Facetas


Cartagena, el paraíso y sus antipostales

No todo es perfecto (lejos de serlo) en la iluminada, cálida y fantástica Cartagena, con balcones floreados y calles adoquinadas, sus caminos llenos de historias por los que atraviesan miles de visitantes. Vendedores ambulantes, falta de cultura ciudadana, basuras por doquier, invasiones, microtráfico y trabajadoras sexuales empañan la magia que atrae a muchos turistas al Corralito de Piedra.

Y es que el “maquillaje” de la ciudad no es solo una palabra imprudente del alcalde Manuel Vicente Duque, es una realidad que no se puede ocultar, una fachada que en cuestión de segundos se desmorona.

Atraemos a los turistas con las mejores postales, de acuerdo, todas las ciudades lo hacen, los atrapamos con ese paraíso de papel que muchas veces se parece más a un infierno.

Con este ejercicio de “postales” y “antipostales” no queremos golpear una industria de la que viven más del 30% de los habitantes de Cartagena, pero sí halar las orejas de los habitantes que con su falta de civismo han dañado la mejor cara de la ciudad, y a los gobernantes que no han hecho lo suficiente para controlar estos espacios.

Recorrimos el Castillo de San Felipe, el Cerro de La Popa, las Murallas, la Torre del Reloj, la Calle Portocarrero en el Centro Histórico y el Baluarte San Miguel de Chambacú, lugares emblemáticos que nadie de afuera se quiere perder. Le mostramos cuál es el lado amable de estos sitios y cuál es la cara que ningún viajero quiere encontrar.

CALLE PORTOCARRERO

Pese a estar a pocos metros de la Torre del Reloj y ser una de las calles del Centro más transitadas, es una de las que colapsa cada vez que llueve. La invasión de vendedores ambulantes y artesanos en la zona no hacen ver muy agradable el panorama.

La ocupación del espacio público en la ciudad, especialmente en el Centro Histórico, se ha convertido en un problema de nunca acabar, a pesar de los constantes operativos de recuperación de andenes, calles, plazas y parques, realizados por las autoridades competentes, es notable que la ciudad necesita una solución que erradique definitivamente esta problemática que sigue siendo una piedra en el zapato para la Administración Distrital.

Y si de olores se trata, esta calle es la indicada para hablar de ello, pero no precisamente por su floreado aroma sino porque cada vez que turistas o locales cruzan por allí o se detienen a tomarse la tradicional foto con el fondo de la Torre del Reloj, deben ponerse la mano en la nariz para no inhalar los fétidos olores que ya caracterizan a esta calle por culpa de aguas estancadas. Esta es otra de las problemáticas que, al parecer, no tiene solución. 

CASTILLO SAN FELIPE

Las basuras se han convertido en la constante en muchos sectores que bordean los sitios más representativos de La Heroica. Esto muestra la falta de cultura ciudadana y el control por parte de las autoridades.

Según el reporte de Pacaribe, a diario recoge 600 toneladas de basura y por su parte, Aseo Urbano afirmó que en promedio recoge 550 toneladas diarias.

Hoy la ciudad vive acorralada por las basuras, problemática diaria que se ha convertido en blanco de cuestionamientos por parte de muchos cartageneros que exigen una ciudad limpia, pero que no hacen el mayor esfuerzo para lograrlo y aunque duela admitirlo, son muchos a los que les hace falta la tan cacareada cultura ciudadana.

La comunidad sigue con el mal hábito de arrojar residuos en las calles, especialmente en lugares emblemáticos del Corralito de Piedra, olvidando el sentido de pertenencia y provocando que visitantes de otras ciudades y países desechen la idea de pasar unas plácidas vacaciones en la cálida, mágica y divertida Cartagena.

CERRO DE LA POPA

Las invasiones son un problema de nunca acabar en el pulmón verde de Cartagena. De acuerdo a la Fundación Ecoparque Turístico y Cultural de La Popa (Ecopopa), hay alrededor de 20 invasiones que se han convertido en barrios ilegales en este cerro. Todo esto, ante la mirada indiferente de las autoridades.

Las invasiones hacen parte de la colección de problemáticas de nunca acabar en la ciudad, y este fenómeno ha provocado en La Popa la deforestación de aproximadamente 100 hectáreas, cifra que seguirá aumentando si no se toman las medidas para recuperar estas zonas invadidas.

Aunque las personas que habitan en los barrios ilegales que se han conformado en los alrededores del Cerro son de escasos recursos, las autoridades insisten en recuperar estas zonas verdes y a través de operativos erradicar las invasiones, en pocas palabras "en La Popa no debe quedar nadie". Además de significar un latente riesgo para las familias que habitan allí, estas ocupaciones irregulares le generan al emblemático Cerro de La Popa un notorio daño ambiental y el peligro de un gran alud.

TORRE DEL RELOJ

Ventas de bebidas, mecatos, minutos y artesanías se han convertido en un accesorio más que adorna la entrada a la Torre del Reloj, sin ningún control de las autoridades.

La Oficina de Espacio Público del Distrito asegura que en el Centro Histórico hay unos 393 vendedores ambulantes que ocupan ilegalmente el espacio público. Esta cantidad muestra la falta de control de los vendedores en la zona turística de Cartagena.

Los vendedores ambulantes siguen siendo el dolor de cabeza de La Heroica, muchos de ellos aprovechan la ocasión y falta de autoridad para el tráfico de droga, mientras que otras se 'rebuscan' ofreciendo sus servicios de trabajadoras sexuales, dándole un mal aspecto a la concurrida Plaza de Los Coches, tanto de día como de noche.

LAS MURALLAS

Las basuras y vendedores ambulantes invaden uno de los principales lugares turísticos que sirve como vitrina de Cartagena al mundo, y que nunca falta en las revistas de viajes de Latinoamérica. El encanto de las murallas se ve opacado por esta problemática.

Pero no es todo. Las murallas huelen a orines, pues son el sanitario de decenas de personas. También son tendederos de ropa, cocina portátil, cama de habitantes de la calle y escondite de malandrines.

BALUARTE SAN MIGUEL DE CHAMBACÚ

Es una de las fortificaciones más antiguas de La Fantástica, que servía como resguardo de los españoles ante repetidos ataques. Hoy se ha convertido en el patio trasero de cartageneros y residentes a quienes les tiene sin cuidado su historia.

Escombros, residuos de comida, neumáticos, entre otros desechos, hacen parte de la colección de basuras que se encuentra en esta zona. 

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