Revista dominical


Recuerdo de Eulalia Galvarriato - 9 de noviembre de 1948

¿Lo recuerdas, Eulalia?‘, ha dicho el maestro Dámaso  Alonso  después  de hablar largamente de su evocada vida española. Y todos, alrededor de la mesa, sin escuchar aún la respuesta, sabemos que Eulalia Galvarriato lo recuerda.
Siempre  es  así  en  estas  inolvidables  conversaciones  en  que  el  maestro  evoca  la tierra  para  enseñarnos,  a  los  españoles  que  no  conocemos  a  España,  una  eterna costumbre de ser españoles. Siempre, casi siempre, es Dámaso Alonso quien habla. Pero  los  presentes  asistimos  a  la  bellísima  experiencia  de  que  su  voz  no  está completa en cantidad de sentimiento, allí, en el hombre, sino que, al otro extremo de la mesa, un pulso nervioso, levantado, está ordenando su estremecimiento.
Porque  Eulalia  Galvarriato  –además  de  esposa–  es  una  manera  que  tiene  Alonso de  recordar  a  España.  De  allí  esa  razón  de  equilibrio  que  los  hace  recíprocamente necesarios,  que  los  convierte  –en  un  instante–  en  unidad  pura,  inseparable  en  su totalidad espiritual.
Tal  vez  por  eso  tiene  ella  la  magia  de  fugarse  –insensiblemente–  de  la conversación, de seguirla con la sangre, sin palabras, hasta ocupar el ambiente como disuelta en el aire que pesa sobre nuestros hombros. Podría creerse, en un momento, que la esposa del poeta se ha despojado de su presencia física, que ya no es, que ha dejado de estar. Y es –entonces– este latido del instante, este nervio tocado con una palabra. Porque cada vez que Dámaso  Alonso inicia su lección de filología, o sacude el polvo glorioso de Garcilaso, o le dice Lope a Lope y hombre a Quevedo, los absortos auditores  sentimos,  de  este  lado  de  la  mesa,  que  la  delgada  mujer  ha  llegado  ya varias veces al final del monólogo, y regresado otras tantas, para decirle al poeta, en una  voz  que  se  conoce  en  la  intensidad  de  la  atmósfera:  'Dámaso,  está  franco  el camino'.
En  este  clima  hemos  medido  la  unidad  de  estas  dos  inteligencias.  Eulalia Galvarriato  es  una  prolongación  necesaria  en  la  sensibilidad  del  maestro.  Podría decirse,  para  ser  más  exactos,  que  los  nervios  del  poeta  están  a  flor  de  piel  en  el cuerpo de la mujer, en la armadura material de Eulalia Galvarriato.
Sin  embargo,  antes  de  esta  hora,  la  hemos  conocido  independiente  de  la conversación, como una cifra representativa de la novela española en su primer libro –Cinco sombras– que mereció para su autora el Premio Nadal del cuarenta y seis, y que confirma esta memoria de mujer extraordinaria que se nos ha quedado.
Mañana,  en  torno  a  una  mesa  distinta,  los  amigos  de  otros  mundos  escucharán ese ¿Recuerdas Eulalia? que Dámaso Alonso lleva pegado a la costumbre de recordar dos veces. Y tal vez entonces Eulalia Galvarriato, al sentir en el pulso toda la vuelta de  su  España  interior,  comprenda  la  gratitud  que  tiene  esta  verdad  con  que  la despedimos.

Se ha producido un error al procesar la plantilla.
Invocation of method 'get' in  class [Ljava.lang.String; threw exception java.lang.ArrayIndexOutOfBoundsException at VM_global_iter.vm[line 2204, column 56]
1##----TEMPLATE-EU-01-V-LDJSON----
 
2   
 
3#printArticleJsonLd()
 

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS