Revista dominical


La víspera de año nuevo

Acompañado de la melodía de esa canción del maestro Tobías Enrique Pumarejo y de otras que no faltan como: Yo no olvido el año viejo, Faltan cinco pa’las 12, Asalto navideño y todo el repertorio de Guillermo Buitrago, se cierra un ciclo de actividades y se da inicio a otro entre proyectos, actos de contrición, metas, propósitos de cambio, promesas y mas promesas…;muchas promesas. En el Caribe a los sones tradicionales se le suman dos ingredientes que contribuyen a conformar uno de los cuadros más característicos de nuestra cultura, son ellos el despliegue gastronómico y los encuentros familiares. Para la temporada las casas se llenan de visitantes. Hijos, sobrinos, primos o hermanos que se esfuerzan por compartir con sus parientes esta época tan especial. Los viajeros de lejanas tierras, los que se fueron a buscar mejores oportunidades en otros horizontes, atienden el llamado de la tierra y regresan después de muchos años de ausencia. Todos marcados con las señales de habérsele escapado a la rutina para acudir cumplidamente a la cita con sus nostalgias y querencias. Como consecuencia natural de la reunión saltan los sancochos, las chicharronadas, los pasteles, pavos rellenos y los platos especiales que solo la abuela sabe preparar. Familia que se respete desempolva el amplio recetario de platos que el afán diario no permite que se preparen como debe ser, ni la consecución de los ingredientes exactos para que surjan los sabores correctos. Es la ocasión propicia para fortalecer los lazos familiares en opíparas comilonas, tragos y recuerdos. Mientras tanto la ciudad bulle. En Cartagena nada refleja mejor ese frenesí que el mercado. Si, en este espacio urbano se aglomera el pueblo que siente que junto con las campanadas que despiden el año viejo se les va parte de la vida. Desde siempre ha sido así. Desde antes que fuera trasladado a Bazurto, el viejo mercado de Getsemaní era el eje de los afanes de último momento. Así como hoy, los vendedores sacan a relucir sus mejores artes y ofrecen sahumerios que traerán la buena suerte, las hojas frescas de bijao, el cerdo con bastante tocino para los pasteles; las gallinas criollas criadas en los patios solamente alimentadas con maíz, los pavos pueblerinos cuya venta pagará los uniformes de los pela’os en la próxima temporada escolar. No bastan los almacenes, ni las colmenas, las mercancías se desbordan e invaden la calle hasta obstaculizar completamente el paso. En las gráficas podrán ver ustedes como el antiguo mercado de Getsemaní sobrepasó su recinto original, copó la Avenida del Arsenal, hasta tomársela por completo, se adueñó de la Calle Larga, echó mano al Camellón de los Mártires y el Parque del Centenario, comenzó a bloquear la Avenida Blas de Lezo y a amenazar la Boca del Puente. Cualquier parecido con los alrededores del mercado de Bazurto no es mera coincidencia. A todos los amigos de la Fototeca Histórica Cartagena de Indias: ¡felicidades en 2010! Fundación Fototeca Histórica Cartagena de Indias www.fototecacartagena.com-Tel 6642543

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