Facetas


Bicentenario se construye con La Bendición de Dios

JACKLIN ROJAS CAMARGO

25 de octubre de 2009 12:01 AM

Entre octubre y noviembre de 2004 la zona norte y centro del país vivió uno de los peores inviernos de la historia. Los aguaceros torrenciales dejaron miles de damnificados que perdieron bajo el agua lo poco que tenían. En Cartagena, las calles de los barrios de la zona sur occidental y los de las faldas del Cerro de la Popa se convirtieron en ríos, los sistemas de desagüe colapsaron y los apagones eran frecuentes. El Alcalde del momento, Alberto Barbosa, decretó la urgencia manifiesta y todo el país se movilizó para recaudar fondos para los afectados entre los que se encontraban Nelson Cañate y Miguel González. “En el 2004 yo vivía en Policarpa, en Mamonal, el agua nos llegaba al pecho, lo perdimos todo”, recuerda González, quien se rebuscaba lo del sustento diario trabajando como taxista. Nelson Cañate también experimentó desde otro sector de la ciudad la inclemencia de ese invierno. “Algunas de nuestras casas estaban en el Pantano de Vargas o en las Lomas de las faldas de La Popa, eran casas que permanentemente sufrían de problemas de deslizamiento y algunas veces había animales que podían ser peligrosos para la familia. Vivíamos en situaciones infrahumanas pero las casas de interés social nos cambiaron el modo de vida en un cien por ciento”. LA OPORTUNIDAD Nelson y Miguel hacen parte de las más de 900 familias que fueron reubicadas en Colombiatón, un proyecto liderado por el Gobierno Nacional desde el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial y las empresas privadas para darles vivienda a los damnificados del 2004. Con sólo 34 años, Nelson siempre ha sido consciente que las cosas no se consiguen fácilmente y por eso no se detiene. “A la persona que sale de la nada le tocará luchar con mucha fuerza, empeño y deseo, y esas ganas son las que lo ayudan a uno a pasar los obstáculos”. Y Nelson la ha luchado. Aprendió por su cuenta a hablar inglés e italiano para venderles cosas a los turistas en el Centro, ahora está estudiando Administración Hotelera y Turística en la Universidad de Cartagena, también es técnico electrónico en mantenimiento y reparación de computadores y líder de su sector. “Siempre estuvimos trabajando con la comunidad y realizando trabajo social, trayendo programas de participación a la comunidad y campañas para la elección de la Junta de Acción Comunal”, cuenta Nelson. Ese trabajo con la comunidad lo llevó a conocer el Plan de Emergencia Social Pedro Romero (PESPR) creado y liderado por al administración distrital actual con el fin de acabar con la pobreza absoluta en Cartagena. “Hace siete u ocho meses la doctora Judith Pinedo nos visitó con la idea de crear una cooperativa o empresa familiar solidaria que proveyera la cantidad de materiales o materias primas que se utilizarían en la construcción de las diferentes casas que se proyectaría a través de Bicentenario”. Así nació la Empresa Asociativa de Trabajo La Bendición de Dios, conformada por 29 familias que se encargarán de fabricar los ladrillos con los que se terminarán las casas de Ciudad del Bicentenario, un proyecto del Distrito en el cual se espera reubicar a las familias que todavía se encuentran viviendo en zonas de alto riesgo. “Nosotros creamos un grupo fuerte con los líderes de los barrios Colombiatón y Flor del Campo, hicimos la promoción de información en toda la comunidad, pegamos carteles, le avisamos a la gente que venía un proyecto bueno y más o menos unas 80 personas empezamos con las capacitaciones”, narra Nelson. Durante más de siete meses Nelson, Miguel y otras tantas familias más recibieron ca-pacitación por parte del SENA, pero por los horarios y la necesidad de ganarse el sustento diario, la mayoría se retiraron voluntariamente quedando sólo hasta el final 29 familias. Esfuerzo, dedicación, entusiasmo, perseverancia y paciencia fueron las cualidades que cultivó Nelson para llegar hasta el final de la capacitación y ver cómo lo que por mucho tiempo fue un sueño inalcanzable se estaba convirtiendo en una realidad. “Nosotros anteriormente no teníamos la oportunidad de manejar una empresa propia pero en estos momentos tenemos La Bendición de Dios, y por eso se llama así, sabemos que va a ser una verdadera bendición y al mismo tiempo va a ser un desarrollo productivo para las familias que están involucradas y para las familias que nos rodean”. Como la de Miguel González, quien dentro de la empresa tiene el cargo de jefe de personal, y ve en la ladrillera la oportunidad de brindarle a su hija de seis años la posibilidad de un futuro mejor. Nelson, director ejecutivo de la empresa, ve la ladrillera no sólo como la oportunidad de tener una posición económica estable, con la que sus familias se puedan sentir más relajadas, también cree que les va a brindar la posibilidad de acceder a beneficios como la seguridad social, servicio al que antes no tenían acceso. EL APOYO “La oportunidad hace la ocasión” dice Nelson, “no fue iniciativa nuestra, fue iniciativa de la alcaldesa, de la directora de Actuar por Bolívar y de otros funcionarios que juntaron sus fuerzas para que esto se llevara a cabo. “En estos momentos tenemos listos los contratos. Los funcionarios de Planeación Distrital y de Coorvivienda se encargaron de que todo esto fuera posible colocándonos las maquinas y Actuar por Bolívar nos hizo la parte logística, lo que tiene que ver con la organización del personal. Con el señor Fredy Zabaleta, un reconocido constructor de la ciudad, tenemos asegurada la compra de la producción diaria que hagamos para abastecer a Ciudad del Bicentenario”, cuenta con mucha ilusión Nelson. Y aprovecha la oportunidad para pedirle apoyo al sector, quieren tener la posibilidad de brindar sus productos a las empresas vinculadas con área de la construcción en la ciudad. “Vamos a tener la tecnología y productos certificados por Camacol, nosotros buscaremos la manera de tener productos competitivos para que le mercado los acoja de una manera eficiente y eficaz”. Lo que empezó como un sueño está tomando cuerpo. Serán los mismos damnificados y vecinos de Colombiatón y Flor del Campo los que construyan los cimientos de las casas que albergarán a familias, como las de Nelson y Miguel, que llegarán a Ciudad del Bicentenario con la esperanza de un nuevo comienzo y un futuro mejor.

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