Revista dominical


Las manos del primitivista

JOYCE CANTILLO ALTAHONA

09 de agosto de 2009 12:01 AM

Su figura delgada camina desprevenida por las calles, mientras su mirada de niño tímido capta todo lo que está sucediendo a su alrededor. En sus obras se refleja eso que su mirada primitiva capta. En ellas están plasmadas la sinceridad e inocencia de un hombre que nació en las barriadas de Cartagena y que muestran la esencia del cartagenero popular, ese que trabaja como albañil, tintero, vendedor de agua, pescador o voceador de periódicos. Es Alfredo Piñeres, un hombre que se ganaba la vida haciendo trampas para ratones y jaulas para pájaros en el Mercado de Bazurto. Su obra se dio a conocer gracias a Eduardo Hernández, curador del Museo de Arte Moderno de Cartagena, y Norma Uparella, quienes no duraron de su talento y en motivarlo para que se dedicara a la pintura. Fue así como dejó a un lado su oficio de fabricante de jaulas y trampas para ratones para dedicarse a una afición que empezó desde niño y que descuidó, porque pudo más el “rebusque” que otra cosa. “Yo siempre me he rebuscado. Cuando era pelado, ‘jarreaba’ agua. Después un señor Gustavo González me enseñó a hacer trabajos en alambre, duré con él más de 10 años. También fue ayudante de albañilería. A mí me iba muy bien haciendo trampas para ratones y jaulas y por eso no le paraba bolas a la pintura”, comenta tímidamente Alfredo. AUTODIDACTA Alfredo Piñeres es autodidacta. Sólo llegó a cursar la primaria. Solía pintar en cuanto papel encontraba. Su padre, Alejandro Piñeres –dice- fue quien más lo apoyó, pues vio que le gustaba la pintura y por eso le compró un juego de acuarelas. Un estrecho callejón en el patio de su casa es el “estudio” improvisado donde todas las mañanas –generalmente- plasma la cotidianidad cartagenera. “No me gustaría pintar otra cosa diferente que lo que pasa en las calles, lo cotidiano y el pasado”, afirma Alfredo quien se caracteriza precisamente por su arte primitivo, con trazos de niño pero perfectos y limpios. La técnica que Alfredo utiliza es acrílico sobre lienzo. SU PRIMERA EXPOSICIÓN Su “presentación en sociedad” como pintor fue el 24 de noviembre de 2000 en el Museo de Arte Moderno de Cartagena. Ese día salió del anonimato y se dio a conocer más allá de la Calle San Fernando del barrio Piedra de Bolívar, donde ha vivido siempre junto a sus hermanos y sobrinos. “14 Obras de Misericordia” fue su primera obra y le tomó alrededor de dos años en hacerla. A sus 52 años, Alfredo, dice que le gusta pintar porque gracias a la pintura puede plasmar las situaciones cotidianas que ve en las calles de los barrios populares de Cartagena. Piñeres ha hecho alrededor de 30 exposiciones, entre individuales y colectivas. También ha obtenido premios y reconocimientos como el segundo premio –en dos ocasiones- en el Salón de Arte Popular de la Fundación BAT En el año 2003, Alfredo, participó en Juannio, la convocatoria de arte Latinoamericano, uno de los más importantes y que se realiza desde hace 60 años en Guatemala. En el 2005 el Banco de la República adquiere la serie “César el todero” -compuesto por nueve obras- para la Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá. Alfredo planea hacer una serie a la que denominará “Añoranzas”. “Voy a hacer una serie sobre cómo era el estadio de fútbol antes, la gente afuera escuchando la radio. A plasmar como era Cartagena antes”, cuenta Alfredo Piñeres quien esta vez espera ganarse el primer puesto en el Salón BAT donde participará con la obra denominada “Los lanceros de Getsemaní”. Alfredo Piñeres es, sin duda, uno de los pintores primitivistas más destacados de la Costa Caribe. Su manera real, sencilla e inocente de pintar la vida lo hacen único.

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