Sucesos


Un hombre desapareció hace 10 años y su hijo lo sigue buscando

LAURA ANAYA GARRIDO

17 de febrero de 2014 03:18 PM

Diez años de esperanza y desesperanza. Diez años de búsqueda. Diez años de ausencia inmensa.

Samuel Ramírez Velásquez lleva una década tras la pista de su papá, Samuel Ramírez Gutiérrez, quien desapareció en extrañas circunstancias en la Variante Mamonal-Gambote en 2003. 

La labor es tan ardua como importante, pero ha sido estéril. Nunca supo por dónde empezar, pero lo hizo y hoy teme enfrentarse a un hallazgo triste y definitivo. 

“Yo estaba muy pequeño cuando todo eso pasó, pero siempre me acuerdo. En ese tiempo vivíamos en El Bosque, ahora lo hacemos en Los Almendros”, dice Samuel, un futuro comunicador social de 21 años, mientras recuerda que su papá salió de casa el 5 de agosto de 2003, a las 10 de la mañana. Se fue sin maletas y sin decir adiós. Lo último que dijo es que iba para Arjona con un amigo a buscar un cargamento de leche. 

“¿Que si tenemos esperanzas de que Samuel esté vivo? Confiamos en Dios y estamos preparados... Él nos ha dado la fortaleza para soportar estos diez años de angustia”, asegura Edith Gutiérrez Vélez, abuela y madre para Samuel Júnior.

LUZ DE DESESPERANZA

Samuel Júnior cuenta que su padre viajaba con el comerciante Uriel Alsina Páez, amigo de él, de unos 45 años y natural de Ocaña-Norte de Santander, también desaparecido.

Dos días después de la desaparición, encontraron -en una trocha que de la vía que de Mamonal va a Arjona- el carro donde viajaban, un Renault 4 de color blanco, propiedad de Uriel. Relativamente cerca a ese sector, en predios de la empresa Inversiones Barranco, hallaron el pasado 12 de febrero restos óseos con un bolso tipo canguro y un celular. (Lea: Encuentran restos óseos a un lado de la vía en Mamonal)

“Desde que Samuel se enteró del hallazgo de los huesos en Mamonal quiere que averigüemos si pertenecen a su padre, pero nosotras no sabemos qué hacer”, comenta doña Edith.

Este podría ser el punto final del más doloroso capítulo de sus vidas, pero Medicina Legal no pronuncia aún la última palabra en el caso. Los restos fueron trasladados a la sede de esa institución en Bogotá, donde expertos forenses les darán nombre y rostro.

“SECUESTRO”

La Fiscalía estableció que Samuel y Uriel fueron raptados por hombres armados y encapuchados. Los sacaron del Renault y se los llevaron en una camioneta. ¿Quiénes fueron? Nadie responde a esa pregunta.

“En diciembre de 2003, Samuel llamó a su abuela y le dijo que no había regresado a casa por falta de dinero, pero le interrumpieron la llamada. Muchas veces llamé a su número, solo dos me contestaron y me decían que esa línea tenía nuevo dueño. De los familiares de Uriel no sabemos más y parece que no instauraron denuncia por su desaparición. A él hasta le hicieron velorio. Me invitaron pero yo no fui.

“Nunca he sentido que Samuel está muerto, pero solo Dios sabe”, concluye Edith.

“TODO EL DINERO QUE BUSCABA ERA PARA SU HIJO”

Samuel tenía 38 años cuando desapareció y era el segundo de 8 hermanos. Prestó el servicio militar obligatorio y estudió en el SENA mecánica en motores diesel, pero en 2003 estaba desempleado. “Todo el dinero que buscaba era para su hijo. Samuel se quedó sin su mamá a los tres meses de nacido porque ella se fue a trabajar a otra ciudad. Ella falleció tiempo después de desaparición de su papá, cuando Samuel tenía 11 años”, cuenta Edith.

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