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Colombia: un triste país feliz

Somos uno de los países más felices del mundo, pese a las carencias y el conflicto. ¿Eso es bueno o malo?

Hace unos días vi una noticia que me estremeció el cuerpo al punto de sacarme lágrimas. En Santa Cruz, Atlántico, unos tipos descuartizaron a un anciano de 77 años. Se llamaba Antonio Abel, y fue asesinado presuntamente para robarle su cultivo de yuca.... Unas yucas. Unas simples yucas.

Buscando en Internet más sobre el señor, vi una foto, donde le celebraban su último cumpleaños. Aparecía con esa áspera sonrisa de los señores de pueblo, que dejan a uno pensando si sienten felicidad o vergüenza.

Me pregunté cómo era la vida de don Antonio hasta ese momento. ¿Será que antes de eso tuvo una vida feliz?

Recordé a la lideresa asesinada en Santa Marta, la señora Maritza Quiroz. Según los medios, era querida en su comunidad porque se dedicó a buscar que se restablecieran los derechos de decenas de mujeres afro desplazadas. Su foto, donde aparece con una sonrisa encantadora, me arrugó el alma.

¿Fue feliz como la hace parecer esa expresión de la imagen?

También recordé al pequeño Hans Tafur, abusado, asesinado y lanzado a un barranco. Su tierna carita inundó las noticias y las redes sociales.

Un niño común, al que le gustaba patear balón y hacer muecas para la foto. Un niño que fue raptado después de ir a una novena.

Mientras todo esto pasó, el mundo siguió su rumbo. La mitad del planeta despertó mientras la otra se fue a dormir. Las empresas abrieron a las 7 de la mañana y cerraron a las 7 de la noche, alguien llegó tarde a su oficina, un grupo de jóvenes pensó en renunciar a la escuela, un gran hombre cumplió 3 años de muerto, los autobuses recogieron y dejaron pasajeros, el calentamiento global derritió otra parte de la superficie de Alaska, una rana se comió a una mosca.

Tal vez todo es efímero, hasta un profundo dolor.

“El hombre feliz es aquel para quien nada es bueno ni malo, sino un alma buena o mala, que practica el bien, que se contenta con la virtud”. Con esa definición de Séneca prefiero arroparlos.

Si bien la sonrisa no es un escudo contra el horror, vendría a ser la mejor herramienta para combatir todo en la vida.

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“Si se mira por estratos hay muchos matices. Se evidencia una gran brecha en los niveles de felicidad entre hombres y mujeres de estrato 1. Mientras las mujeres de estrato 1 tienen un nivel de felicidad de 7,9 puntos sobre 10, los hombres de estrato 1 tienen un nivel de felicidad de 8,5, siendo los más felices del país. Sin embargo, no es así con las mujeres del estrato 1, quienes junto con las del estrato 6 tienen los niveles más bajos de felicidad con 7,9 sobre 10. Las mujeres del estrato 3 son las más felices, con 8,4 puntos. Son seguidas por las del estrato 4, con 8,3 y las del estrato 2 con 8 puntos”.

Este fue el último diagnóstico de felicidad para Colombia, del Departamento Nacional de Planeación. Según la encuesta, los hombres colombianos de estrato 1 son los más felices del país, mientras que las mujeres de estrato 1 y 6 tienen los más bajos niveles de felicidad. Se les preguntó a 9.710 personas en Cali, Barranquilla, Medellín y Bogotá.

“Puede ser que el entorno social y cultural, maximice o minimice un estado de dolor. El solo hecho de haber experimentado este síntoma predispone a que en ocasiones este se perciba de manera más intensa. La religión es un factor importante que permite, en ocasiones, que el dolor sea aceptado con resignación y por lo tanto se tolere”, explica el estudio “Experiencia diferencial del dolor según género, edad, adscripción religiosa y pertenencia étnica”.

El catedrático Andrés Aljure, profesional especializado en psicología positiva, explica que la felicidad “es un traje a la medida” y que independientemente de las circunstancias externas, sí se puede ser feliz, aunque va a depender de la persona y sus características.

“Colombia, según los diferentes rankings, está entre los países más felices del mundo. En el ranking de la Organización de Naciones Unidas está en el puesto 37, lo que es un puesto bueno. ¿Cuál es la diferencia de estas evaluaciones o por qué ocupamos mejores puestos que en otros? Ocupamos los primeros lugares cuando se pregunta sobre la felicidad subjetiva o cuán felices nos sentimos. La evaluación de la ONU, por su parte, contempla ingresos per cápita, expectativa de vida o niveles de corrupción”.

En general, las condiciones para que haya felicidad son: gozar de buena salud, amor, libertad y comodidad económica, pero aun con todo esto, ponerse de acuerdo en una definición es difícil. “Aunque estas condiciones son más o menos indispensables, se pueden presentar todas sin que seamos felices; es decir, al intentar definir lo que sea felicidad, estas condiciones son necesarias pero no suficientes”, dice el filósofo Jean-Paul Margot.

¿Por qué los colombianos somos felices?

La hipótesis de Andrés Aljure se va hacia la buena capacidad de adaptación que tenemos los colombianos.

“Todo lo abordamos con buen humor, a todo le sacamos chiste. Desde la perspectiva de la felicidad, es bueno”.

Le pregunto si considera que desde una perspectiva de desarrollo esta capacidad es buena.

“Hipotéticamente hablando, sin haberlo estudiado en profundidad, puede ser que esa capacidad de adaptación no facilite un desarrollo más fuerte. Es una posibilidad, podría ser”.

La cosa es que Colombia, como cualquier otro país, sí puede ser feliz.

“La felicidad depende de factores genéticos, de hábitos, creencias, comportamientos. Si tenemos relaciones positivas hay una buena forma de amortiguar las malas situaciones de la vida. En el caso de Latinoamérica, las relaciones son estrechas tanto con la familia, como con la comunidad, los vecinos y eso es una posible explicación a por qué somos más felices”.

Sí se puede ser feliz, atravesando por las peores situaciones de la vida, dice Andrés. “Y no hablando de emociones placenteras, sino de felicidad permanente (un estado)”.

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Volví a pensar en don Antonio. Tuve esa extraña sensación de que habría podido hacer algo por él y no lo hice. Al leer la noticia por primera vez, me apagué, pero solo por minutos. Luego un meme me hizo reír.

Me sentí culpable.

Para mí, la felicidad en Colombia no viene siendo más que la “superación de cualquier clase de horror”. ¿Eso debería ser?

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