Facetas


Autopsia psicológica: no debería haber crimen perfecto

LAURA ANAYA GARRIDO

07 de octubre de 2018 12:35 AM

“Ver con los propios ojos”. Eso significa autopsía, la palabra griega de donde proviene autopsia. Puede sonar ligeramente romántico, pero la realidad es que cada vez que alguien menciona la palabra autopsia, uno se imagina a un médico con unos guantes blancos, un cincel, un bisturí y una sierra. Se imagina que frente a ese médico, armado además con una impenetrable bata antifluidos, está un cadáver que será inevitablemente ‘descosido’, escrutado hasta el hígado y vuelto a remendar. Y todo, para responder a una pregunta: ¿Por qué murió el pobre cristiano?

Ahora, ¿qué te imaginas cuando te dicen autopsia psicológica? Lo sé, parece una contradicción: ¿cómo van a examinar detalle a detalle la psiquis, si no es algo tangible, no es físico?...  porque por mucho que el forense abra el cerebro, jamás conseguirá tocar los pensamientos.

Mercedes García Escallón es psicóloga forense y explica que la autopsia psicológica es pura ciencia. Es una técnica estructurada (así como la autopsia médico - legal), que “permite reconstruir el perfil psicológico de la víctima y su estado mental antes del deceso”, y se usa para ayudar a esclarecer muertes dudosas, por ejemplo, cuando detrás de un aparente suicidio se esconde un homicidio.

“Es un proceso muy complejo, bastante serio. Es un mecanismo que permite determinar los rasgos psicológicos del fallecido. Lo interesante aquí es que lo haces en retrospectiva, y de manera indirecta, porque la persona ya no está. Mientras que en otras áreas de la psicología te sientas con la persona a conversar, aquí no, aquí todo lo haces a partir de la entrevista indirecta: familiares, amigos, parejas, notas en redes sociales, lo que escribe la persona antes de morir es súper fundamental para establecer un perfil”, cuenta la psicóloga.

Así es, Facebook puede ayudar a esclarecer muertes y el diablo está en los detalles y, para la muestra, contaré la historia de un chico al que llamaremos *Él.
Los últimos mensajes de Él en Facebook hablaban de felicidad, de amor y de una vida plena... ¿Por qué se tiró entonces del décimo piso de su apartamento? Nadie en la casa del muchacho, de unos 30 años, tenía la respuesta a esa pregunta.

Tenía una familia hermosa, sus hermanos, sus papás; tenía un buen trabajo, muchos amigos y una novia preciosa. Si la perfección existe, estaba en la vida de Él, pero una mañanita lo encontraron muerto, bocarriba, en el parqueadero del edificio, vivía en uno de los últimos pisos. Quizá sí tenía problemas, de pronto la sonrisa solo era aparente, comenzaron a pensar todos, hasta que a alguien se le ocurrió pensar: ¿Por qué, si Él solo se lanzó al vacío, su apartamento estaba ‘patas arriba’? Algo olía mal.

“La evidencia de una disputa física” fue razón suficiente para que el abogado de la familia de Él pensara en contratar a un psicólogo forense que hiciera una autopsia psicológica. Ese psicólogo, entrevistó a la mamá, papá, hermanos, primos, amigos y novia. Les preguntó por la orientación sexual, por los antecedentes psiquiátricos en la familia, que si Él tomaba trago o consumía drogas, que si tenía otra pareja.

El psicólogo halló algo clave: Él era homosexual y tenía una relación clandestina con otro hombre. Ese otro hombre era, más bien, un parásito, que se aprovechaba de él. Le sacaba plata sin remordimiento y resultó tener antecedentes por estafa, chantaje, amenazas y abuso de confianza.

Mientras el novio clandestino era un tipo sin remordimientos y materialista, Él era dependiente, sumiso, no aceptaba abiertamente que era gay. La víctima perfecta para un psicópata.
Blanco es, la gallina lo pone... Un día, Él se negó a seguir manteniendo a su amante, le exigió que se independizara, que trabajara por sus cosas y discutieron. Esa discusión terminó en golpes y en tragedia: Él no se lanzó, su amante lo tiró al vacío.

El caso de Él sirve para entender tres cosas:
Primero, la autopsia psicológica es tan minuciosa, que el psicólogo puede tardar meses enteros solo recolectando la información y revisando el expediente. Tiene que preguntar todo y cuando digo todo, es todo: ¿Qué fue lo último que hizo? ¿Tuvo conflictos? ¿Tenía pareja? ¿Quién era su pareja? ¿Alguien tenía motivaciones para agredirlo? ¿Cuál era su orientación sexual? ¿Tenía amante? ¿Y deudas? ¿Estaba deprimido? ¿Hay antecedentes de enfermedades psiquiátricas en la familia? Y más.

Segundo: la autopsia psicológica es útil solo si se analiza junto a las demás pruebas del proceso. En este caso, las impresiones de los investigadores fueron clave para sospechar que no estaban frente a un suicidio.

Tercero: la autopsia psicológica solo se ordena cuando hay indicios serios de que algo no anda bien.

Siempre que alguien muere de forma violenta, por ley, tiene el cadáver tiene que ingresar a Medicina Legal y ahí, siempre, un forense se encarga de la autopsia médico-legal, pero ¿qué tiene que pasar para que la Fiscalía ordene una autopsia psicológica? Que haya un indicio fuerte, algo que no concuerde con un suicidio. No basta con que un familiar lo pida y ya, porque puede que, en el proceso natural de negar algo tan doloroso como un suicidio, la familia simplemente se rehúse a aceptar que el suicida haya decidido matarse y ya, sin contar nada, sin buscar apoyo.

“Casi no se ordenan autopsias psicológicas, porque, tiene que haber unos indicios muy fuertes que los investigadores recopilen en la escena para que se den cuenta de que algo no concuerda. O, bien sea, por una queja de la familia o alguien cercano que presione un poco al equipo de la Fiscalía, que manifiesta que hay algo raro o ‘mira lo que él me entregó’, ‘él estaba en este proceso’. Que sea un material probatorio que la Fiscalía introduzca y, ojo, pida. El problema es que aquí, en Cartagena, no conozco que se haga de manera pública”, explica Mercedes.

La psicóloga cuenta que la autopsia psicológica sigue siendo una herramienta muy desconocida en la región, en parte porque no hay muchos profesionales cualificados para practicarla y porque casi nunca se pide en los procesos. Y cuando un familiar duda sobre si se está ante un suicidio o un homicidio, tiene que pagar de su bolsillo a un perito privado, como Mercedes, para que se encargue de la autopsia psicológica, y presionar a la

Fiscalía para que los resultados sean tenidos en cuenta en la investigación de la muerte.

“Y es una lástima, en realidad, que no todos los que lo necesitan puedan acceder a esta técnica, que, entre otras cosas, se inventó en los años 50 en California. Es triste que se vuelva un obstáculo porque solo quien tiene para pagarla es el que la puede usar, no debería ser así”, añade.

Ahora, ¿por qué tanto interés de Mercedes en hablar de esta técnica? Ella misma me dice que es necesario que se conozca la técnica, para que la gente, si tiene una sospecha o un indicio, presione a la Justicia para que ordene esto.

“No es justo que una muerte quede como un suicidio cuando no lo fue, primero, porque no es la verdad y si queremos justicia, la verdad es fundamental, entonces hablemos de verdades. Segundo, no es justo que una persona que comete un delito, un homicidio, esté caminando por la calle como cualquiera y no es justo porque no se le cuenta a la familia la verdad de las cosas.

“Creo que el procedimiento es importante porque permite a la víctima seguir narrando, que es un poco la fantasía de los programas estadounidenses, pero aquí es una técnica psicológica, científica, súper larga, o sea, tú no haces una autopsia en una entrevista de una hora”.

***
Le pregunté a Mercedes cómo hace para no derrumbarse ante tanta maldad, porque finalmente su tarea es esa: desenmascarar crímenes.

“Soy una persona demasiado sensible, en mi vida personal lloro por muchas cosas, pero aprendí a separar las cosas y a ponerme unos lentes. Cuando estoy en el ámbito profesional me concentro en eso y siento que lo que hago puede ayudar a cambiar el mundo. Me separo emocionalmente para ayudar a la Justicia a decidir, porque eso, finalmente, es lo que me mueve: ayudar a que la Justicia sea más justa.

“Creo que el mundo necesita darle más voz a los oprimidos, y en este caso cómo puedes estar más oprimido: ni siquiera estás vivo para hablar. La técnica casi que te puede permitir hablar, aun estando muerto, decir qué fue lo que pasó realmente... ‘no dejes caminando a esa persona, que es un peligro para ti y para todos, puede volver a hacerlo. Escúchame, aunque yo esté muerto’… Y no tiene que ver nada con lo sobrenatural, aunque se vea tan como ficción. Es simplemente una técnica que te permite ayudarle a la Justicia a ser más justa”.

*Nombre cambiado.

En conclusión:
La autopsia psicológica es una técnica estructurada, que pretende reconstruir el perfil psicológico de un fallecido. Se aplica cuando, por ejemplo, se duda si detrás de un suicidio se esconde un homicidio. Los resultados de esta herramienta no son concluyentes y se deben analizar teniendo en cuenta todas las demás pruebas de la investigación de la muerte. Los resultados se dan en términos de: el fallecido tenía un perfil que concuerda con un suicidio, el fallecido tenía un perfil que lo pone como persona en riesgo para un homicidio, por citar dos ejemplos.

“Cuando tengas una autopsia psicológica que te indique que la muerte  fue intencionada, falta todavía otro proceso largo, que es: bueno, la Fiscalía sabe que fue un homicidio, entonces ahora a quién acusa. Comienza una investigación independiente”, dice Mercedes.

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