Marley

No se pierdan por nada del mundo este extraordinario documental, Marley (2012) que pueden ver aquí: http://www.teledocumentales.com/marley-subtitulado/. Gente cartagenera que ve este documental puede aprender que el Caribe es rebeldía, es emancipación, es reivindicación de nuestros derechos. A mi juicio, el evento cultural más importante de esta ciudad en el siglo XX, fue el Festival Internacional de Música del Caribe, en virtud de su repercusión en el espíritu colectivo. Se trató de un escenario donde aprendimos a ser caribeños y donde tuvimos la oportunidad de zafarnos del fardo centralista andino, que tanto nos ha sometido. Y del que tanto nos hemos dejado someter. Acaeció entre 1981 y 1994 y, gracias a ello, en nuestra vida cotidiana apareció un saber Caribe. Un saber donde cualquiera, en cualquier barrio, sin importar su condición se identificaba con la treintena de países caribeños y sus manifestaciones culturales, con la música en el centro.
Si leen con cuidado la canción “Si, si Caribe” del maestro Francisco Zumaqué, encontrarán una síntesis de la geografía mental que habitaba dentro de toda la gente. Es que las generaciones actuales, asocian esta canción con los goles que mete la selección Colombia. Estas generaciones desconocen y sometieron al olvido el saber caribeño, que dio lugar a esta canción. Zumaqué lo único que hizo fue ponerle música a la memoria colectiva que hizo tan orgullosa a Cartagena. Dejamos que nos quitaran la vida de muelle, que era lo que nos conectaba con los pueblos del mar. Quizás, el escenario más visible de esta vida, era el Muelle de los Pegasos. Se trataba de la escenificación del intercambio popular de todo tipo de prácticas, sentimientos, lenguas, costumbres; y, por supuesto, de mercancías, capitales e ideas. Nunca debimos permitir que apareciera un bunker de arquitectura fascista como el Centro de Convenciones. De acuerdo, había que mudar el mercado público. Pero debía quedarse la hermosa infraestructura diseñada a principios del siglo XX por Generoso Jaspe y concebirla como casa del pueblo con todas sus manifestaciones. Pero no. El muelle de los Pegasos está en una jaula de cristal, por una simple razón y es que aquí no quieren a nadie.
Todos sabemos que en cualquier playa de Bocagrande no hay baños públicos, que los salvavidas no tienen todos los implementos, que las cocineras populares trabajan a la más inclemente intemperie. ¿Por qué? Porque no quieren a tanto negro maluco allí. De lo contrario, hace rato tales condiciones fueran otras. Las élites andinas y locales quieren un centro histórico ausente de pueblo, por ahora, porque vienen por todo. Frente a eso lo que hay que tener bien claro es que la respuesta al colapso de la ciudad, somos nosotros. Y para sanar nuestro espíritu Caribe,  debemos tener claro nuestros referentes de identidad y de memoria. Referentes que no están escritos en ningún lado, porque los que pueden y saben, consideran que la nuestra no es historia, sino folclor, exotismo. Esa visión tropicalista con que nos excluyen, estaba en la mente de los conquistadores europeos a su llegada, creían estar en India. Ellos consideraron que América era nada. Por eso había que reproducir Europa, de ahí, el nombre de Nueva Granada o Nueva España. De ahí que desde Bogotá se vean las murallas, la Torre del Reloj, el convento de San Pedro Claver; pero, no se ve El Pozón, ni Nelson Mandela. De ahí que el cartacachaco anhela ser europeo y le importe poco la pérdida del mar territorial de San Andrés; o la pérdida de Panamá.
Dirigido por Kevin McDonald, Marley se enfoca en el contexto de independencia caribeña, donde aparece el reggae. Ver Marley, es aprender a ser caribes; es hacerse preguntas sobre un devenir de carne y hueso y desconfíar de los monumentos, próceres y grandes fechas.
ricardo _chica@hotmail.com