Revista dominical


Belky Arizala quiere ser la Oprah colombiana

EULALIA PINEDO FLOREZ

22 de febrero de 2015 12:01 AM

Belky Arizala es una mujer de decisiones radicales: se rapó el pelo luego de una broma pesada de sus compañeras de universidad. Un suceso que para muchos habría sido una experiencia dolorosa, lo convirtió en una ganancia pues su cabeza rapada empezó a ser un sello de identidad que la ha dado 20 años de carrera en las pasarelas y en la televisión y el reconocimiento del público.

En este 2015 tomó otra decisión importante: dejar la actuación, dedicarse a ella completamente y trabajar solo en lo que la hace feliz.

Pero eso no significa que va a dejar la televisión. Por el contrario, su sueño ahora, es tener su propio canal, una nueva opción para los colombianos, y ser la Oprah Winfrey colombiana, pues cree que está preparado para serlo.

¿Cómo así que no vas a actuar más?
-Llega un momento en la vida en que no hay ser tan psicorrigido, a no hacer tantos planes, este año decidí trabajar, pero disfrutar más del trabajo, de las cosas que se me presentan, de las bendiciones que uno,  nunca voy a estar desocupada porque soy una mujer que le gusta proponer, entonces lo que tengo claro es que de ahora y para siempre, voy a hacer cosas que me hagan feliz, no voy a hacer cosas para hacer feliz a otros, ya es suficiente, vine a este mundo a cumplir una misión y la cumplí, ahora en el 2015 quiero dedicarme a mi completamente.

¿Y qué es lo que te hace feliz?
-Ya con el simple hecho de respirar todos los días, estoy feliz, estoy siendo consciente de esa felicidad. Si tu no eres feliz con lo que tienes, no serás feliz con lo que te va a llegar, estoy entendiendo el concepto de la felicidad. Para ser feliz, no se necesita estar con alguien, no tienes que depender de nadie, solo de Dios, del universo, de esa luz que te permite estar acá. Cumplo 37  este año y ahora lo que quiero es escucharme, ver lo que el cuerpo está pidiendo, el cuerpo  habla, tu eres espíritu y cuerpo, entonces siento que ya probé varias facetas, ahora quiero hacer algo con lo que yo me complemente a la edad en que estoy ahora.  En este momento sueño con ser como otra Oprah, quiero ser la Oprah colombiana, y me estoy preparando para eso.

¿Por qué Oprah?
-La admiro por lo que ella representa. A las personas exitosas la vida no le ha sido fácil y admiro su paso por la vida. Dios me ha dado un don empírico que ahora quiero plasmarlo en un programa de televisión, en un canal de televisión que hace falta,  se que ahora hay tres canales, pero va a haber otro, el canal de Belky Arizala, donde hablemos de todo lo opuesto a lo que sale ahora en TV. La verdad que no voy a seguir quejándome más de la televisión que hay, que con todo el respeto, pues muchos amigos viven de eso, y yo he vivido de la televisión, he trabajado como actriz, pero la verdad es que nos faltan muchos valores para comunicarle a la gente.

¿Y como será ese canal?
- Va a hablar de la Colombia hermosa, de valores, de todo lo que no vemos realmente, porque en las novelas, en los reality, de verdad no se informa, se desinforma al televidente, no estoy de acuerdo con esa mala información que nos están dando y más a los niños, soy una ciudadana responsable y evito ese tipo de programas, por eso tomé la decisión real de no volver a actuar, es que ya no quiero hacer papeles de mujer sufrida, ni de nada que no tenga que ver con mis valores, o sea, por ahora si me vuelven a ofrecer actuar les voy a decir con todo el amor, que no me interesa, quiero enfocarme realmente en ser la Oprah de Colombia y lo voy a lograr.

La historia de la rapada

¿De que te sientes orgullosa?
-De mi Fundación que ha ayudado a cambiarle la vida a muchas personas. La creé hace 10 años. En el 2000 fui al Cancerológico de Bogotá, fui a ver a niños en etapa terminal de cáncer y fue una experiencia completamente fuerte para mi vida, eso me hizo entender que me quejaba por cosas innecesarias. Ese día una niña me preguntó que cuando cumplía años, le contesté que  el l8 de marzo y me dice: ‘bueno para esa fecha yo me habré muerto, pero igual que Dios te bendiga’. A los niños les enseñan a amar la muerte y nosotros le tenemos miedo, entonces yo salí devastada. Me fui a vivir a México y allí encontré que pasaban una novela que se llamaba “El alma no tiene color”, y decidí que así se iba a llamar mi fundación.

¿A qué se dedica la Fundación?
-Cuando llegué en 2004, me llamaban para una cantidad de eventos sociales porque era la top del momento, había hecho el calendario Latinas Illustrated, que ninguna colombiana lo ha hecho todavía, me invitaban a muchas cosas, entonces decidí que mi fundación era para ayudar a todo el mundo, sin pensar que problema tenían, sin fijarse en el color de piel, empezamos a trabajar así, y lo que hago es darle educación, becas de estudio a jóvenes, mujeres de escasos recursos ubicadas en sitios lejanos, desconocidos y olvidados, vulneradas, que si no se sacan de allá del campo van a ser las guerrilleras del futuro, entonces en eso trabaja la fundación. Ahora hay una cantidad de niñas triunfando que pasaron por mi empresa, las saqué de su barrio, de su pueblo, se vinieron en bus, les di hospedaje en mi casa, alimentación y hoy por hoy están muy bien, entonces ya hice lo que tenía que hacer.

¿Cómo decidiste raparte?
-La historia de cortarme el pelo fue porque estaba en un paseo con mis compañeras de la universidad y ellas  me dieron una bebida, me durmieron y me raparon una parte de mi pelo, yo tenía el pelo largo, alisado, como la mayoría de las niñas de esa época y me dejaron calva en un pedazo, una broma super pesada, cuando me despierto, y me veo así, empiezo a buscar la manera de disimular la cosa, en la Universidad Francisco de Paula Santander todavía es un misterio quien me lo cortó, pero eso terminó siendo una bendición porque llegué a Bogotá así, me sentía tan mal, que llegaba a las peluquerías y nadie me quería arreglar porque pensaban que tenía una enfermedad en el cuero cabelludo, entonces fui a la casa y decidí que le iba a quitar ese problema a la gente, que no les diera asco peinarme, y me pasé la máquina, y eso me ha dado 20 años de carrera, de vigencia, porque ¿quién se atreve a quitarse el pelo?, yo no sabía que tenía una cabeza hasta bonita y eso me ha dado criterio, identidad, y la gente me reconoce.

¿Has sido discriminada?
-Soy la única que se atreve en este país a denunciar ese tipo de cosas. En Cartagena, en un bar, en el 2002, no me dejaban entrar, supuestamente las niñas de piel oscura son prostitutas y si andan con extranjeros no las dejan entrar a un bar, entonces me cerraron las puertas y armé tremendo escándalo y El Universal de Cartagena me hizo una nota defendiéndome. Llego a Bogotá y me pasa lo mismo, lo que hice fue sentar un precedente, denunciar, a lo que tu resistes, persistes, no se debe hacer algo en contra de, sino una campaña a favor de la no discriminación, a favor de que el alma no tiene color, a favor de la paz, soy capaz de perdonar, entonces hago mis eventos nada más pensando en mandar a la gente un mensaje positivo.

Hablas mucho de Dios...
-A mí me cambió la vida una experiencia personal, una de las tantas, cuando me dio urticaria crónica en la piel tuve una experiencia maravillosa con Dios, oré mucho y me curé orando y eso me ha dado la oportunidad de estar acá.

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