Era la época de los peinados despeinados, de la ropa ajustada y brillante pero también de los atuendos holgados y descomplicados. Los ochenta era una mezcla de todo. Los LP y cassettes sonaban en las casas citadinas, y en los pueblos, la radio envolvía las calles con las melodías más atractivas de la temporada.
Millones de adolescentes se enamoraban de ellos, sin conocerlos siquiera. Los idolatraban y suspiraban cada vez que escuchaban su canción favorita. Escucharlos era un verdadero placer entonces cuando, bajo la lluvia, las canciones de Menudo le abrían paso al calor del día.
Menudo hizo parte de toda una generación y uno de sus cantantes más recordados es Miguel Cancel. De mirada soñadora, cabello enredado y un vozarrón, este puertorriqueño acaparó la atención de niños y jóvenes.
Aunque se retiró del grupo antes de cumplir los 16 años, Miguel Cancel vuelve con “Seguir sin Ti”, porque nunca dejó de soñar su música.
¿Qué significó Menudo?
- Menudo es algo que con mucho orgullo llevo porque fue una escuela donde aprendí muchísimo, sobretodo disciplina y respeto. El trabajo es el sacrificio que se requiere para poder alcanzar una gran meta. Creo que eso me acompaña de por vida y hay varios temas sobre los cuales he hecho nuevas versiones. Algo más Miguel .. pero donde todavía queda la esencia.
¿Cómo percibes la música juvenil ahora?
- Pues cuando algo es comercial dices: “me voy por aquí”. Es una carrera fuerte. A veces piensan que la música es fácil y no. Es un trabajo cuesta arriba como toda profesión cuando quieres alcanzar alguna meta muy grande. Yo crecí bajo esta escuela donde se escribían temas cristalinos y me he quedado por esa línea. Y es mi forma de pensar . Es lo que estoy haciendo y puedo añadir muchas otras cosa. La sazón en mi vida y la experiencia.
Debemos hacer lo que nos haga felices, pero también tenemos una responsabilidad y es tratar de llevar por el mejor camino a las nuevas generaciones
¿Cómo fue saltar de la música a una profesión como la de policía?
- Era algo que quería hacer desde pequeño porque a pesar de estar en el mundo de la música, regresaba a mi hogar y eso era lo que me rodeaba. Mi papá estaba en la fuerza aérea, mi abuelito era retirado de las Fuerzas Armadas y mi mamá trabajaba para el gobierno. Quise pertenecer sobretodo a SWAT (Special Weapons And Tactics. En español Armas y Tácticas Especiales). Veía la serie SWAT y decía “algún día”. Y tuve oportunidad de lograrlo. Estuve al rededor de 10 años allí y fue muy una bonita experiencia. Aprendí muchísimo de la vida desde otro punto de vista, y cantando todavía, porque hasta en la misma policía todavía cantaba.
¿Qué te falta por hacer?
- Soy un soñador. Ahora estoy totalmente envuelto en mi proyecto como solitario. Es mi pasión y mi sueño. El día que uno deja de soñar es el día que uno deja de vivir.
Cuéntanos un poco sobre tu proyecto como solista
- Este proyecto lo estoy haciendo con un gran amigo. Con Edgardo Díaz con quien comencé a muy temprana edad. Nos encontramos en Ecuador un día y le dije “mira estoy haciendo esto ¿le metes mano conmigo?” y desde ahí lo estamos trabajando juntos.
¿Cómo sientes al público en esta nueva producción?
- Ha sido muy interesante y muy bonito. A veces a las personas se les hace difícil la diferencia. Esto es Menudo.. y esto es Miguel. Pero poco a poco se va logrando que la gente vaya pidiendo más mis temas. Creo que tengo el mejor público que cualquier artista pueda desear. Son tan fieles que estuvieron ahí para algo y están conmigo disfrutando lo nuevo.
¿Qué tal “Quilla Canta” en Barranquilla?
- Fue súper. Oír los gritos y aplausos es la gasolina que te mueve, que te permite continuar en lo que estás haciendo.
¿Cómo fue lidiar con la fama tan joven. Qué tal era un día en Menudo?
- Nos divertíamos muchísimo, creo que el cansancio no se sentía. Estábamos en “la pavera”, esa edad en la que te ríes de cualquier cosa y fueron años muy bonitos pero era un día tras otro.
Era rara la vez que nos podíamos sentar a desayunar juntos con tanta prisa y tanto trabajo. Pedíamos el desayuno o lo dejábamos en un papel que colgábamos en la perilla de la puerta del hotel. Yo lo dejaba ahí en la noche y me despertaba el desayuno.
Ante todo esto estudiábamos. Se trató de hacer en un colegio mixto pero con tanto viaje no pudimos seguir. Yo me acuerdo que duré como tres días en el colegio porque íbamos a tener un receso bastante largo en el cual no íbamos a trabajar. Estábamos grabando nuevo material pero no era una gira concreta. Tres días fue lo que duré yo en el colegio porque continuamos a trabajar de inmediato. Luego teníamos una maestra y un profesor que viajaban con nosotros.
En igual proporción, para Miguel el trabajo constituyó lo más duro y satisfactorio en su carrera. “Tener que ir a tocar iniciando ante 5 o 10 personas en un espacio donde habían pocas sillas, fue duro. Luego regresar donde ya no era un espacio pequeño sino un estadio fueron momentos que al entender pude apreciar".
Miguel concedió la entrevista con humor y como susurrando. Sopesó cada palabra y la sacó al exterior con ese acento propio de quien habla el español cálido de Miami. Un español cálido, como él.
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