Lo que Raque se llevó

Algunos desconocidos hasta para sus más cercanos, sólo cuando recogieron sus cosas al morir aparecieron medallas, condecoraciones y una que otra joya. Su mayor tesoro no era material. O lo era en parte. Conservaba un buen número de las fotografías familiares de su padre Nicolás Macario Paz, prestigioso médico cartagenero que hizo historia científica y política en la ciudad, junto con tarjetas postales, álbumes de viaje y, sobre todo, una memoria clara de hechos y acontecimientos de la Cartagena de la primera mitad del siglo pasado. Parte de la historia vivida más no registrada por los cronistas. Tuve oportunidad de ver algunas imágenes de esa colección, la llamo así para darle nombre digno al atado revuelto de fotos que me prestaron, y quedé cautivado por las de Raque en su juventud. Resaltan por la vivacidad de sus ojos, con expresión de alerta, de quiere contar muchas cosas.
La conocí ya anciana, muy frágil de cuerpo, pero con esa misma fortaleza de mirada de niña traviesa lista para una picardía juguetona.  En varias oportunidades pude conversar con ella sobre los personajes registrados en las fotografías, las actividades en que participó su padre Maco como lo llamaba cariñosamente, las modas y joyas que lucía, y otros pormenores interesantes. Obtuve información fragmentada, con algunas identificaciones y épocas, sin alcanzar a conocer todo lo que ella guardaba.
Repasando el material que su hijo Eduardo y su nuera Belén gentilmente me han prestado no puedo evitar la profunda tristeza de saber que así como ha sucedido con Raque pasa igual con cientos de nuestros mayores que se llevan a la tumba vivencias que quizás nunca podremos desentrañar. Lo que Raque se llevó genera micro vacíos históricos que las generaciones de hoy estamos obligados a investigar para construir la verdadera historia de carne y hueso a la que se refiere la alcaldesa Judith Pinedo en su discurso del Bicentenario.
En las imágenes anexas aprecian al Dr. Paz y Carmelita Arrázola en su matrimonio a principios del siglo pasado; luego en compañía de su colega Eusebio Vargas y enfermeras del hospital Santa Clara y otra en agradable faena en la que identifico Napoleón Franco Pareja, el segundo de izquierda a derecha. Así también  las de Raque durante su boda y en otra ocasión con ropajes y joyas  de la época, cerca de 1940, y por último Eduardito Benedetti como marinero de armas tomar.
Lamento la partida de Raque junto con los tesoros de su memoria y espero terminar algún día la tarea iniciada bajo su pícara mirada.