Son días tranquilamente complicados. Si se tratara de una persona podríamos decir que el viernes sin moto es un señor bonachón, que irradia y da seguridad a todos, protector, casi que imperturbable, con unos pulmones sanos, pero en contraprestación es bastante tacaño, pide plata de más, incluso, dicen que deja sin trabajo a muchos.
A veces camina muy, muy lento y no deja que avancen los que van detrás, puede resultar desesperante. Y hay quienes adoran al señor Viernes, pero también hay quienes lo detestan visceralmente e incluso se preguntan si aún sirve de algo.
El decreto 0682 de 2008 le dio vida a este señor, al viernes sin moto. Aunque ya existía esa medida, se limitaba solo a un día al mes y este decreto estableció que no pueden andar motos por las vías de Cartagena, dos días, el segundo y el último viernes de cada mes. ¿Por qué? Entre otras cosas, por tener más seguridad.
“Como mecanismo para reducir la accidentalidad en esos días, en los que la mayoría de los empleados reciben quincena y consumen más licor. También se tuvo en cuenta que son los días con más fleteos en moto”, explicaba el entonces director del DATT, Rafael Vergara Navarro.
Pero también esta era parte de una serie de normas del mismo decreto, entre ellas el pico y placa para taxis y motos. “Medidas en las que todos ponían algo de su parte para mejorar la movilidad”, dice ahora Vergara.
Y ese señor, el viernes sin moto, se ha mantenido incólume hace casi diez años.
1. El caos comienza
“Esto cada vez se pone más pesado, porque no hay control. Si te vas en una buseta, vas de esparrin, si después de media hora consigues un colectivo, toca pagar hasta cinco mil pesos; un taxi, es casi imposible; y el Transcaribe va repleto. Ahorita se pasó uno, ni siquiera paró”, exclama Sofía Lora. Son las 8:30 de la mañana, y el señor Viernes la tiene sufriendo.
Está en una esquina concurrida de Blas de Lezo y cuenta los minutos. Para ella este suele ser un día caótico. Ha aprendido a “jugar vivo” y se sube como puede en el primer colectivo que para.
“Eso es el primero que se monte, mira la cantidad de gente esperando, no es fácil el transporte. Cuando toca, toca... no hay de otra”, me dice, ya dentro del mismo taxi al que alcancé a subirme. No hay motos, pero el vehículo ha tenido que pasar varias filas de carros, incluso más largas que de costumbre, para llegar a su destino: el Centro Histórico.
2. Sin motos, tranquilos
No hay nada más terrorífico que caminar por una calle solitaria y escuchar el ¡ruuuun, ruuuun! de una moto que te acecha. ¿A quién no le asusta ese sonido? Y es que en Cartagena vivimos con el miedo constante a ser atracados. Ese es un escenario que cobra fuerza este día. El de la inseguridad, donde el señor Viernes sin moto nos hace sentir más seguros.
Ofelia Pérez, de 27 años, desearía que todos los días del mes fueran sin motos, porque la han asaltado tres veces y, la última de ellas, el ladrón le requisó las tetas, con un morbo acelerado le tocó sus partes íntimas y, al final, “me pegó una cachetada, al no encontrar nada”. Luego se escapó en una moto. Y así, si preguntamos a través de las redes sociales, muchos cartageneros muestran su apoyo vehemente al viernes sin moto, incluso muchos piden que nunca haya motos.
“Es el día de la tranquilidad ciudadana”, “ese día no hay atracos”, “hay más calma los viernes sin motos”, “se respira aire puro”, dicen. Parece general el sentimiento. Y es que todos queremos y merecemos más seguridad, no importa el día de la semana. ¿O será que debemos esperar siempre al viernes para sentirnos más seguros?
3. Muchos escenarios
En una Cartagena donde buena parte de la población vive de la informalidad, si le preguntamos a Rafael Pérez, ese día es maravilloso, se triplican sus ganancias de bicitaxista en El Pozón. Pero, seguramente, el mototaxista José del Carmen Castro Martínez responderá que deben anularlo, “porque ese viernes a veces nos acostamos sin comer”.
Y que es peor cuando se le junta con el pico y placa, porque son dos días sin trabajar y sin que entre dinero a su hogar. Y Gleidis Fuentes dirá: “no estoy de acuerdo con el día sin moto, porque es un caos la movilidad y no todos los que andamos en moto somos mototaxistas”. Mientras que Camilo Zuluaga opinará que ese día puede manejar tranquilamente su Ford Explorer, sin temor a que se le atraviese una moto. Y así, cada quien hablará del señor Viernes, según le convenga.
4. “No ataca la causa”
“Si uno evaluara los costos y beneficios, yo creo que serían más los costos que asume la gente que los beneficios reales o las ganancias”, explica Daniel Toro González, docente de la Facultad de Economía de la Universidad Tecnológica de Bolívar. Él lleva cerca de 20 años estudiando la movilidad.
Y complementa su opinión sobre el viernes sin moto diciendo que: “las personas que se mueven en moto no lo hacen por elección, sino porque es la única forma que tienen de movilidad. Ese día la movilidad se vuelve un caos y estamos perjudicando a las personas de menos ingresos. En términos de opinión, si usted me pregunta: ¿qué deberíamos hacer con el día sin moto?, yo le respondo: deberíamos acabar con eso”.
Pero, y qué pasa con la inseguridad. Él explica que la medida “es para atacar la consecuencia, no la causa. Sí, hay atracos, vandalismo, y mucho de eso se produce en motos... puede que quitar las motos solucione unas cosas, pero deja el problema latente: la generación de oportunidades, de empleo, cosas de fondo. Con las restricciones en algunos barrios, probablemente se reducen los eventos en esos barrios pero se están trasladando a otros”.
5. Accidentes…
El viernes sin moto las vías de Cartagena están libres de más de 60 mil motocicletas, de placas pares e impares. Y es que en la ciudad, hasta 2016 había 111.868 vehículos matriculados. De esos cerca de 60 mil eran motos y unos 30 mil eran automóviles.
Si se mira desde el punto de vista para el que fue creado, de prevenir accidentes, solo este año, entre enero y junio, los viernes con moto se registraron 73 accidentes con motocicletas involucradas, contra 15 en los viernes en los que no circularon este tipo de vehículos.
Pero en el mismo periodo, ocurrieron 185 accidentes con autos los viernes con moto, contra 221 los viernes sin moto. Es decir, estos datos del Departamento Administrativo de Tránsito y Transporte (DATT) sugieren que la medida ha servido para las motos, pero no tanto para los carros, cuyos choques han sido más frecuentes esos días, por lo menos en este 2018.
Con todo eso, el señor Viernes es tan querido como detestado.
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