Revista dominical


La libertad de los escritores

GUSTAVO TATIS GUERRA

03 de febrero de 2013 12:01 AM

John Ralston Saul (0tawa, 1947) tiene un privilegio abrumador:  ser un guardián público de la libertad de expresión y la defensa de los derechos humanos  y velar por la suerte de 850 escritores del mundo que están encarcelados.
Pero no solo por los escritores privados de la libertad, sino por todos los escritores en general, desde un Premio Nobel de Literatura hasta el más secreto y aparentemente invisible cronista y reportero de un periódico de una provincia del planeta o la tarea silenciosa y fértil de cualquier bloguero cuyas opiniones pueden suscitar el rechazo de sectores de la sociedad o de gobiernos totalitarios..
Preside el Pen Internacional de Escritores y ha venido por primera vez al Cartagena Hay Festival a participar en el debate sobre Ficción y no ficción. Me recuerda que esta organización mundial que preside  cumplió noventa años  y ha tenido algunos presidentes célebres como Arthur Miller, Mario Vargas Llosa y Homero Aridjis, para citar tres de ellos. Él ha sido reelegido en esta presidencia.
Pen trabaja con todo lo que tenga que ver con las tres letras de la organización: Poesía, Ensayo y Narrativa. Y con los tres principios básicos de su horizonte de navegación: la salvaguarda y desarrollo de la literatura, la libertad de expresión y los derechos humanos. Su organización no propende por una ideología en particular, ni de derecha ni de izquierda, acoge la diversidad de pensamiento con un enfoque humanístico, pero precisa que “la tarea de un escritor no es sembrar ni estimular odios”
En el preludio de Hay Festival se presentó el capítulo Caribe de Pen Colombia de Escritores. Le dije que estaba avergonzado de no saber inglés y que a estas alturas del tiempo y de mi vida, era inaudito que el idioma nos impidiera conversar sobre sus libros y su presencia en Cartagena. La escritora Bella Clara Ventura fue la traductora. Así que el diálogo fue un río revelador de ideas e iniciativas.
Para empezar él mismo me preguntó cuántos banqueros o políticos conocía yo que estuvieram encarcelados, y mi respuesta fue la perplejidad. Hay más escritores que banqueros encarcelados. La palabra siempre ha sido surtidora de preguntas inquietantes, de ideas y proposiciones para el destino de la humanidad. Con la misma palabra  con que muchos escritores han perdido la libertad, paradójicamente, han encontrado su propia liberación. Llave para entrar y salir del laberinto en un mundo en que confluyen las conciencias ortodoxas y fundamentalistas, intolerantes y dialogantes. El escritor Carlos Fuentes animó con su valentía y vitalidad contagiosas un debate sobre la libertad de expresión en México, que junto con Honduras, son los dos países de América Latina, con mayor número de violaciones a los derechos humanos a los periodistas. Y mientras Carlos Fuentes animaba a esa reflexión buscando alternativas, simultáneamente estaba participando en el Cartagena Hay Festival. Recuerda Ralpston Saul la animosidad con que Carlos Fuentes sembraba aquellos debates, señalando las torpezas y desatinos contra la libertad en el continente y en el mundo. Estar cerca de Carlos Fuentes era tener la oportunidad de sentir a un ser habitado por  una eufórica y lúcida esperanza, con un alma juvenil visionaria a sus ochenta y tres años. Así lo percibimos en Cartagena.
John Ralson Saul trae a Cartagena su libro “El colapso de la globalización y la reinvención del mundo”, un lúcido ensayo de 477 páginas,  publicado por RBA Política y Sociedad en 2012.  Ha sido calificado de “profeta” por la revista Time al adelantarse a la reflexión sobre el esplendor y caída de la globalización. En esta cuarta versión del libro de Ralston Saul hay aportes de una agudeza inquietante no solo para los pensadores de la economía mundial sino para el destino del Occidente y Oriente. Unas de las preguntas que se hace el escritor:  “¿Cuándo se volvió más importante salvar un banco que a un país? ¿Cuándo comenzaron nuestros sociólogos a creer que la fuente de la legitimidad de una democracia no residía en la ciudadanía, sino en los contratos comerciales? ¿Por qué no entregar e dinero a los ciudadanos que tienen hipotecas? Liquidemos las deudas de los ciudadanos y entonces tendrán libertad para gastar. ¿Cómo llegamos a aceptar la reintroducción de un moralismo cristiano de bajo nivel en nuestras actitudes con respecto a las deudas de los ciudadanos y los Estados?”.
Lo que me sorprende de este libro además de su aporte al debate de lo global, es su profunda claridad narrativa y ensayística que le ha merecido que sus libros se traduzcan a veintidós idiomas del planeta, entre ellos, al español, en treinta países. Nos sentamos a conversar en dos oportunidades a lo largo de Hay Festival y le prometí adentrarme en su intenso y clarificador ensayo sobre el desplome de la globalización. Es el comienzo del descubrimiento de un gran escritor y pensador.

SEÑALES DEL VISIONARIO
John Ralston Saul esa filósofo y escritor. En su juventud fue asistente del primer presidente de la compañía petrolera nacional canadiense, en cuya fundación colaboró. Durante la década del 1980 conoció de cerca la vida de las guerrillas y viajó por el norte de África y el sudeste asiático. Esta experiencia le permitió conocer la represión que sufrían algunos de sus colegas escritores. John Ralston Saul es un ferviente defensor de la libertad de expresión, fue elegido en 2009 Presidente de PEN Internacional. Es autor de “Muerte de un general” (1977), “La civilización inconsciente” (1997), “Los bastardos de Voltaire: La dictadura de la razón en Occidente” (1998) y “Diccionario del que duda: un diccionario de agresivo sentido común” (2001).

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