Facetas


"El éxito en la pintura es amar lo que haces"

ANDRÉS PINZÓN SINUCO

28 de septiembre de 2014 12:02 AM

Detrás de Diana se desencajan los acordes nítidos de una guitarra portuguesa.

Está sentada en la mesa más alejada de la entrada de Malagana, el bar y restaurante de luces tenues que administra hace dos años. Varias de sus pinturas cuelgan de las paredes de esa casa de tres pisos, situada en la Calle Tripita y Media de Getsemaní, y son el primer bocado visual que advierten la obra de la pintora.

Su presencia forma parte de una dimensión flexible en la que convergen diferentes manifestaciones artísticas. Todo en Malagana tiene un ajuste creativo por ello resulta muy natural que se hubiera programado allí la entrevista. Aunque desconozco su rostro, sí he apreciado varios de sus cuadros, así que me adelanto a saludar a una desconocida con la certeza de que será ella.

Cóctel de corozo mediante, Diana Herrera Ordosgoitia se va revelando con la confianza inicial de quien empieza una carrera en el arte, pero con todo el bagaje cultural que le otorga una larga estancia de estudios complementarios en Florencia, Italia. “Empecé pintando desde pequeña. Siempre me gustaron mucho los materiales y siempre estuve haciendo cosas manuales”, explica con voz cálida la cartagenera refiriéndose a su niñez, cuando sus padres le regalaban los primeros libros para dibujar y colorear.

Mientras conversamos, los extranjeros que bajan y suben las escaleras del recinto aprecian por instantes uno de los cuadros:una mulata sonriente de vívidos labios violetas, de cuyo turbante caen unas gotas como hilos de colores. La mezcla de lo figurativo con lo abstracto cunde la obra de esta mujer de treinta y dos años que se marchó de la ciudad a los 16 para estudiar artes en la Universidad de Los Andes. “Allí estuve dos años. Pero en Los Andes todo era enfocado al nuevo arte y al performance (muestra escénica) y la tecnología. A mí lo que me gusta mucho es la pintura y todo lo que es grabado y dibujo. Así que me fui para Florencia, donde terminé la carrera de Bellas Artes. Luego estudié diseño gráfico como para tener un profesión alterna y porque yo pensaba que de pronto iba a fracasar. Luego terminé en Barcelona, España; y más tarde me fui a estudiar pintura a Londres (Inglaterra)”.

Diana pide a uno de los meseros que baje un poco el volumen de un reggae que inunda de Caribe, con su natural estridencia, todo el ambiente sibarita de Malagana. “La belleza es subjetiva, es muy difícil de definir. Cada persona tiene su noción y su concepto, para mí lo que es bello, quizá no lo es para otro”. Sus respuestas son sencillas, no tienen la pretensión de impresionar, ni le hace falta. Por eso, cuando le pido que me explique lo que es la pintura, no vacila en advertir, como arrojando con la palma de su mano un pensamiento, que es un placer y que no necesariamente el arte tiene que ser bello para ser arte. Esa idea última la equiparo mentalmente a lo que algunos dicen de una buena canción: es una buena letra con una buena melodía, y ‘algo’ más que nadie sabe lo que es, pero que es lo único que importa.

“Tengo suerte de que la pintura es lo que hago para vivir. Es uno de los únicos medios de expresión que tengo”, agrega esta artista cuyo paraíso personal es viajar. “Yo viajo para tomar fotos y mi pintura se basa mucho en las fotografías que tomo”, complementa. Entre tanto, se instala en su silla como se instala en la escena artística de Cartagena: con seguridad cosmopolita. Entiende que el éxito, o la creencia de éxito, no se traduce simplemente en términos económicos, obedece más bien a una satisfacción profunda y de consciencia, “es estar contento con lo que haces, amar lo que haces y estar en el lugar en el que quieres estar”. Y desde hace cuatro años Diana quiere estar en Cartagena. Dice que la luz es especial en su estudio y que esa condición, además de vital, la tiene toda la ciudad. Ella la aprovecha para mezclar acrílicos y óleos que más tarde nutrirán el papel o el lienzo. Todo el mundo tiene vínculo con el arte porque todo el mundo sueña.

En Getsemaní ha empezado a llover. Baja de la terraza, del tercer piso, un grupo de gente que celebra septiembre. Ocupan pronto dos mesas, piden vino tinto de verano y un hombre amable de bigote y camisa celeste improvisa un discurso sobre el eterno presente mientras agradece la reunión. Afuera, la calle huele a tierra mojada y en Malagana se escucha una cantante francesa que susurra tranquila una canción latina. “No conocía mucho el ámbito artístico de Cartagena. Ahora noto un resurgimiento. Veo muchos artistas locales, galerías. Creo que está mejorando un poco. Mi primera exposición fue en el Museo de Arte Moderno que fue cuando me conoció toda la gente de la ciudad”.
Debajo de la escalera roja que da al segundo piso hay una guitarra clásica junto a una pequeña caja de la que sobresalen un par de maracas. Los dos instrumentos invitan a su ejecución, y aunque nadie los ignora del todo, tampoco los toman.

Después de despedirme de Diana, me acerco y cojo el instrumento de cuerdas. Parece hecha de helio, muy ligera. Huele a madera viva. Está afinada. Una última pregunta gira en el aire: ¿Y qué consejo le daría a un pintor que recién empieza? “Hay que pintar y producir y nunca lamentar ni estar miedoso de lo que pintas y va saliendo. Si haces una obra, las cosas van a llegar por si solas”.

Se ha producido un error al procesar la plantilla.
Invocation of method 'get' in  class [Ljava.lang.String; threw exception java.lang.ArrayIndexOutOfBoundsException at VM_global_iter.vm[line 2204, column 56]
1##----TEMPLATE-EU-01-V-LDJSON----
 
2   
 
3#printArticleJsonLd()
 

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS