La señora Ruth sufría dolores de artritis severa, por lo que veía afectada su vida personal y en el trabajo. Una vez, alguien le recomendó usar un producto hecho con cannabis y dos semanas después de probarlo, vio con sorpresa cómo se mejoraba del dolor.
En el supermercado, en la esquina, en los buses, en el taxi y en cualquier lado, estas historias se replican sin control. Los medicamentos elaborados con cannabis sin embargo, aún no son legales pese a la “eficacia” que se les atribuye, puesto que no se sabe cuáles son los efectos secundarios que produce.
El cannabis de uso medicinal, aún tiene un largo camino que recorrer desde la luz verde que se le otorgó con la ley 1787 del 6 de julio del 2016. Un trabajo duro para la empresa Medcann, la primera que obtuvo en Colombia las licencias que dan los ministerios de Salud y de Justicia para investigar y procesar medicamentos con base en Cannabis y que trabajará sus 10 hectáreas en el Meta.
Las aristas del cannabis
José Manuel Restrepo, Economista y especialista en Finanzas, sostiene que la agroindustria tendrá un papel fundamental en la economía del país dentro de unos años, y la planta de marihuana puede ser protagonista.
“Con un grupo de investigadores de la Universidad del Rosario, hemos hecho unas aproximaciones y creemos que a corto plazo, el cannabis perfectamente podría igualar a lo que se exporta en flores y banano y estamos hablado de mil millones de dólares. A mediano plazo sin embargo, puede aumentar a 4,3 billones y ahora estaríamos hablando de la suma de la exportación de flores y café”, afirma.
Pese a la ventaja de clima que permitirá tener cosechas todo el año y un futuro prometedor en el mercado internacional, en la práctica habrá problemas.
“Lo que está detrás de esto es un cambio de mentalidad. Por muchos años, hemos sufrido del narcotráfico y derivado de eso se sentaron bases de política pública y Gobierno centradas a controlar las dificultades que se derivaban de allí. Se tiene la creencia de que si se aprueba esta comercialización, se aumenta en la población el consumo de marihuana, lo cual entra en conflicto con evidencia internacional, con cifras por ejemplo de Norteamérica, donde se muestra que es todo lo contrario: se ha disminuído el consumo o en el peor de los casos el consumo sigue siendo el mismo”, resalta.
Esa construcción cultural de “la mata que mata” se metió en los colombianos así que ¿Cómo decirle alguien que esa mata que mata va a ayudar a mejorarle la calidad de vida a las personas?
Los medicamentos a base de cannabis sin embargo, caminan a paso lento puesto que aún faltan investigaciones que los respalden.
“Siguiendo el esquema de investigación, se avanzará de manera lenta en cuanto a producir como tal, los medicamentos puesto que los análisis y las pruebas deben tomar unos años. Ya conocemos las cepas, qué compuestos tiene y trabajando con investigaciones internacionales y con grupos científicos aquí en Colombia, podemos ir haciendo ensayos clínicos pequeños, ver cómo funcionan, pero debe ser como mucho cuidado. No podemos meter “las de andar” porque habría consecuencias muy malas para el país”, concluye por su parte Mauricio Arcos, director del Instituto de Medicina Tranlacional de la Universidad del Rosario.
En la medicina
Por su parte, Carlos Francisco Fernández, Neurofisiólogo del dolor y Especialista en cuidados paliativos, explica que es muy importante entender que no se está partiendo desde cero, ni se está hablando de un componente esotérico.
“No es yagé ni estamos hablando de amapola convencional. Desde la óptica neurofuncional, si hay una epidemia grande en el mundo, sin duda es la del dolor, un componente personal e instrasferible. De ahí que las herramientas para manejar el dolor no están unificadas ni definidas”, empieza.
El médico, parte de investigaciones que dejan una duda extraordinaria.
“La neurofisiología encontró que tenemos en el cuerpo unos receptores, es decir unas “cerraduras” tanto a nivel del sistema nervioso (en el cerebro y la médula espinal) al igual que en las células periféricas en las cuales encaja de manera exacta una “llave” que encontramos en la naturaleza, y esas “cerraduras” muy llamativas, definitivamente estimulan o configuran la estructura de dos sistemas que nosotros no sabemos todavía para qué son.
“Uno es en donde encaja el opio y sus derivados, ¿por qué razón? Porque los tenemos adentro ( a nivel del sistema nervioso) pero se encontró que en la otra “cerradura” (sistema nerviosos, células periféricas) encajan perfecto los cannabinoides y ¿para qué lo tenemos? ¡Apenas lo estamos investigando! El por qué nosotros desde el plano evolutivo seguimos teniendo eso”, refiere.
Fernández explica que de los opioides se sabe que los humanos “producimos sustancias parecidas al opio, dentro de nuestro cuerpo”.
Pero, ¿qué es lo que pasa con estos receptores de los que habla el especialista?
“Lo que se ha econtrado es que cuando se desequilibran esas relaciones entre esos receptores, “algo” pasa. Ese sistema cannabinoide cuando se desequilibra actúa en dos componentes importantes: tanto en la parte neurofuncional y de neuromoduladores, como en lo inmunomodulador. Así que funciona como un “regulador”.
Por eso quizá, muchas personas sienten alivio al insomnio, la ansiedad, e incluso presentan apetito (en el caso de las personas enfermas que no les apetece comer) a raíz de esta planta.
Para Fernández, es necesario mirar qué es lo que pasa con los derivados del cannabis. “Hay que encontrar cuál de las 500 “llaves” que tiene esa sustancia es la que pasa en esos receptores. La investigación se tiene que hacer”.
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Existen muchos productos en el mercado a base de cannabis, sin embargo los expertos resaltan que no hay que fiarse puesto que ninguno tiene aún los registros sanitarios. Hay mucho por descubrir, el camino apenas se empieza a recorrer.
Es necesario seguir estudiándola para tener luces sobre su impacto en el ser humano a corto y largo plazo. En palabras de José Manuel Restrepo, “el impedirle a personas acceder a estos productos ya existentes es un gran problema, así que desde la Academia lo que debe hacer es contribuir a que eso sea posible”.
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