La UdeC es lo máximo

“La Universidad de Cartagena es lo máximo que nos ha pasado en el Carmen de Bolívar”, expresó un estudiante a los evaluadores que llegaron de Colombia y el extranjero. ¿Qué representa la acreditación institucional de la Universidad de Cartagena para las gentes del país? Hay una respuesta institucional, es decir, una que es el hilo conductor que el rector Germán Sierra Anaya ha sostenido contra todo tipo de obstáculos. Algunos de ellos insospechados, otros delirantes. Digo, una directriz clara: el proceso de autoevaluación representa la oportunidad de mejora permanente.
Antes de seguir, otra pregunta: ¿Qué es la autoevaluación universitaria y qué significa su experiencia en una universidad pública de la Costa? La autoevaluación es revisar qué se está haciendo en la institución y cómo. Ese “qué” y ese “cómo” supone valorar procesos administrativos, académicos, investigativos, financieros, pedagógicos, de recursos de todo tipo, de infraestructura que sirve para cumplir la misión universitaria; la cual, no sólo apunta a educar profesionales idóneos, sino, a formar ciudadanos éticos, responsables y creativos entre otros atributos. La experiencia de la autoevaluación en la Universidad de Cartagena, a mi modo de ver, consistió en revisar nuestra idea y nuestra práctica de calidad educativa. En una sesión de la visita de pares evaluadores, preguntaron por nuestros seis doctorados, pues, se trata de una experiencia reciente y de mucha exigencia según estándares internacionales. Con todo respeto a los señores pares, les contesté que se trata de una proeza. Una cosa es la fortaleza institucional de nuestra universidad, pero, otra es el entorno en que esta opera. Germán Sierra nos entregó una nueva Universidad de Cartagena, pero, el contexto es tan duro. Lo vivimos a diario. Más del 97% del estudiantado es de estratos uno, dos y tres. La gran mayoría del personal académico y administrativo es de origen sencillo; pues, de Bazurto para allá (que llega hasta el sur de Bolívar) toca practicar la ética de la tenacidad. De ahí salieron los seis doctorados, las trece maestrías, la admisión de más de veintidós mil estudiantes y la presencia en tres Departamentos de la costa.
Nuestra Universidad es una solución efectiva del sector público, con miras a cambiar la vida de la gente, por eso fue reconocida con la Acreditación Institucional por parte del Ministerio de Educación. La mentira más grande de los privatizadores a ultranza es que lo público es corrupto y lo privado es transparente. ¿Y los ejemplos de Interbolsa, del Transmilenio o del privatizado sistema de salud, qué? El sector privado es eficiente para la ganancia y, muchas veces, para el despojo. Véanlo de esta forma: Dadle una pistola a un hombre con agallas y asaltará a un banco; dadle un banco y asaltará el mundo. La corrupción nace en cualquier sector y, además, no es un asunto simple, pues, en este mundo todo es una mercancía y la educación es uno de los negocios más jugosos. De ahí que mantener la acreditación institucional de la Universidad de Cartagena, se constituya en la primera línea de defensa de la educación pública con calidad. La Universidad Pública en la Costa es nuestra soberanía porque nos posibilita el futuro. El desafío consiste en que todas las Universidades Públicas se acrediten, ejerzan autonomía y se liberen de tantas amenazas externas y fuerzas turbias que adolecen de decencia, incapaces de entender que la Universidad es un proyecto de región y de nación.
En este logro resulta destacable el papel del doctor Edgar Parra Chacón, a la sazón vicerrector Académico. Un profesor que le cabe la Universidad en la cabeza. Por su parte fue crucial el liderazgo de profesionales como Diana Lago, Edna Gómez, Marly Mardini, Jesús Olivero y Robinson Mena. Grupos focales, talleres, consultas, encuestas, auditorías fueron métodos que garantizaron la participación de decanos, docentes, administrativos, egresados, empleadores y estudiantes. Sin duda estamos llamados a superar lo máximo.