El médico argentino, René G. Favaloro, de la "Cleveland Clinic", en el mes de mayo de 1967 intervino a una paciente de 51 años debido a que la arteria coronaria derecha de su corazón estaba obstruida, le implantó un segmento de la vena safena de la pierna, así creó un puente sobre la zona afectada de la arteria. Con esa intervención Favaloro, la primera hecha en el mundo, revolucionó el tratamiento de la cardiopatía coronaria.
Posteriormente en otras intervenciones usó también la arteria mamaria interna. Favaloro fue el pionero de la revascularización del corazón como se conoce la intervención.(1) Años más tarde regreso a la Argentina y creó la Fundación Favaloro, centro cardiológico de alta cirugía cardiaca que alcanzó la fama mundial. La Fundación marchaba bien hasta cuando el Neoliberalismo incursionó en Latinoamérica convirtiendo a la profesión médica en un objeto de mercado. De esa manera se vulneró el sentido humano de la profesión medica.
La prevalencia del comercio llevo a la crisis la obra de Favaloro en razón a que su director no se sometía a las imposiciones mercantilistas de quienes comenzaron a lucrase de los médicos y de la medicina, se ocasionó así el detrimento de la profesión. A tal grado llegó la situación que el eminente medico se quito la vida con un disparo de revólver, en agosto del año 2000.Ese mismo panorama de la comercialización de la medicina se extendió por todos los países. Colombia no ha sido la excepción, los médicos en su inmensa mayoría pasaron a ser una especie de obreros de los intermediario creados por la Ley 100.
René G Favaloro dejó una carta cuyo doloroso contenido se dio a conocer recientemente. Extractaremos algunos párrafos que narran la tragedia que la comercialización de la medicina llevo al suicidio a este extraordinario médico.
"Si se lee mi carta de renuncia a la Cleveland Clinic, está claro que mi regreso a la Argentina se debió a mi eterno compromiso con mi patria. Nunca perdí mis raíces. Volví para trabajar en docencia, investigación y asistencia médica En lo asistencial exigimos de entrada un número de camas para los indigentes. Así, cientos de pacientes fueron operados. La mayoría de nuestros pacientes provenían de las obras sociales. El sanatorio tenía contrato con las más importantes de aquel entonces. Los honorarios, provinieran de donde provinieran, eran de nosotros; la hospitalización, del sanatorio. Nunca permití que se tocara un solo peso de los que no nos correspondía. A pesar de que los directores aseguraban que no había retornos, yo conocía que sí los había. Cuando entró en funciones, la Fundación redacté los 10 mandamientos basados en el lineamiento ético que siempre me ha acompañado. La calidad de nuestro trabajo, la tecnología incorporada más la tarea de los profesionales seleccionados hizo que no nos faltara trabajo, pero debimos luchar continuamente contra la corrupción imperante en la medicina(parte de la tremenda corrupción que ha contaminado a nuestro país en todos los niveles sin límites de ninguna naturaleza). Nos hemos negado sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos, como consecuencia, jamás dimos un solo peso de retorno. Los médicos de Argentina para sobrevivir deben aceptar participar del sistema implementado a lo largo y ancho de todo el país. Si hubiéramos aceptado las condiciones imperantes por la corrupción del sistema... "No daríamos abasto para atender toda la demanda. El que quiera negar que todo esto es cierto que acepte que rija en la Argentina, el principio fundamental de la libre elección del médico, que terminaría con los acomodados de turno. Lo mismo ocurre con los pacientes privados el médico que envía a estos pacientes, sabe y espera, recibir una jugosa participación del cirujano. Hace muchísimos años debo escuchar aquello de que Favaloro no opera más ¿De dónde proviene este infundio?. Muy simple: el paciente es estudiado. Conclusión, su cardiólogo le dice que debe ser operado. El paciente acepta y expresa sus deseos de que yo lo opere. ¿Pero cómo, usted no sabe que Favaloro no opera hace tiempo?'. "Yo le voy a recomendar un cirujano de real valor, no se preocupe". El cirujano "de real valor" además de su capacidad profesional retornará al cardiólogo remitente un 50 por ciento de los honorarios. Varios de esos pacientes han venido a mi consulta no obstante las "indicaciones" de su cardiólogo .¿Doctor, usted sigue operando?' y una vez más debo explicar que sí, que lo sigo haciendo con el mismo entusiasmo y responsabilidad de siempre. Muchos de estos cardiólogos, son de prestigio nacional e internacional. Concurren a los Congresos del American College o de la American Heart y entonces sí, allí me brindan toda clase de felicitaciones y abrazos cada vez que debo exponer alguna "lecture" de significación. Así ocurrió cuando la de Paul D. White lecture en Dallas, decenas de cardiólogos argentinos me abrazaron, algunos con lágrimas en los ojos. Pero aquí, vuelven a insertarse en el "sistema" y el dinero es lo que más les interesa. La corrupción ha alcanzado niveles que nunca pensé presenciar. Instituciones de prestigio como el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires, con excelentes profesionales médicos, envían empleados bien entrenados que visitan a los médicos cardiólogos en sus consultorios. Allí les explican en detalles los mecanismos del retorno y los porcentajes que recibirán no solamente por la cirugía si no por los métodos de diagnóstico no invasivo. No es la única institución. Médicos de la Fundación me han mostrado las hojas que les dejan con todo muy bien explicado. Llegado el caso, una vez el paciente operado, el mismo personal entrenado, visitará nuevamente al cardiólogo, explicará en detalle "la operación económica y entregará el sobre correspondiente".
La situación actual de la Fundación es desesperante, millones de pesos a cobrar de tarea realizada, incluyendo pacientes de alto riesgo que no podemos rechazar. Es fácil decir no hay camas disponibles. Nuestro juramento médico lo impide. Todos nuestros proyectos tambalean y cada vez más todo se complica.
¿Cómo se mide el valor social de nuestra tarea docente? Es indudable que ser honesto, en esta sociedad corrupta tiene su precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar. La mayoría del tiempo me siento solo. En aquella carta de renuncia a la Cleveland Clinic , le decía al Dr. Effen que sabía de antemano que iba a tener que luchar y le recordaba que Don Quijote era español! Sin duda la lucha ha sido muy desigual. El proyecto de la Fundación empieza a resquebrajarse. Hemos tenido varias reuniones, mis colaboradores me aconsejan que para salvar a la Fundación debemos incorporarnos al "sistema". Sí al retorno. Pondremos gente a organizar todo. Hay "especialistas" que saben cómo hacerlo. "Debes dar un paso al costado". Aclararemos que vos no sabes nada, que no estás enterado. "Debes comprenderlo si queréis salvar a la Fundación"
¿Quién va a creer que yo no estoy enterado? En este momento y a esta edad terminar con los principios éticos que recibí de mis padres, mis maestros y profesores me resulta extremadamente difícil. No puedo cambiar, prefiero desaparecer. A mí me ha derrotado esta sociedad corrupta que todo lo controla. Hace pocos días fui incluido en el grupo selecto de las leyendas del milenio en cirugía cardiovascular. El año pasado debí participar en varios países desde Suecia a la India escuchando siempre lo mismo. ¡La leyenda, la leyenda! Quizá el pecado capital que he cometido, aquí en mi país, fue expresar siempre en voz alta mis sentimientos, mis críticas, insisto, en esta sociedad del privilegio, donde unos pocos gozan hasta el hartazgo, mientras la mayoría vive en la miseria y la desesperación. Todo esto no se perdona, por el contrario se castiga. me consuela el haber atendido a mis pacientes sin distinción de ninguna naturaleza. Mis colaboradores saben de mi inclinación por los pobres, que viene de mis lejanos años en Jacinto Arauz. Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento. No puedo cambiar. No ha sido una decisión fácil pero sí meditada. No se hable de debilidad o valentía. El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me voy de la mano. Sólo espero no se haga de este acto una comedia. Al periodismo le pido que tenga un poco de piedad. Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto académico en USA se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo, es cierto. Espero que me recuerden así. En la Fundación ha comenzado a actuar un comité de crisis. Ayer empezaron a producirse las primeras cesantías. El lunes no podría dar la cara. A mi familia, en particular a mis queridos sobrinos, a mis colaboradores, a mis amigos, recuerden que llegué a los 77 años. No aflojen, tienen la obligación de seguir luchando por lo menos hasta alcanzar la misma edad. Una vez más reitero la obligación de cremarme inmediatamente sin perder tiempo y arrojar mis cenizas en los montes cercanos a Jacinto Arauz, allá en La Pampa. Queda terminantemente prohibido realizar ceremonias religiosas o civiles. Un abrazo a todos. RENE G FAVALORO.
COLETILLA. Por su trayectoria vital, por sus logros científicos, por su sentido humano de la medicina y la profesión, le rendimos este homenaje póstumo al médico René G. Favaloro.
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(1)Favaloro R.G. Saphenous vein autograft replacement of severe segmental coronary artery occlusion. Ann Thorac Surg 1968;5:334-9.
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