Así lo soñó Víctor Nieto Núñez cuando vio primera vez una película en un estadio en el Festival de Punta del Este en 1959, y empezó a imaginarse la creación del Festival Internacional de Cine de Cartagena. La apertura de Cine en los barrios y Cine bajo las estrellas, es muy reciente en la concepción popular y democrática del festival cartagenero. Uno de los impulsadores de esa nueva visión fue el escritor Jorge García Usta, quien trazó el primer mapa de exhibiciones en la comunidad cartagenera. La pasión da sus frutos en el tiempo en nuevas manos y espíritus. Y ahora, en esta versión que acaba de culminar del Festival Internacional de Cine de Cartagena (FICCI), su directora Monika Wagenberg, en alianza con la Alcaldía de Cartagena, el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena y el Ministerio de Cultura, dio el giro potencial que enriquece la concepción inicial: Barrios al Cine, consistente en la movilización de la comunidad hacia el centro histórico a ver cine gratis en escenarios que antes eran prohibitivos para la inmensa mayoría de cartageneros. Las tres aperturas de 2011: Cine en los Barrios, Barrios al Cine y Cine bajo las Estrellas, es una formidable y singular apertura cultural que crea públicos y algo que se había desatendido: ciudadanía cultural. Es la primera vez que el festival crea la figura de un Curador de Cine para la agenda de los barrios. Esta vez le tocó esa responsabilidad al cineasta cartagenero John Narváez. Y la agenda de Cine en los Barrios, bajo la coordinación de Ángela Bueno. Además, es la primera vez que se resuelve el asunto del buen sonido en la comunidad. El festival creó desde este año la figura necesaria de un Director Técnico que tiene la responsabilidad de que no haya fallas en lo pertinente al sonido, porque una buena película que no se escuche bien atenta contra la calidad de la misma y con la obra misma de un director. Es un fracaso. Eso se resolvió en 2011. La apertura el Camellón de los Mártires definió dos universos simultáneos: la recordación y homenaje a nueve cartageneros fusilados el 24 de febrero de 1816 por los soldados de Pablo Morillo en la implacable y sanguinaria reconquista española que siguió al Acta de Independencia de 1811 y sumergió a la ciudad en un laberinto de destrucción que abarcó una década de resistencia tras la libertad. Pero esa apertura tuvo además un ingrediente cultural extraordinario: la exhibición del filme También la lluvia, de Icíar Bollaín, en el que se reviven momentos tormentosos de la historia americana entre conquistadores y nativos, una historia de intolerancias y pobrezas antiguas que aún no terminan por disiparse y resolverse. En ese camellón simbólico de la historia cartagenera todos parecíamos una sola familia. Un disfrute de un buen cine al aire libre. Un hecho cultural único e inolvidable. La agenda de Cine bajo las Estrellas, dirigido por Gerardo Nieto, ha impactado entre los cartageneros que tuvieron el privilegio de ver muestras de videos comunitarios, cortos y mediometrajes en la Plaza de la Aduana y Plaza de la Trinidad. Sería bueno que el Buzón del Cine en urnas previamente instauradas en la ciudad sirviera para medir o conocer la impresiones espontánea y natural de los asistentes. Se podrían crear estímulos al mejor comentario de una película en Cine en los Barrios y Cine bajo las Estrellas, escritas por niños, jóvenes y adultos. Son ideas para el futuro cercano. FICCI no puede perder esta oportunidad histórica de haber convocado a la ciudad y hacerla sentir protagonista de su festival. Pero hay detalles que aún pueden mejorarse y todo está dado en la comunicación. Recordar hasta el cansancio qué películas se exhibe, cuáles son gratuitas. Qué cambios se producen. Qué directores y actores o actrices estarán. El balance es positivo y alentador. Una verdadera lección para otros eventos de gran magnitud en la que el mundo pasa por Cartagena y la ciudad no siempre parece enterarse ni ser convocada. Cartagena pasó por el mundo esta vez y atrajo a grandes directores de América Latina y Europa. Los jóvenes de esas comunidades de Cartagena que empiezan a ser cine deben tener la oportunidad de mostrar trabajos en construcción o culminados dentro del festival de cine. A veces, mientras ellos filman ocurren absurdos como el que vivió el joven realizador Jorge Benítez que filmaba una película sobre pandilleros y la policía los persiguió creyendo que eran de verdad en un punto estigmatizado como zona de pandilleros. Hay que ser precavido y evitar que la ficción nos agreda hasta el punto que los actores naturales sean señalados y confundidos, pero para ello, se requiere algo sencillo: comunicación anticipada para rodar la imaginación sin amenazas. La experiencia de ver cine al aire libre nos reconcilia con una experiencia primigenia de los comienzos del cine: cuando en nuestras aldeas alguien templaba un lienzo blanco almidonado para ver una película. En el lienzo salpicaba a veces el temblor de las estrellas.
Al final de la película
1. Es cierto que este Festival de Cine de Cartagena 2011 eleva al festival como el mejor de Colombia y empieza a competir con los festivales del mundo. La selección de este año fue fenomenal: la presencia de directores consagrados y reconocidos como el francés Olivier Assayas, el mexicano Guillermo Arriaga, el director español Fernando Trueba, los dos nuevos maestros mexicanos Carlos Reygadas y Nicolás Pereda.
2. Colombia demostró en este festival su fortaleza en la manera de tratar y narrar la realidad convulsionada del país. Los filmes de Carlos César Arbeláez, “Los colores de la montaña”, “Todos tus muertos”, de Carlos Moreno, “Pequeñas voces”, de Jairo Carrillo y Óscar Andrade. Esa fortaleza está en el lenguaje visual, en el guión, en la estructura de las historias, en el manejo del humor y del absurdo, en la valentía de atreverse a competir con lo mejor del mundo.
3. No se puede desconocer el trabajo de 48 años del fundador y creador del Festival Internacional de Cine de Cartagena, Víctor Nieto Núñez. Es apresurado e irresponsable que algunas publicaciones nacionales digan ahora que empieza ahora un nuevo festival de cine de verdad, sin valorar que los peldaños que construyó Nieto Núñez permitieron la sostenibilidad de algo que parecía una quijotada o una quimera. Hay que subrayar que la nueva directora Monika Wagenberg está allí por sus altos méritos, su gran capacidad de trabajo, gestión, pasión y conocimiento del cine y de los festivales en el mundo. Cartagena ha replanteado los regionalismos y reconoce que lo esencial es que a Monika le caben la ciudad, el país y el mundo, para disfrute de lo mejor del cine en Cartagena.
4. Muchos cineastas aún se preguntan por qué Cartagena que tiene un festival con medio siglo no tiene una Cinemateca Distrital. La organización de FICCI no lo puede resolver todo. Desde este viernes el festival empieza a trabajar en el festival de 2012. Uno de los invitados será el director español Pedro Almodóvar. Cartagena tiene que gestionar dos realidades soslayadas: la Cinemateca Distrital y la posibilidad de crear más adelante con apoyo empresarial mixto su Escuela de Cine de Cartagena, para los que quieren continuar estudios de cine, hacer películas y producir cine. El Festival de Cine de Cartagena puede ser cómplice de esta iniciativa. Entre menos se trabaje con vocación individualista y privada, y se proyecten las ideas para beneficio público, todos saldremos ganando.
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