Facetas


Carlos Julio Ramírez, beisbolista

ERICA OTERO BRITO

23 de mayo de 2010 12:01 AM

“Mi mejor jugada fue un hit que hice en el 82 en un campeonato en Montería, en reemplazo de Abel Leal. Todo el mundo le cayó al entrenador por cambiar a la estrella del equipo por mí”. Carlos Julio Ramírez. Carlos Julio Ramírez fue un short stop importante de las selecciones de Bolívar y Colombia. Estuvo en el mundial de Japón, en 1982 y en diversos Panamericanos y Centroamericanos; así como campeonatos nacionales. Estuvo en los Yanquis de Nueva York, pero al final resolvió continuar su carrera en Cartagena. A sus 56 años sigue entregado al béisbol, aunque ya no como pelotero sino como entrenador de los nuevos talentos. Es el scout de la organización de los Tampa Bay y profesor de béisbol, hace 16 años, del colegio Comfenalco. Vive hace 25 años en casa propia en el barrio Las Palmeras con su esposa, Mirna de la Rosa Congora, con quien se casó en 1979 y tuvo a sus hijos: Alexander, (Administrador de Empresas) Carlos (Ingeniero de Alimentos) y Ronald, actual short stop del equipo Tigres y quien hasta hace poco completó siete años jugando con los Astros de Houston y se prepara para viajar pronto a Estados Unidos para jugar en la liga intermedia en busca de una nueva oportunidad en las Grandes Ligas. Es además padre de dos niñas, por fuera del matrimonio: Wendy, quien es abogada y vive en Australia; y Yeimi Paola, quien representó al barrio Daniel Lemaitre, en el 2003 y es ahora sicóloga, residenciada en Bogotá. “Mis cinco hijos son mi orgullo y mi motor, aunque a nadie le recomiendo tener hijos por fuera del matrimonio, es la situación más dura que hay. Ningún hombre puede tener una vida tranquila con hijos regados por la calle”. Carlos Julio Ramírez habló con El Universal. ¿Qué le despertó su amor por el béisbol? -El barrio en el que nací y crecí, Torices fue un barrio muy atractivo para los beisbolistas, la afición por ese deporte era enorme. Nosotros vivíamos cerca de un playón donde se jugaba mucho sóftbol y béisbol callejero y eso hacía que en mi casa se reunieran muchas glorias como Abel Leal, Bartolo Gaviria y otros que, entre descansos de los partidos, aprovechaban para jugar dominó. Yo crecí con esa pasión, tanta que con otros amigos nos robábamos la lona de las camas de tijeras que se usaban antes para hacer, nosotros mismos, las manillas de lona con que jugábamos. ¿Cuál fue el primer equipo que integró? -Se llamaba Panadería Juve, tenía yo 10 años; después sacamos un equipo del taller Don Bosco, de los hijos de Rubén Grau. A los 16 años comencé a jugar sóftbol, entonces mi hermano mayor, José, me ayudó para que entrara a trabajar en el almacén de repuestos Méndez y Gómez a cambio de que jugara en el equipo de sóftbol que tenía el negocio. Mucha gente me vio jugar ahí y me aconsejaban que yo estaba muy joven para jugar sóftbol, que buscara la forma de jugar béisbol. Pero cuando eso yo estudiaba mi último año de bachillerato, en la mañana, y trabajaba por las tardes, ayudaba a organizar cajas o hacía el papel de mensajero; es decir me resultaba cómodo. Al año siguiente Adolfo del Portillo, un pitcher que tras sufrir una lesión en su brazo se dedicó a entrenar, me convenció de jugar béisbol juvenil en el equipo Lesa, que él dirigía. Nos fue muy bien ese año, quedamos campeones. Después hubo un incidente en mi familia, una hermana se suicidó, se tomó un veneno y eso hizo que yo me fuera para Medellín, a casa de mi hermano Roberto, quien también era pelotero. Él me ayudó a entrar en el equipo Furesa, también en la juvenil. Estaba apunto de representar a Antioquia en esa categoría cuando Abel Leal me mandó a llamar para que firmara para primera categoría con Colpuertos. ¿Entró sólo como pelotero o lo emplearon enseguida? -No. Entré por bonificación, me pagaban $300 por jugar. Eso fue en 1972, imagínese eso era plata para un jovencito como yo. Pero, entonces ocurrió algo. Resulta que para entonces la competencia era muy reñida y a los novatos no nos daban muchas oportunidades para jugar porque había mucho pelotero veterano talentoso, imagínese era el tiempo de Abel (Leal), Bartolo (Gaviria), Pintuco Llerena, Wilfrido Buendía y muchos otros. A raíz de eso y para cultivar los talentos, la liga implementó que de manera obligatoria se nombrará un novato en el line up (alineación), así fue la única forma que pude jugar un solo partido en ese año. Consumí dos turnos en cinco inning en un juego contra Getsemaní. Eso me decepcionó y al año siguiente renuncié y me fue a jugar sóftbol de primera categoría, con el equipo Fedeca. Me fue super bien, quedé champion doble y champion triple; representé a Bolívar en un torneo en Barrancabermeja y quedamos campeones. ¿Y cómo retornó al béisbol? -A mitad de ese mismo año, José Miguel Corpas me vino a buscar para que jugara béisbol en Medellín, con el equipo Pilsen, estuve ahí hasta mitad del 75. La selección Bolívar fue a jugar un partido amistoso con Antioquia y Abel (Leal) aprovechó para decirme que Alcalis de Colombia estaba buscando peloteros para formar un equipo y que los iban a vincular laboralmente a la empresa. No lo dudé. Ese año se vinieron Ángel Castro, que jugaba en Coltejer, el Cuchi Dueñas y Gustavo Jinete, que jugaban en Fabricato; y de Pilsen nos mandaron a buscar a Jorge Julio, Antonio Rossi, al Flaco Orozco y a mí. Cuando empezamos el manager era Papi Vargas (fallecido). ¿Cuánto tiempo estuvo en Alcalis? -Hasta el año 79, el técnico para entonces era Manía Torres, quien ese año me seleccionó para jugar mi primer campeonato nacional por Bolívar, aquí mismo en Cartagena y lo ganamos. ¿Por qué se retiró? -Porque uno de los directivos de Alcalis se había ido para Colpuertos y ese año me llamó para trabajar con el Terminal, me fui porque la paga era mejor. Duré dos meses como supernumerario y después entré directamente con la compañía. Ahí hice de todo, fui estibador, aguatero, (el que le lleva el agua a los trabajadores que están dentro del buque), cotero, tractorista, barrendero, etc. ¿Y entró al equipo? -No enseguida, al año siguiente. A principio del 80 me llamaron para la selección Colombia para el mundial de Japón, cuando vine de allá comencé a jugar con el equipo de la Universidad (de Cartagena), trabajaba en Colpuertos, pero no jugaba con el equipo. Con la Universidad fuimos subcampeones. En el 81 fue que el técnico, Tomás Moreno, me llamó para hacer parte del equipo de Colpuertos. Ya las cosas fueron diferentes a cuando entré por primera vez. Quedamos campeones ese año. En el 82 perdimos con la Universidad, fuimos subcampeones. ¿Qué recuerda de la serie mundial de Japón? -La preparación. Fue una concentración extraordinaria que ya en estos tiempos no se ve porque para hacer algo así, ahora, es costoso. Esa vez nos concentraron en Santa Marta, después nos fuimos a Venezuela a jugar diez partidos de fogueo, regresamos y nos enviaron a Corea, como parte de la preparación, a jugar un torneo amistoso con siete países y de Corea viajamos directamente a Japón. En esa oportunidad el mayor logró de la selección fue el de Eusebio Moreno que quedó champion bate, a mí me fue muy bien en la ofensiva, fui el segundo mejor bateador de Colombia. ¿Cuál fue su mejor jugada? -Un hit que hice en el 82, en reemplazo de Abel Leal. Eso no se me va olvidar nunca. Íbamos perdiendo el campeonato en Montería y el manager era Alejandro Lián. Estaban las bases llenas y Alejandro cambió a Reynaldo León por Bartolo Gaviria, pero Bartolo salió con un “flaycito” que no ayudó en nada. El partido avanzó al último inning, en ese momento yo estaba sirviendo de mascota y le tocaba el turno a Leal (Abel), pero en ese momento Alejandro hace seña que entré a batear yo por Leal. Leal no lo vio, cuando yo le dije del cambio me dijo: “compa usted no respeta”, pero cuando Lián se lo corroboró empezó a gritarle que estaba loco y ahí mismo le cayeron a Alejandro la afición, las directivas del equipo y todo mundo. Imagínese era la primera vez que quitaban a Abel Leal, la estrella del equipo. Bueno yo fui a consumir mi turno, bateé un hit que sirvió para empatar el partido. Cuando voy llegando a la segunda base, y estaba todo el mundo celebrando, me grita Abel Leal: “Compa yo sabía que usted no me iba a dejar metío” (risas). Finalmente ganamos el partido y quedamos campeones. ¿Por qué se retiró de Colpuertos? -Porque en el 83, por múltiples problemas, económicos y al interior del equipo, la empresa decidió no sacar equipo; entonces sin renunciar a Colpuertos yo me iba los fines de semana a Sincelejo a jugar con Vivaporu. Cuando eso me pagaban, creo, que un millón de pesos por jugar. Quedamos campeones y fui el jugador más valioso del campeonato. A mitad de año, el señor Melanio Porto Ariza me ofreció la oportunidad para que jugara béisbol profesional y entré como el short de los Indios, hasta el 85. ¿Por qué no se quedó jugando con los Yanquis? -Porque cuando se me presentó la oportunidad ya yo tenía 29 años, estaba avanzado en la edad. Yo fui concientizado de eso, sin embargo quise vivir esa experiencia y pedí en Colpuertos una licencia de tres meses, cuando la culminé regresé a Cartagena y ellos me mandaron nuevamente el contrato, pero Colpuertos no me renovó la licencia; y yo no acepté porque para entonces ya tenía acumulados 12 años trabajando con el Estado y mi meta era pensionarme y dedicarme a entrenar. ¿Qué tal le fue en Estados Unidos? ¿cómo hizo con su familia? -Me fue bien porque en la época que me tocó a mí ya no había casi racismo y los Yanquis era una organización que estaba muy combinada entre latinos y gringos. ¿Su experiencia como entrenador en qué momento tomó protagonismo? -En ese año, 85, porque cuando vine de Estados Unidos me nombraron entrenador del equipo de Colpuertos que nuevamente había sacado primera categoría. Ese año fuimos subcampeones, al año siguiente perdimos y entonces Bartolo Gaviria asumió como entrenador y yo me quedé con la categoría junior de Colpuertos. Aunque mi papel de entrenador de las categorías menores empezó desde que estaba en Alcalis; pero de Colpuertos hacía acá fui manager, hasta el 2005, de la categoría junior de Bolívar 16 veces, en todas campeón y 15 de ellas invictos. No en años consecutivos, aclaro. ¿De qué vive? -De mi pensión de Colpuertos. Me pensioné, en el 93 a los 39 años, cuando se acabó Colpuertos. Trabajé 12 años con Colpuertos y cinco con Alcalis fueron 17; en esa época se pensionaba uno con cualquier edad. Después que tuviera 12 años acumulados. Hace 16 años soy el entrenador de béisbol del colegio Comfenalco y también me he desempeñado como buscador de talentos del béisbol organizado. Actualmente tengo cuatro años con la organización Tampa Bay, de Grandes Ligas, que tiene una academia en Bayunca, donde entrenó diariamente de 3 a 6 de la tarde. ¿De qué tamaño es su gratitud con el béisbol? -Infinita. Todo en mi vida se lo debo a este deporte y a Dios que me dio el talento para jugarlo. Pero quiero aprovechar para darle las gracias a Abel Leal porque fue la persona que me llevó a jugar béisbol de primera categoría y quien me llevó a jugar con Alcalis.

Se ha producido un error al procesar la plantilla.
Invocation of method 'get' in  class [Ljava.lang.String; threw exception java.lang.ArrayIndexOutOfBoundsException at VM_global_iter.vm[line 2204, column 56]
1##----TEMPLATE-EU-01-V-LDJSON----
 
2   
 
3#printArticleJsonLd()
 

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS