Facetas


El aguacate tiene su pregón

JOHANA CORRALES

02 de diciembre de 2012 12:01 AM

“De la torre 1 a la torre 2 donde mi aguacate se perdió/ ay para la playa de Manga/ yo le canto este sonsito/ que a donde arriman los barcos/ eso se ve muy bonito”. Cantos como éstos se escuchan desde las seis de la mañana por las calles del barrio Manga.
El autor de esta serenata con sabor a aguacate es Miguel Aurelio Ramos Peña, un vendedor que con su carisma se ha hecho una buena clientela desde hace 30 años.
A Miguel Aurelio se le ocurrió cantar mientras vendía, porque el paisaje que le ofrecía la bahía de Manga y otros sitios, le servían de inspiración para sus letras. Es así como casi todas sus composiciones se refieren a los edificios, a la gente y a las familias mangueras.
“Los Johnson se ven viajar de Manga para El Laguito/ y la gringa que se pasea/ a menudo y cada ratico/ na más la pasa mirando/ de Manga para El Laguito”.
Y es que Miguel antes de ser vendedor de aguacate, y de otras delicias frutales, era el cantante líder de un grupo vallenato.
Tenía toques en varios bares de la ciudad e inclusive firmó contrato con los dueños de La Piragua, una reconocida terraza ubicada en Bocagrande donde se presentaban grupos musicales de jueves a domingo.
Luego de que su conjunto vallenato fracasara, porque su hermano se mudó para Barú, y se llevó el acordeón que tocaba, Miguel decidió buscar suerte en Barranquilla y se quedó trabajando en esa ciudad por siete años.
Se regresó para Cartagena sin trabajo y buscando una nueva oportunidad que mejorara su calidad de vida. Un día estando en el Mercado de Bazurto, uno de los dueños del negocio del aguacate en esa zona, le ofreció que se llevara algunos para ver cómo le iba vendiendo. A Miguel le fue tan bien ese primer día, que se quedó vendiendo aguacates hasta el día de hoy.
Con las ganancias que le dejaba la venta pudo sacar adelante a sus a sus 6 hijos: Kaila Dee, Derly, Ana Carmela, Omairo, Leosniris y Miguelito.
Su rutina consiste en salir a trabajar de lunes a lunes. Se despierta a las 5 de la mañana, se arregla y se dirige a la plaza de mercado, donde se siente en familia porque casi todos lo conocen y saludan con cariño.
Junto a dos, de sus seis hijos, recorre todas las calles de Manga, empezando por el puente Jiménez y bajando por toda la Avenida de la Asamblea. El recorrido termina en el barrio Torices, donde también se ha ganado el aprecio de esa comunidad.
Es consciente que cantar le ayuda a vender más rápido los aguacates, pero también tiene claro que no siempre los clientes tienen dinero para comprarlos.
“Hay días en que canto y hay otros en que no estoy de humor para hacerlo. El que está limpio no compra así llore”, dice riéndose el abuelo de 66 años.
Asegura que en un día bueno puede vender hasta 50 aguacates. Aunque confiesa que una de las temporadas más difíciles del año es precisamente ésta, porque no están en cosechas y le toca venderlos a un precio alto.
Es múltiple el repertorio de canciones que se sabe. Ya perdió la cuenta del número de ellas, sólo tiene claro que conoce a la perfección las letras de Diómedes Díaz, Enrique Díaz y Farid Ortiz, sus artistas preferidos.

Le robaron su canción
Ninguna de las canciones que ha compuesto está registradas, por eso intenta ser muy celoso con sus letras, no quiere que le vuelva a pasar como hace unos años que un supuesto “amigo” le robó una de sus canciones favoritas.
Se trata de El Mapaná, la cual grabó hace tiempo el músico Lucho Covo.
“No las canto porque se las aprenden. Un día estaba parrandeando con Lucho Covo y le canté mi canción, todavía pa esa época se usaba el cassette, entonces él me grabó y se la llevó. Cómo le reclamaba si yo no la tenía registrada”, dice frunciendo el entrecejo.
La gente lo identifica como el vendedor de aguacate que sabe cantar, por eso más de uno le ha propuesto que le escriba un son.
“Hubo un señor que se la pasaba bebiendo todos los días en un estanco por el que yo pasaba. Me decía que le compusiera una canción, y ese día amanecí con ganas y se la compuse. Decía: ‘Te busca La Fiscalía y no te puede soportar/ porque andas cargando un muerto/ que no lo puedes comprar/ a donde quiera que vayas/ te lo tienes que llevar/ ese muerto es pernicioso/ que no se quiere apartar’”.
Pero sin lugar a dudas, una de sus creaciones más divertidas es ‘La contestación de la morrocoya’, que se la escribió al cantante vallenato Miguel Durán.
“Dicen que la morrocoya le salió a Miguel Durán/ ya se fue de Las Palmitas y ahora vive en Majagual/ ahora vive en Majagual y no la pueden aguantar/ se fue pa’l Valle del Cauca donde está Miguel Durán/ pero ahora Miguel Durán pasará su buen sofoco/ la morrocoya se perdió y ahora Toño tiene otro”.
Lo más curioso de Miguel es que no come aguacate. Por eso, le toca valerse de otras herramientas como el canto para convencer a sus clientes que los aguacates que él vende, no los consiguen en otro lugar.
“No me gusta el aguacate. Nunca aprendí a comerlo”, concluye con una carcajada que deja entrever los 4 dientes que le faltan.

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