Revista dominical


Francisco Pinaud: “Escribir es un buen vicio”

GLENDA VERGARA ESTARITA

15 de abril de 2012 12:01 AM

La conversación se convierte en arte cuando la establecemos con quien nos aporta conocimiento, ingenio, buen humor y deleite. Eso es ante todo lo que sabe hacer con destreza Francisco (Sícalo) Pinaud: ofrecerse como espontáneo  contertulio que no monologa con inmodestia sino que se comunica generosamente, entendiéndose por comunicación el difícil y muy poco practicado acto de ser receptivo con el otro. Así es que he redescubierto al hombre al que le perdí el rastro cuando apenas yo era una adolescente sorprendida con la vida y él un casi  treintañero obsesionado con los asuntos de la cultura. Eran los tiempos de La Caterva, una revista que a mi Centro Literario del ya lejano quinto de bachillerato le llegó como le llega el estado de gracia a los místicos. Hoy, “Plátano en tentación”, libro de relatos de su autoría, publicado recientemente gracias  la gestión editorial de la Fundación Tecnológica Antonio de Arévalo (TECNAR), es la excusa para que volvamos a conversar, esta vez aspirando a que sus palabras trasciendan el límite de la mesa que compartimos en un café. A Francisco (Sícalo) Pinaud, Cartagena, su amada ciudad destinataria de su genio creativo debe conocerlo mejor, y El Universal, comprometido con los valores autóctonos y la exaltación de lo Caribe y  de lo nuestro, nunca ha sido ajeno a la divulgación de ese tipo de propósitos.

    Tu papá, aparte de la imprenta, tenía una librería-papelería en la esquina de las calles Soledad y Estanco del Tabaco, según te oído contar varias veces…;.
    —Así es, y allí vi por primera vez los libros, entre esos, los de Clásicos Porrúa, entre los cuales recuerdo Las aventuras de Tom Sawyer y Crimen y Castigo. Obviamente ver el oficio de editor de mi papá también nos marcó a mis hermanos  y a mí en el gusto y la curiosidad por la literatura.
Y así también imagino que nació tu inclinación por la escritura. ¿Recuerdas lo primero que escribiste?
   —Fue poesía, en 1969, y la publicaba en el Suplemento Literario que dirigía el profesor Santiago Colorado en El Universal.

    Y llegamos inevitablemente a La Caterva. Para mi generación este grupo y revista significó como una posibilidad  frustrada de repetir en Cartagena la experiencia del legendario grupo de Barranquilla. Fuiste una pieza esencial de esa publicación…;.
—La Caterva fue una revista y un movimiento de propuestas culturales que hicimos entre varios amigos hacia 1976-78. Casi todos regresábamos de estudiar fuera de Cartagena y reconocimos un vacío y un estancamiento en la cultura de la ciudad por ese entonces. Nos propusimos  agitar con propuestas nuevas ese panorama. Coincidió con la conmemoración del 25 aniversario de la muerte de Luis C. López, y bajo el influjo y rescate de su obra, que se estaba dando por ese entonces, nació la revista.

Y se alcanzaron objetivos significativos con La Caterva…;?
—El mejor logro de La Caterva ha sido el hecho de que todos los que hicimos parte de ella hemos hecho nuestro modesto aporte a la cultura de la ciudad. Escritores como Erick Bozzi, Mario Mendoza Orozco, Javier  Hernández. Investigadores como Rafael Martínez; académicos y profesores como Eduardo Camacho Piñeres, Maria Sixta Bustamante; arquitectos, restauradores y directivos docentes como Francisco Angulo, Germán Bustamante, son, entre otros, una muestra de que ese fermento juvenil de los 70s. no cayó en terreno árido. La Caterva como revista y  como grupo impulsó la creación posterior de dos iniciativas que también hicieron su aporte a la cultura cartagenera: La Fundación Cultura de Cartagena y el Instituto de Investigaciones del Caribe, (no confundir con el Centro de Estudios Internacionales del Caribe, de la U. de Cartagena).
    La Fundación organizó conciertos, recitales de música clásica, exposiciones, conferencias, etc., entre los años 1978 y 1982. El Instituto,  por  su parte, liderado por Rafael Martínez Fernández y Antonio Sanfeliú, centró sus actividades en la re-valoración de todo el  entorno autóctono de la ciudad y en el estudio crítico de su historia. Entre sus logros se destacan, las conferencias y exposiciones previas a la conmemoración del 450 aniversario de la fundación de Cartagena. Viajes de estudio y registro audio-visual a la población de Palenque, en compañía de la antropóloga Nina S. de Friedeman.

    Y en el campo de las tradiciones y su rescate también  se creó el Festival del Frito Cartagenero y el Festival del Pastel Navideño, eventos arraigados a una comunidad que desconoce su procedencia y a los autores de la iniciativa…;

—Sí, claro, esas fueron también un par de iniciativas nuestras…;


“Plátano en tentación” es uno de los cuentos que da origen al  título del libro de los diecisiete textos no del todo inéditos, pues tengo entendido que algunos fueron publicados por separado con anterioridad…;

—La gran mayoría fue publicada por Jorge García Usta en el suplemento Solar de El Periódico de Cartagena. Gracias a Jorge, cuya ausencia siempre lamentaremos, fue que los pude apreciar en todo su conjunto y pensar en una posterior publicación como libro.

¿Cómo definirías a “Plátano en tentación”?

Es un libro de  relatos "perpléjicos",  sobre realidades comunes y corrientes que nos pasan a todos.

    Citas con frecuencia a Henry James por lo que es fácil presumir que es tu autor favorito…;..

—Los autores preferidos, a veces cambian con el tiempo, como cambian los amores.
Hay unos obvios, que no mencionaré y hay otros como Henry James, Conan Doyle, Borges y Saramago, que nunca salen de la lista.

     El significado de escribir para ti…;

—Es un "buen" vicio, algo intermitente. No tiene, desafortunadamente, la constancia que creo tienen los malos vicios.


vergaraglenda@hotmail.com

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