¿La Medialuna, zona rosa?

La Medialuna confronta su pasado de vieja zona de tolerancia y se fortalece como una zona rosa en pleno centro amurallado de Cartagena de Indias. No ha sido fácil transformar espacios y vivencias. El auge de nuevos negocios, cafés, tabernas, bares, con dimensiones culturales y como zonas de encuentro, han permitido esa gradual conversión en espacios reivindicados para la ciudad y el mundo. En este cambio participan cartageneros y extranjeros. No había confianza en invertir en La Medialuna en los años noventa y principios del siglo XXI. Hoy hay nuevos desafíos y proyectos de nuevos hoteles, boutiques, cafés y tabernas. La aparición de La Havana como un café-bar, con grupos musicales en vivo cada semana y con invitados internaciones, ha enriquecido esa propuesta y esa dinámica ejemplarizante, más allá del mero criterio comercial. Por allí no dejan de pasar talentos regionales como Víctor del Real, Michi Sarmiento y grandes estrellas internacionales como Alfredo De la Fe, Chocolate Armenteros, para citar dos de ellos. Han emulado esa experiencia positiva y exitosa, otros lugares como Bazurto Social Club, cuya decoración exalta el ingenio y la riqueza de la cultura popular cartagenera e integra en su espacio diversas vivencias culturales, desde las tertulias, los conciertos y las presentaciones de libros. Al igual que los dos ejemplos señalados, podrían mencionarse otros casos que inician su camino y su apertura tanto en los cafés tabernas como en la adecuación de nuevos espacios para el encuentro. La música varía desde el tradicional son cubano, la música cartagenera, el bolero, el latin jazz, el pop y la champeta. Son fenómenos que deben verse como episodios que trascienden lo mercantil e incorporan un nuevo diseño visual y una alternativa cultural en su enfoque y en su concepción. No todo es rumba ni todo es caos. Los negocios que se dedicaban a otro tipo de prácticas que estigmatizaron al barrio (la droga, la prostitución), empezaron a verse confrontados y aislados ante los nuevos cambios de usos sociales y culturales en Getsemaní. Ese auge no lo detiene nada ni nadie. Es el nuevo ritmo que vive Cartagena de Indias, en alianzas con inversionistas colombianos y extranjeros y capital humano cartagenero que empieza a replantear el destino de un barrio histórico emblemático de la Independencia de Cartagena.