Pierre Daguet en el Sinú, evocación de dos mundos

…;Es posible que usted se sienta abrumado de ropaje entre estos desnudos sencillos, maestros por su economía de líneas, y rotundos, en donde la modelo (pues siempre pintó a partir de modelo) asume dócilmente todas las posiciones que su virtuoso y exigente dibujante necesita para expresar sus formas. Y es que el desnudo femenino obsesionó a Pierre Daguet  pictóricamente, hasta volverlo una constante de su obra. La desnudez se le volvió una presencia resplandeciente, que él atrapaba y reproducía en la redondez más pura y casi primitiva de sus formas, llenándolas de sol. Ahí,  su pincelada de pintor “culto”,  europeo, se encontró con la alharaca del trópico, en una cita como la que soñara Gauguin para sí mismo.
Porque la verdad es que Pierre Daguet, un auvernés, nacido en 1903, encarna en su itinerario, un poco errante y aventurero, una vida un tanto paralela a las del pintor de las hermosas mulatas hechas de colores tahitianos…;Más que la luz, él busca el mar,  y comienza un itinerante navegar por las islas del Mediterráneo, llevando como vela, rollos de tela bajo el brazo, y untando su pintura de pescadores, marineros y nativos. A los 30 años se decide a cruzar el vasto Atlántico que le separaba de América, en donde vivía su madre, y ya nunca emprenderá el camino de regreso. El fantasma de Gauguin ronda por todas partes y él se quedará para siempre entre nosotros.
                                                                                                                                                 Fausto Panesso
…;Obedeciendo a su irrefrenable inclinación, se vinculó a la Escuela de Bellas Artes de Cartagena. Algunos años después un grupo de sus alumnos,  se reunió  bajo el nombre de Los Quince, y para ellos el profesor tomó un estudio en una casona de la Calle de las Damas. De esos muchachos algunos han conocido el prestigio nacional e internacional. Posteriormente adquirió un extenso lote en las Islas del Rosario y lo bautizó San Pedro de Majagua, por el árbol característico que allí abunda. En ese lugar instaló el taller que le serviría para desarrollar su obra  de reposada madurez, tratárase  del paisaje marino y submarino  o del desnudo femenino... Escenario ideal para lo esencialmente suyo. El mar le regaló emociones especiales, ímpetu para la creación sostenida. Existió plenamente entre las aguas salobres que, con movimiento, eternizó en sus telas…;Solía recordar un poema que amaba cuyo final repetía: “El mar es como un viejo camarada de infancia, a quien estoy unido con un salvaje amor”.
                                                                                                                                       Jorge Moreno Clavijo