Esto sí es lo que faltaba en Cartagena

Uno puede pensar que lo que faltaba en Cartagena era una administración honesta, y comprometida con sus ciudadanos; que lo que faltaba era gente más activa con la realidad y el futuro de la ciudad, y atreverse a lanzar la idea de un urgente Occupy Cartagena, como gesto desesperado de acción civil que haga despertar a los adormecidos de La Heroica; uno puede pensar que lo que hace falta en Cartagena es un nuevo campeón mundial de boxeo, como Antonio Cervantes “Kid Pambelé”, que nos devuelva esa esperanza que nuestros “dirigentes” han destrozado.
Pero no, nada de eso hace falta en Cartagena: “Lo único que le faltaba a Cartagena” es la Primera Bienal Internacional de Arte, eso dijo Nohra Haime presidente de este evento, durante una singular rueda de prensa realizada ayer (11 de enero) en el Claustro de la Merced. Digo singular, porque los organizadores estuvieron muy receptivos, atentos, generosos a todas las propuestas realizadas por el público, y donde la prensa local se perdió de esta chiva…; seguro se las arreglarán con el escueto boletín oficial.
Allí, dos señoronas cartageneras nos representaron de manera digna en defensa de los intereses de la ciudad. Primero, doña Yolanda Pupo de Mogollón, sentada en la mesa principal, quien al momento de tomar el micrófono se le ocurrió decir que ella no tenía nada que ofrecer, que ella recibía todo aquello que le quisieran dar, que tenía solo su entusiasmo y ganas. Es preciso advertir que doña Yolanda llegó al Claustro de la Merced a escuchar de qué se trataba el asunto, y terminó como representante de la casa. Cálida y oportuna invitación de los organizadores. Su propuesta: genial. Se da uno cuenta como los miembros de nuestra comunidad saltan de público a protagonistas, solo con una sonrisa y sin tener qué ofrecer.
La segunda, doña Luchi del Portillo, dama insigne de cocteles, cenas, baby showers, desayunos y almuerzos de prensa de la ciudad, quien se levantó en medio del público y, con elegantes ademanes, se ofreció a colaborar en la sala de prensa del festival. Así asegurarnos la mejor información sobre la Bienal, mientras expande su red de cenas y fiestas sociales.
Uno puede pensar al instante que gente así es lo único que le hace falta a Cartagena, gente que tenga buenas ideas y que ayude a meter a la comunidad en estos eventos maravillosos. El calendario cultural de 2014, arrancaría en enero con el Festival Internacional de Música, de inmediato, el Hay Festival, y en febrero, el Festival de Cine de Cartagena, y para cerrar, entre febrero y marzo, la primera Bienal Internacional de Arte de Cartagena de Indias, que se anunció como un puente entre las bienales de arte de Miami y Sao Paulo.
Lo que pasa en Cartagena es sin duda mágico, decían los organizadores. Claro que sí. Los eventos aparecen como conejo blanco salido del sombrero de un mago, sin que los gobernantes descubran el truco, y sin pensar en la construcción de políticas públicas que soporten el desarrollo local, de la mano de la cultura, que llegue a todos sus ciudadanos.
La visión de Jaime Abello al referirse a estos eventos es certera: “Se trata de una gran oportunidad de desarrollo cultural, que será mejor aprovechada en la medida en que el gobierno de la ciudad apoye una estrategia que articule la hospitalidad y los escenarios dedicados a los eventos culturales y artísticos de alta calidad, con la participación del sistema educativo local y la activación de nuevos públicos” (Programa VII Festival Internacional de Música 2013, p.27).
De hecho, las acciones de nuestros gobernantes no pueden ser pasearse por algún concierto, en busca de algún generoso aporte, como ocurrió recientemente con el T-sunami Vallenato, o con peticiones por debajo de la mesa, a cambio de permisos que se solicitan ante la llegada de un nuevo festival, como por ejemplo, el de cine, que ya se avecina.
La magia, repetían los miembros de la mesa principal, es indudable, y lo creo, porque así como crecen estos eventos culturales, crece también la pobreza, la delincuencia, las pandillas, el turismo policial y la corrupción gubernamental. Diga usted, magia pura. Quisiera pensar que el truco que hizo aparecer la Primera Bienal Internacional de Arte Cartagena de Indias hará reaccionar a los ciudadanos comprometidos, a las organizaciones de la sociedad civil, y a la ausente administración distrital, antes de que la magia se acabe y la varita mágica pierda su encanto.