Las cocineras de Libertango

Cuando me sirvieron las sopas estaban calientes. Eran de hueso, estaban sustanciosas y me tocó un buen trozo de yuca, mi bastimeto preferido. Almorzar en la plazoleta era un asunto de calma, de disminuir el ritmo del corazón, de fluir entre olores, colores y sabores.
Aromas con luz propia, apaciguadores: hilo conductor para el seco que vendría después.
Siempre consideré que la carne guisada es un plato fino, que no lo cocina cualquier mano. Así como le queda a mi tía Della. O así como aparecían en los fogones de la Plazoleta de la Olímpica.
Se fueron todas las cocineras, las echaron como a cualquier cosa. Y yo no quise ver. Seguí los acontecimientos por la prensa.
Ahí fue cuando me acordé que la línea final del infame video de la marca ciudad reza: “La ciudad es infinita y yo no”. No sé si los guionistas eran conscientes de lo que redactaron, pero, es que ahí está pintada la intención de esta élite: tenemos que abandonar el centro, museo eterno. ¿Por qué creen que están despoblando el centro de árboles? Es que los árboles congregan gente.
Cuando uno ve fotos viejas del Camellón de los Mártires hay árboles y gente, mucha gente: emboladores, tinteros, desempleados, jubilados, prostitutas, vendedores ambulantes, carretilleros, poetas, adivinadores, policías, marchantas, coteros, choferes, palenqueras, pasajeros, músicos serenateros, ladrones, políticos, bailadores, caminantes, estudiantes, espectadores de cine, tinterillos, fritangueras, chaceros, marinos.
Se han ido yendo todas, todos. Cada vez está más cerca el olvido sobre los quioscos del muelle de Los Pegasos con sus jugos de zapote, sus patacones con queso, su música de La Fania.
“Pedro Romero Vive Aquí” es un colectivo de artistas que se la está echando. No sólo por su creatividad, sino por su compromiso con la gente, por su capacidad de dignificar a la gente, a pesar, de la derrota, a pesar de la expulsión, a pesar de la conquista. Y digo “La Conquista” porque en el colegio nos la enseñan como una etapa de la historia. Y no es así. La Conquista es una estrategia permanente de sumisión, de dominación, de quiebra moral y material. Pero, la gente aguanta. ¿Hasta dónde? No sé.
La Conquista es efectiva y su primer y aplastante logro es la resignación generalizada. Cuando decimos “Al menos tengo trabajo, al menos tengo mi casa o mi carro” Ahí nos tienen donde nos quieren tener. De otra manera te conviertes en un insurrecto, lo que no significa ir a la guerrilla. No.
De todas maneras, por estar en el rebusque, la gente es criminalizada. Como las cocineras de La Plazoleta. Las portadoras de un saber culinario ancestral que nos configura la identidad, pues, comer una bandeja de pescado, ensalada y arroz con coco en la calle es estar seguro que eres de aquí. Aunque vivas al otro lado del mundo, llevas en el alma a Cartagena marcada por un buen plato de sopas.
¿Revitalización del centro histórico? Yo lo veo muy vivo, en especial, por la gente y lo que hace, lo que piensa y lo que vive. Revitalización de muros, de piedras y ausente de pueblo y sus costumbres, sus visiones, sus gustos que son el patrimonio cultural intangible. Por eso “Pedro Romero Vive Aquí” decidió hacer una despedida llena de respeto, reconocimiento y dignidad a las cocineras de La Plazoleta. Realizaron un video llamado Libertango, que para mí, es un réquiem vigoroso, guapo –cual descarga de salsa brava-  y lleno de mucha complicidad emocional y creativa.
Aquí les dejo el video: http://www.pedroromeroviveaqui.blogspot.com/
El mismo está acompañado por un extraordinario texto escrito por Santiago Burgos Bolaños, que se titula: “Pobres y sin derecho a enamorarse”. Es que la gente que toma decisiones en esta ciudad, estén donde estén, creen que no pensamos y que no nos damos cuenta de las cosas. 
Libertango es un video de gran factura visual, con una conmovedora banda sonora de La Plazoleta de la Olímpica, pues, su barullo, es patrimonio susceptible de ser resguardado. Un barullo delicado que transcurre mientras el grupo argentino Maniferos, toca la pieza Libertango de Astor Piazzolla. Conmueve la voz, casi apagada del artista John Narváez, al pronunciar la última línea argumental: “…;las vamos a extrañar para siempre porque este lugar, no va más…;”.
ricardo_chica@hotmail.com