“Déjenme presentarme, soy Rogelio Pataquiva, reciclador profesional bilingüe”, empieza. Esa indiosincracia colombiana le brota por los poros. Rogelio es un ‘ñero’ sofisticado con un inglés muy colombiano.
Cuarenta minutos antes de presentar su ‘chow’, What Ever Father en el Centro de Convenciones Cartagena de Indias, las puertas del salón Getsemaní se abrieron y el recinto se llenó de fanáticos emocionados.
No habían pasado dos minutos de su puesta en escena cuando las risas estallaron. En su monólogo no caben chistes “reencauchados” y eso es justamente lo que lo diferencia de los demás. En las sillas de atrás se oía decir “ese man sale con unas vainas” y los espectadores se agarraban la barriga en un intento por “digerir” lo que escuchaban.
Hasta su nombre resulta divertido. Se llama Gerly Hassam Gómez (le echa la culpa de su nombre a su mamá que escuchaba las radionovelas de Kalimán). Este artista, quien desde hace más de 10 años está en las pantallas de la televisión nacional, encontró a tropezones su oportunidad de oro en Sábados Felices, pero afirma que su momento es “ahora”.
Puertas abiertas
Empezó a concursar en Sábados Felices en 2003. “Hasta el 2005 quedé campeón de cuenta chistes pero no llegué a ningún lado. En el 2007 regresé al programa y empecé a romper récords. En 2008 gané once programas consecutivos hasta que en 2009 hice parte del elenco y en estos últimos años es que he logrado las cosas más grandes, gracias a que cada ocho días estoy proponiendo las estructuras que ven”, explica. Viste una camisilla, bermuda y unos enormes zapatos deportivos. Sin el vestuario y el maquillaje que utiliza para representar a Rogelio queda un hombre de rostro duro y sonrisa a flor de piel.
Es licenciado en Inglés y fue profesor de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas en Bogotá. Está casado y tiene dos pequeñas, que son su adoración: Mariana y Juanita, de 11 y 4 años, respectivamente. Entre las clases alternas que escogía mientras estudió su carrera profesional siempre estaba la de Artes Escénicas y ahí empezó todo.
“Me regí por la comedia que me parece el arte más elevado, pero sabes que yo no sé si sea tan difícil hacer comedia en Colombia porque es un país que está predispuesto a reír. Somos alegres por naturaleza”.
Nació en el barrio 20 de Julio en Bogotá y por eso resultó ser “ñero, pero ñero”. Trabajó por el sueño de divertir a miles y siempre supo lo que quería. “No sabía si iba a llegar pero decía ‘no fue hoy pero lo será mañana’”.
Más allá de su stand up comedy, hay todo un proceso con sentido pedagógico y social. En el impacto social al hacer humor, no hay solo entretenimiento y afirma que el público no está preparado para eso así que hay que darlo por poquitos.
En su show habla de lo sesgada que se vuelve la comunicación y de lo que le toca “tragarse” al público. Su manera de explicarlo es cómica y aunque parezca increíble, no pierde el rumbo. “What Ever Father es una conferencia … es la descripción de un colombiano promedio. Acá nos descrestamos con lo de afuera, por ejemplo. Colombia tiene una actitud muy sumisa ante todo y eso es algo histórico. Es una crítica social respecto a eso”.
Si antes le importaba que la gente se riera, ahora piensa que hay miles mucho más graciosos que él. Lo que realmente vale para el artista es sentirse satisfecho con lo que hace y ha logrado tener un estilo propio que hace que los aplausos lleguen con una naturalidad impresionante.
No al regionalismo
“Ese problema que con el rolo, que con el paisa, El humor rompe con el regionalismo, es un lenguaje universal”.
Hassam es “99 por ciento bogotano y 1 por ciento costeño” afirma. Tiene sangre llanera y boyacense y entendió desde muy niño a aceptar la diferencia de culturas del país.
“Hacer que la gente costeña se ría y se identifique con lo que le pase al personaje para mí es un logro grande, porque hay cosas que nos separan, pero a la hora de hacer reír eso lo olvidamos. Me encanta divertir a la gente que no tiene ni idea de lo que estoy diciendo, pero que con un gesto se ríe... eso para mí es un gol”.
Hassam ha hecho “trabajos” para la cultura costeña porque le parece algo así como un universo “diferente”. Es así como tiene un diccionario con expresiones que van desde el “ajá” hasta el “bollo”.
Ya basta de realitys
Hassam tiene un serio problema con la competitividad. “Hay gente que no tiene espíritu de competencia, paran y dejan de contar... no se mueven. Yo no puedo con eso”, enfatiza.
Durante su participación en el Desafío India, y luego de haber estado en otra edición de ese programa, se destacó justamente por no quedarse quieto. Fue polémico y casi nunca se quedaba callado. “Es más teso de lo que se ve porque la competencia puede durar dos o tres horas y al aire el público la ve 15 minutos”.
En India la temperatura bajo el sol superaba los 45 grados centígrados, sin embargo, Hassam la califica como una experiencia grandiosa. “Pero ya el cuerpo no me daba pa´ tanto entonces ya mejor no más realitys”.
Imaginar a Hassam es ver a Rogelio Pataquiva con una gorra a cuadros de color rojo, una sonrisa desdentada y un discurso que combina el profesionalismo con unas embarradas bien “corronchas”. También es codearse con la “riqueza” del gran Próculo Rico y divertirse con un intelectual Güevardo. Este bogotano tiene el humor dentro y más allá de cualquiera de sus personajes, lo que más divierte es su forma de hacer reír: sin presiones.
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