Facetas


El pensador Boaventura de Sousa en su atril

GUSTAVO TATIS GUERRA

18 de junio de 2017 12:00 AM

El pensador portugués de los derechos humanos, Boaventura de Sousa Santos(Coimbra, 1940), es un rebelde iluminado e inagotable. Está vinculado a Colombia y a sus movimientos sociales desde 1990, y es una de las conciencias visionarias y analíticas del continente y del mundo político en que vivimos.

Entre su agenda innumerable por Cartagena, participó en el Atrio de los Gentiles, una tertulia en la Plaza de San Pedro Claver, que  se ha convertido en el más activo y dinámico espacio de confluencia del pensamiento humanístico en Cartagena. De Sousa Santos, quien es doctor en sociología del derecho por la Universidad de Yale y profesor catedrático de sociología en la Universidad de Coimbra, habló en la plaza de educación y paz, presentado por Julio Alandete.

Ante la plaza colmada, el pensador, sentado en una mecedora junto al padre Jorge Camacho y Julio Alandete, dijo que esta experiencia es “un ejercicio de democracia en un espacio público de Cartagena. Para la lógica  capitalista, es muy raro sentarse a conversar sobre algo que nos interesa a todos. La primera reacción que tengo frente al paro de los maestros en Colombia es que esta huelga no es exclusiva del país, porque también en huelga están los educadores en Brasil y en Argentina.

Es un problema continental. En mi país entre 2013 y 2015 tuvimos un gobierno conservador. Hoy, tenemos un gobierno de izquierda. En Colombia, según la lógica del presidente Santos, se privatizan los recursos públicos de la educación para salvar bancos y no para salvar familias, lo mismo que en la época de Pastrana y Uribe.

Esa es una lucha continental”. El pensador explicó que no se puede democratizar la educación pública, con los recursos para la privatización. La realidad de las escuelas públicas y privadas, al igual que las universidades, es abismal y desigual. Hay una proliferación de universidades privadas, sin control ni supervisación, degradadas, que convierten los  diplomas en mercancías.

La batalla que ha librado Fecode en el país en esta huelga “debe articularse con las luchas continentales, abrirse a otras manifestaciones de solidaridad”. De Sousa criticó las rivalidades de grupos afrodescendientes e indígenas en el país, cada uno luchando por separado, “mientras la opresión que viven es única. Mientras la dominación está articulada, ellos están desarticulados”.

Sobre la paz, de Sousa expresó que“en las últimas dos décadas, el único país que estaba por darnos una buena noticia era Colombia. Y la paz es la mejor noticia que puede pasarle a  un país. Es una bellísima noticia para el mundo y los colombianos. Pero la paz no es solo que se desarmen los guerrilleros y dejemos entrar a las multinacionales. Esa es una paz neoliberal. No es una paz democrática. Lo clave ahora es el posacuerdo, porque la sociedad no ha resuelto sus conflictos.

Cuando se negoció el Apartheid en Sudáfrica no se resolvió lo principal: la reforma agraria, la tenencia de la tierra, el control territorial. Esa mala negociación generó una violencia despolitizada, que salió del campo a las ciudades. Hoy las ciudades de Sudáfrica tienen el más alto índice de violencia despolitizada. Si falla el proceso de paz en Colombia, va a ser muy difícil la situación del país en las próximas décadas. La única paz en Colombia es la sociedad civil”.

Recientemente de Sousa viajó a Popayán y quedó impactado al ver la desconfianza entre dos grupos sociales en una misma región: afrodescendientes e indígenas. Una de las grandes encrucijadas de la nación colombiana, es junto a la educación y la salud, el acceso a los servicios públicos básicos.  En 1960 en Colombia el 40 por ciento de la población era analfabeta, recordó Alandete.

Y de Sousa volvió a insistir en descolonizar la educación y las universidades. No solo democratizar la educación sino el plan de estudios. El joven indígena o afrodescendiente lee la historia y encuentra que el héroe es el que ha matado a sus propios pueblos y ancestros. Boaventura de Sousa contó que en una ciudad del sur de los Estados Unidos, la sociedad civil luchó para que retiraran de la plaza, un monumento erigido a uno de los esclavistas. Con una picardía inteligente y provocadora, de Sousa preguntó: ¿Cuántos monumentos tienen ustedes en Cartagena, que quisieran retirar?

Epílogo

En 2015, invitado por la Universidad de Cartagena, “me sorprendió saber que había mucho racismo en todos los niveles en esta ciudad: desigualdades sociales, raciales, de género, discriminación contra las mujeres, comunidad LGBTI y también contra los discapacitados. Creo que debemos defender la educación pública, incluyente e integral.

“La historia ha sido escrita hasta ahora por el cazador, es tiempo de que sea escrita por el león”. Al final, llovieron abrazos y aplausos para el pensador portugués en la Plaza de San Pedro.

 

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