El mar es también la atmósfera del infinito. Estas pinturas del italiano Michelangelo Prisco Cupisti (Viareggio, 1934), se exhiben en el Museo Histórico de Cartagena, en el Palacio de la Inquisición. Colores azules que se entrelazan con los grises, los rojos inesperados y prodigiosos y los leves amarillos, para acercarse al esplendor de los ocasos y crepúsculos frente al mar italiano.
Curioso que el artista y sus espectadores, encuentren semejanzas con el mar del Caribe en esta estación atípica, lluviosa, de brumas y soles que reaparecen intempestivamente. Estos contrastes fascinan al artista, quien en sus 46 obras nos ofrece un retrato de los atardeceres marinos de Toscana.
Hay sorpresas en este trabajo: el lienzo de las tres niñas negras frente al mar, logra el equilibrio y la sensación de quietud de las niñas ante el movimiento de las olas. El azul del horizonte se sumerge en un amatista apenas sugerido, pero el elemento que contrasta en luz y color, es el rojo que matiza la piel de las niñas y el bolso rojo que han llevado las niñas a la playa. A veces un solo elemento de color puede marcar la diferencia en una obra de arte. Sin esos dos elementos, la pintura estaría despojada de un matiz intenso, de una belleza dramática y contrastada y tendría unas tonalidades frías.
En otro lienzo, la obra está resuelta en azules intensos para revelarnos una ciudad silueteada en el horizonte marino y apenas un aleteo sugerido en el cielo. Los elementos en su obra cobran una dimensión de equilibrio, contraste y cohesión visual.
Michelangelo Prisco Cupisti, celebró sus primeras exposiciones en una serie de pueblos y ciudades de toda Italia y Europa a una edad muy temprana (San Remo, Viareggio, Milán, Bolonia, Génova, Marsella, Frankfurt y Ginebra).
Ha expuesto en la Galería de Arte Contemporáneo de Bogotá y en el interior del claustro de la Academia de Bellas Cartagena Artes (Columbia), en Fortaleza (Brasil) y Cuernavaca (México), y algunas de sus pinturas están en colecciones privadas en todo los EE.UU. (Nueva York y Boston), a través de Australia (Melbourne y Sydney) y en América del Sur (Colombia, México y Brasil).
En los últimos años, su obra ha sido expuesta en varias exposiciones en la Galería Florencia Burgassi (que ahora es parte de la colección permanente de la galería), en la Galería La Navicella, en La Zattera, así como en el Gran Caffè Margherita. Cupisti también ha celebrado una exposición individual en la Galería del Ayuntamiento de Imola (Bolonia).
Una serie de exposiciones individuales otras se llevaron a cabo en Roma a saber, en la Academia de San Agustín, en Via del Corso, en la Galería il Confalone en Via Giulia, en Le Bateleur en via dei Coronari, en la Galería Lombardi en via Urbana, en la Galería La vetrata en Via Gesù e Maria y en la Galleria della Tartaruga. Más recientemente, en 2005, expuso sus pinturas en el Palazzo bruscoli en las cercanías de Tarquinia. A lo largo de su carrera, ha sido galardonado con varios premios incluyendo el premio de 5 Bettole di Bordighera en 1960, el Premio Viareggio en 1961 y nuevamente en 1965, el Premio San Remo en 1961 y la de Massa-Carrara Miguel d'Premio Oro en 1975. También ganó en 1996 Aulla Premio y el Premio 1997 de Massa-Carrara. En las palabras de Tomás Paloscia, esta larga lista de exposiciones en todo el mundo y los premios son una prueba de su maestría y valor artístico como un “pintor franco, sensible”.
El artista tiene un amplio recorrido en Europa y su presencia en Cartagena, busca propiciar alianzas y enlaces culturales entre Italia y Cartagena.
La exposición es organizada por el Museo Histórico de Cartagena y la Fundación Casa de Poesía Luis Carlos López.
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