Detrás del oro, brilla el espíritu de una mujer sonriente y humilde. Tiene una sonrisa que cautiva a millones de corazones.
Pero ella es más que una amable expresión facial que refleja un sentimiento de satisfacción.
Caterine Ibargüen Mena, la campeona olímpica de salto triple, también es la campeona de la humildad.
Sabe de dónde viene, no se le olvida. A su primera competencia, estando muy niña, asistió con los zapatos de doña Francisca, su madre, a esa que ama más que a su propia vida, al igual que a su abuela Ayola, quien también tuvo mucho que ver en su crianza.
Ese recuerdo permanece imborrable en su mente. Pude darme cuenta de este detalle, el pasado martes 16 de agosto, cuando Rubén Darío Cartagena, un periodista antioqueño, le llevó una razón a la campeona.
“Sofia, una niña de Medellín que practica el atletismo y vive en condiciones mínimas, me pidió que apenas te viera te dijera que eres su mayor ejemplo. ¿Qué repuesta le envías?”, le dijo el periodista.
Entonces, los ojos de Ibargüen tomaron otro brillo, derramaron lágrimas y algo de nostalgia embargó su ser, el comentario la trasladó inmediatamente a su pasado.
“A la niña Sofía le digo que me agrada que me tenga como un ejemplo y que la clave es la responsabilidad y disciplina para conseguir los sueños. Todos los días me levanto con un propósito bueno para mi vida, mi familia y mi país. La invito a que lo ponga en práctica”, aseguró Ibargüen, quien nació en Apartadó (Antioquia) un 12 de febrero de 1984 (tiene 32 años).
Su don de gente
No hay que estar con ella mucho tiempo para saber que Caterine es una chica muy sonriente, pero más allá de eso sencilla, aterrizada con un impresionante don de gente.
Adora el atletismo, lo vive a plenitud y lo defiende al máximo no solo por ella sino por toda la familia del deporte colombiano.
“Tuve una gran preparación, pero considero que no solo yo tengo que ser la prioridad del Comité Olímpico Colombiano y Coldeportes Nacional. No. Todos necesitan el mismo trato, tanto el que está más cerca de conseguir la medalla como el que está lejos de cumplir ese sueño”, afirma esta hermosa morena, de un metro con 80 centímetros de estatura y 70 kilos de peso, que se ha convertido en el referente del deporte colombiano ante los ojos del mundo.
En cada frase trasmite cariño por su gente. “Tengo que aprovechar este momento, si Dios me da la posibilidad de aportar desde la política o afuera de ella lo voy hacer siempre pensando en el beneficio del deporte colombiano”, agrega la atleta, que se inició en salto alto y que al cabo de unos años, gracias a la recomendación de la entrenadora cubana, Regla Saldino, se pasó al salto triple, en donde hoy es la mejor del planeta.
La atleta que pudo ser enfermera
Muerta del susto y con la mente puesta en ser una profesional, en el 2008 Caterine emprendió viaje a Puerto Rico para graduarse como enfermera, gracias a una beca que se ganó en la Universidad Metropolitana.
Pese a que los estudios le quitaban algo de tiempo, Ibargüen siempre vivió en función del atletismo. Ahí, en Puerto Rico, conocería a Ubaldo Duany, un entrenador cubano con el que también perfeccionaría su técnica en salto triple y quien le devolvería la confianza en sí misma tras no haber podido clasificarse a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.
Considera que en gran parte gracias a Ubaldo, el éxito tocó a su puerta. Profesa un gran respeto y admiración por su maestro.
“Es un hombre espectacular, sabio en sus enseñanzas y con un corazón gigante, tienen que conocerlo. Con él logré la plata en Londres y el oro en Río. Es una extraordinaria persona”.
La inspiración
Agradece a doña Francisca, quien hace algunos años se le acercó y le dijo: “mija, cuando escuches la canción Tu propia historia, de Silvestre Dangond, acuérdate de ti misma”.
“Me gusta esta canción porque dice que todo tiene un momento y este es mi momento. Mi madre me dedicó esta canción en el momento preciso, me concentré mucho en ella, me inspiré y por eso cada día lucho para ser mejor”, agrega.
Todos la conocen como la mujer de la sonrisa encantadora y de verdad que es así, de eso no cabe duda. Solo que al hablar con ella y conocerla un gran sentimiento de humildad sale a flote y refleja lo mejor de su ser.
Es la campeona olímpica del salto triple y la campeona de la humildad.
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