerte.
Trayectoria y talento
‘Andys’, como era conocida la víctima, residía en el sector Sueños del Futuro de Los Campanos, junto a su mujer, sus cuatro hijos, y su madre. Allí, todos lo reconocían por su larga trayectoria en el mundo de los tatuajes.
Allegados dicen que tatuaba de toda clase de imágenes, pero se destacaba pintando rostros indelebles a sus clientes. “Él primero hacía los tatuajes aquí en la casa y luego puso negocios en el barrio. Soñaba con montar un buen negocio y hace tres meses se dio la oportunidad, luego de asociarse con un amigo. Montaron un negocio que se llama Cartagena Inc, en el barrio Chipre. Ese sueño se le cumplió”, recordó tristemente Yisela Galarcio, mujer del tatuador.
Pero la alegría de Andrys duró poco. Su mujer relató que el día de su muerte él salió de su hogar a las 7 de la noche. Antes de marcharse, le dijo a su compañera que lo esperara porque iba con ella para el gimnasio. Le indicó que no se demoraba, que solo iba a reclamar un celular que tenía empeñado y regresaba de inmediato.
El artista se fue caminando y llegó a la carrera 100B con 38A. Dicen que entró a una casa y al salir, dos sujetos en una moto aparecieron. “El parrillero lo llamó por su nombre y cuando él -Andrys- volteó, el hombre sacó un arma y le disparó”, explicó un pariente del tatuador. Andrys recibió dos impactos de bala en la cabeza y otro en el abdomen. Los sicarios huyeron, mientras que a Macías lo llevaron a la Clínica Madre Bernarda, donde murió media hora después, luego de una operación.
La Policía está tras la pista de los agresores. “Yo acababa de salir de la casa y las piernas me temblaban y no sabía por qué. Cuando llegué a la casa me avisaron que acababan de matar a mi hijo. Él no se merecía esto, era un artista, me quitaron un pedazo de mi corazón”, decía ayer entre lágrimas la madre del difunto, mientras reclamaba su cadáver en la morgue de Medicina Legal. La Policía confirmó que el tatuador tenía antecedentes por porte ilegal de armas de fuego.
Comentarios ()