Revista dominical


Vainas de noviembre

GERMÁN FONSECA CASTILLO

13 de noviembre de 2011 12:01 AM

La semana pasada en Barranquilla se abrió la convocatoria para elegir la canción del Carnaval 2012. Las bases exigen que la canción debe tener ritmo y letra acorde con la fiesta carnavalera, y el ganador se llevará cinco millones de pesos. No siempre fue así. Las canciones del carnaval nacían en Cartagena en las  fiestas novembrinas y se volvían temas inmortales en el carnaval de Barranquilla.
Las orquestas de ritmos tropicales lanzaban sus álbumes con vistosas carátulas cuyos motivos, normalmente eran vistas del sector histórico. Predominaban las agrupaciones de música de viento, también llamadas bandas pelayeras, conjuntos de acordeón, entonces no eran clasificados como vallenatos, ambos interpretaban ritmos alegres que incitaban al baile, principalmente porros, fandangos, mapalés y guarachas. Algunas canciones contaban con letras picarescas y otros eran instrumentales. Las había con estribillos o simples gritos que alegraban la canción y facilitaban su recordación. Quién no relaciona las festividades novembrinas al escuchar: “tumbé, tumbé la ceiba mama, tumbé la ceiba”, ¡Vuélvelo a poné!,…;pié pelúo, no hay quien pueda con ella, pié pelúo…;, o “¡Pura paja!”.
Hay docenas de canciones de hace 50 años que trasladan al bailador al año en que salió, las casetas y orquestas que vinieron en esa temporada; le hacen recordar quien fue la reina de su barrio, la Señorita Colombia y cuanto costaba una botella de ron. Ese poder, desafortunadamente se ha perdido, hoy salen temas que dejan de sonar pasadas las fiestas y si acaso alcanzan navidad y carnaval de Barranquilla para pasar al hall del olvido.
Consultando sobre el tema con el musicólogo, historiador y coleccionista Émery Barrios, coincidió con mi apreciación y me facilitó varias carátulas de lompleys de los años sesenta del pasado siglo en las que se pueden apreciar paisajes cartageneros, algunos desaparecidos. Varios de los temas son clásicos que sin temor a equivocarme hacen parte del repertorio de la música novembrina de siempre. Ahondando en la teoría de la falta de canciones otros amigos lanzaron la teoría de que las canciones seguían saliendo y el público continúa apropiándoselas, sólo que yo había cambiado de vida y por tanto no disfrutaba como antes de los ambientes fiesteros reservados a personas más jóvenes. Es posible que tengan razón. Sin embargo no escucho en la radio esos temas nuevos de los que me he perdido. Oigo el mismo repertorio de los porros viejos de Pedro Laza, Rufo Garrido, Clímaco Sarmiento. Lo más cercano musicalmente no sobrepasa 1990, con las últimas canciones de Irene Martínez, La Niña Emilia…; Mambaco, dale Mambaco…; Son Cartagena…; “Suena, suena buscapié”…; “de aquí no te vas, aquí tú te quedas…;que me vuelve  loco la chambaculera”…; A lo mejor me quedé en el tiempo. Pero hay algo más grave, he notado que, cada vez con mayor énfasis, no solamente se ha dejado de renovar el repertorio, ahora desde octubre se pasa derecho a la música navideña, con foquitos y villancicos incluidos. Es paradójico todo esto sucede cuando las auténticas fiestas de noviembre avanzan hacia una mayor apropiación popular y hay en la ciudad más cabildos, banditos y comparsas que nunca. ¡Vainas de noviembre!   

Fundación Fototeca Histórica Cartagena de Indias.

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