Facetas


El mundo en un totumo

GUSTAVO TATIS GUERRA

10 de diciembre de 2017 12:15 AM

Ahora el mundo cabe en una totuma que está en las manos de la profesora Everlides Contreras Terán. Sobre la piel dura del totumo, ella y sus estudiantes del colegio Rafael Uribe Uribe, de Marialabaja, han pintado el mapa de los cinco continentes. Y en el fondo, han resuelto la lección escribiendo sobre la piel raspada y limpia del totumo. En otra totuma, pintaron una paloma blanca de alas encogidas parada sobre los tres colores de la bandera de Colombia.

“Lo peor que puede pasarle a la paz del país es que se entotume”, dice la profesora Everlides con una seriedad elegante y una mirada intensa, debajo de su turbante de color magenta. Everlides tiene 7 años de estar enseñando geografía, historia y filosofía, con totumos en los que involucra a padres de familia y estudiantes. El totumo está en todas partes, lejos y cerca de la ciénaga, y en el corazón de los patios de las casas. Cuando ella era niña, jugaba al juego perdido y tradicional de la Chalata, en Maríalabaja, en donde alguien metía piedrecitas dentro de una lata, la sellaba y la lanzaba para que alguien la encontrara. Pero quien la encontraba, perseguía a quienes estaban escondidos y los delataba sonándole la latica. También se jugaba a la peregrina, al belillo, los niños jugaban a elevar barriletes, las niñas, no. Los niños iban a bañarse a la Poza de Pepe, en el barrio Chumbun o en un pocito del arroyo abajo.

“Con el totumo hemos tenido una experiencia maravillosa”, dice.

“Nosotros siempre hemos utilizado el jarabe de totumo en Maríalabaja para las gripas. Pero también, con el totumo se hacían las bacinillas, las cucharas, las totumas para el agua y el sancocho. La palabra totumo fue peyorativa en el pasado, cuando nuestros abuelos o familiares al regañar decían: Tienes la cabeza más dura que un totumo. Viendo estas realidades, un día pensé que el totumo podía servir como propuesta pedagógica. Así que un día le pedí a mis alumnos que trajeran totumos al aula y allí empezó todo. Los totumos raspados y lavados, reemplazaron las diapositivas, y se convirtieron en instrumentos de aprendizaje no solo para dibujar el mapa y las culturas del mundo, sino para conocernos mejor en el entorno local. Pensé que si el totumo es medicinal, debía curar otros males entre los jóvenes, y estimular la sensibilidad, exteriorizar malos momentos, bajarle la intensidad al impacto hipnótico de la tecnología en los muchachos y alejarnos de las adicciones y el ocio destructivo. También allí escriben sus ideas y sus sueños. Y jugamos a hacer preguntas y a aprender. Cada uno escribe la suya y la mete en la totuma”.

Viajamos a Maríalabaja al amanecer, cruzando un verdoso paisaje que antes fue de azules platanales y nos consuela la música del juglar Enrique Díaz, que en sus bajos lastimeros y sentimentales, reclama en la canción por el silencioso distanciamiento de su padre. Everlides parece una reina yoruba acabada de llegar a la tierra sagrada de la cantadora de bullerengue, Eulalia González.
Llegué a su colegio y solo bastó verla vestida de blanco con su turbante para saber que era ella.

Everlides tiene 25 años de ser educadora. Es egresada de Ciencias Sociales de la Universidad de Cartagena, con especialización en Filosofía Política de la Universidad de Pamplona. Su padre, José Contreras Zabaleta, de 75 años, es sembrador de maíz, yuca y plátano, y ahora, palmicultor. Y su madre Betsa Terán, de 73 años, comerciante. Los dos tienen cerca de sesenta años de estar juntos, y ella es la quinta de once hermanos.

“De niña estuvimos dedicados al trabajo y ayudábamos a vender compuesto verde, coco, bollo. Los hermanos compartíamos los zapatos, los uniformes, la ropa y los libros”. Al revisar aquellos años, la profesora suspira y dice con ternura: “Hasta bonito fue vivir esa pobreza, porque nos integró como hermanos”.

Ahora en el colegio junto a las directivas y profesores participa de la Fiesta de la Solidaridad, que tiene entre sus escenarios el Polideportivo del colegio, erigido en 2005, pero sus estructuras metálicas han ido cediendo, mordidas por el óxido y la postración. Son una amenaza inminente para los niños y jóvenes que hacen deportes en el colegio. Las tormentas han sacudido las tejas metálicas y el cielo se cuela desamparado.

Everlides dice que lo más increíble es que Maríalaba esté al pie de sus ciénagas y no tenga agua potable. Que aún haya que salir a comprar latas de agua. Reconoce que en las dos últimas administraciones departamentales, se han logrado algunas cosas visibles como la obra en marcha del alcantarillado, pero nada de eso aún es suficiente. Falta invertir en vías, en educación, salud y otra vez, en los jóvenes que son presa de la adicción a las drogas y al microtráfico en la región.
Everlides se levanta muy temprano y a las 6 y 30 ya está en el colegio. Tiene tres hijos. Le encanta el arroz con coco y el pescado frito en zumo de coco, y la ensalada de payaso que antes se llamaba ensalada de tres, integrada por el puré de papa, la zanahoria y la remolacha. Es la misma comida sagrada de Semana Santa. “Lo que más me gusta de la seño Everlidis es la alegría con que dicta sus clases”, dice María José Cassiani, de 13 años, de 7 grado.

“La profesora Everlides se preocupa por todos y cuando no hacemos las cosas bien, ella nos ayuda a mejorar. Me gusta su manera de ser y cómo a través de estos totumos hemos aprendido muchísimo”, dice Gladys González Torres, de 13 años, de 7 grado. “Ella aconseja a los estudiantes que se portan mal y los trata como si fueran su propia familia”, dice Andrea Ramos, de 12 años, de 7 grado. “Es muy divertida en sus clases”, dice Dayana Cuesta, de 14 años, de 8 grado. “Es muy amable con todos los estudiantes”, dice Diana Zúñiga, de 12 años, de 7 grado.“Me encanta que además de todo, nos enseña a querer la región”, agrega Estefany Rubio, de 12 años, de 7 grado.

Epílogo
Ahora la totuma es el mundo y la paz de Colombia. Cada estudiante escribe sus preguntas y las guarda dentro de ella. Las preguntas al azar son el juego de aprender. El mundo sale lleno de color de sus totumas.

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