Las paradojas persiguen a Alain Monne. Ha filmado un retrato bello y desgarrado de la ciudad. En tres semanas de filmación y cerca de quince años de trabajo silencioso, este director francés anduvo tras la aventura de filmar su película: “Cartagena”, película con el que se inauguró el Festival Internacional de Cine de Cartagena en su medio siglo de historia. Todo empezó a gestarse al arribar a la ciudad en 1995 y se cohesionó interiormente cuado leyó la novela de Eric Holder “El hombre de Chevet”. Una paradoja poética: una parapléjica bajo el cuidado de un antiguo boxeador: La lucidez en un cuerpo inmóvil condenado a una cama, y el vacío de un alma en un cuerpo sano, los dos en el flujo vital, humano, de una ciudad que parece dormida pero no duerme. En ese cruce humano se tejió una singular historia de amor. “Lo primero que se me ocurrió fue trabajar una película en la que Cartagena fuera el personaje”, dice. “En el libro de Holder, la ciudad, el sur de Francia, llega a ser un personaje. Lo leí dos y tres veces y me dije: Eso es lo que quiero hacer en cine. Una ciudad que fuera protagonista de una historia. Fui al sur de Francia y al sur de España, pero nada me sedujo tanto como Cartagena. Quise hacer una historia en la que estuviera la ciudad viva en su ebullición humana, con sus contrastes de miseria y riqueza. Así que el ritmo de la película es de alguna manera, el ritmo de Cartagena con sus espacios abiertos, en contrapunto con el ritmo de una cuadrapléjica que está en un espacio cerrado, en una alcoba de una vieja casona cartagenera. Por un lado, la mujer postrada en su lecho y por otro, el drama de la mujer prostituida y el hombre que intenta enseñarle a boxear como una manera de redimirse”, dice Monne, quien asumió la realización de su Ópera Prima con una dimensión intimista y poética. El filme se hizo luego de que Monne ganara en 2007, el premio a Mejor Guionista por la adaptación del guión que hizo de la novela de Eric Holder. “Muchas escenas de la película las viví en muchos instantes en Cartagena. La escena del hombre que sale bajo la basura, la presencié en la placita de los estudiantes, frente a la Universidad de Cartagena. Pasaba cerca de una basura acumulada y de pronto vi un par de ojos escondidos dentro de la basura. Quise rescatar esa imagen, el cruce de la mirada del que descubre la otra mirada en la basura, como si fuera una alucinación pero es de alguna manera su propio reflejo. La basura es él mismo”. Me cuenta que vio una noche desde el balcón sonero de Quiebracanto a unos bailarines solitarios que danzaban bajo las sombras de la noche. Pero más allá de escenas cotidianas, el ánima y el espíritu de la ciudad viviente. “Me hubiera gustado conocer el viejo mercado que existía donde hoy está el Centro de Convenciones. Y filmar escenas en el Muelle de los Pegasos. Alcancé a ver los barcos que salían desde ese muelle y a beber los jugos de frutas que se vendían, pero al regresar ya no había nada de eso. La escena de la trifulca quise filmarla allí, pero tuve que irme a Bocagrande. En aquella ocasión, conocí el Parque Salamanca y me rompió el corazón ver la imagen terrible de los árboles muriéndose. Muchas personas que conocí y deseaba que participaran en la película, gente del mercado y de los barrios de Cartagena, sufrieron cambios en este tiempo y fueron integrados otros personajes que de alguna manera los evocaba y homenajeaba. Creo que esta primera película, me dio la fuerza para pensar en una segunda película sobre Cartagena”. Tiene la convicción de que le hizo falta una semana más para incluirle otros detalles reveladores de la ciudad. La honestidad de Monne llega a ser perfeccionista. La muerte inesperada de su madre en plena filmación, lo afectó muchísimo. Pero hay allí un homenaje a la ciudad que empezó a llevar consigo mismo desde que se alojó por primera vez en el apartamento de Ana María Morales, en El Arsenal y conocer tantos personajes entrañables como el boxeador Rocky Valdés, descubrir la pintura de Darío Morales, la música de Joe Arroyo, entre otros. Su filme cuenta con la actuación magistral de Christopher Lambert, Sophia Marceau, Lina Hernández, la presencia colombiana es presidida por Margarita Rosa de Francisco, Salvo Basile, la breve y significativa actuación del teatrero Eparkio Vega y la música vibrante e inolvidable de Joe y Totó la Momposina. SEÑALES El director Alain Monne ha trabajado como director de producción en películas como: Eden Log 2007 del director Franck Vestiel; Ze film 2005 de Guy Jacques; Scorpion 2005 dirigida Julien Séri; Les mains vides 2003 de Marc Récha; Fureur del director Karim Dridi, Oui, mais…; 2001 de Yves Lavandier; La Squale 2000 de Fabrice Genestal. Es admirador de Fellini, Almodóvar, Resnais, Scorcese, Kubrick, entre otros.
Revista dominical
La aventura de filmar a Cartagena
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