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‘El Zorrillo’ persigue su sueño

Coronarse Rey Vallenato es uno de los sueños de su vida. Lo sabe desde pequeño, quizá por eso un día dejó cuarto semestre de administración de empresas y se “lanzó al agua” para participar como aficionado en un festival en Valledupar, cuando apenas rondaba los 20 años. No ganó, pero esa experiencia le fascinó y le sirvió para saber que el acordeón era lo suyo.

“En la universidad me dijeron que si yo iba no tenía patrocinio, que tenía que pagar los supletorios. Yo dije que nadie se iba a interponer en mi camino y me fui para el Festival Vallenato. Cuando regresé no fui más a la universidad. Estando en Valledupar entendí que para ser acordeonista tenía que dedicarme el 100 por ciento a ello”, recuerda José María González Trujillo.

Si en este momento aún, viendo la foto y esta página, no saben bien de quién hablamos, José María es más conocido como ‘El Zorrillo’ y su talento traspasó fronteras, no precisamente con su vallenato del alma, sino al lado de su también amada champeta y de su amigo Mr. Black, musicalizando con su acordeón canciones como ‘El Serrucho’.

Ahora estamos en su apartamento y desde aquí nos muestra sus raíces, esas que lo vieron crecer: las calles del barrio Chapacuá, en el sur de Cartagena. “Aquí nací y me crié. Todos me quieren y me cuidan, tengo muchos amigos”, comenta. Y, sin rodeos, nos habla de esa parte de su ser que descubrió tan solo a los ocho años, viendo a su papá tocar la ‘Cumbia Cienaguera’, y nos habla sobre cómo heredó ese son musical.

“De niño no me gustaba mucho el acordeón porque pasaba jugando. Mi papá se rebuscaba con el acordeón en los buses para pagar su carrera de pedagogía en Medellín. Cuando venía por acá, en los tiempos libres, había gente que lo buscaba para que les enseñara. Yo aprendí de él, primero me enseñó la caja y teniendo como ocho años, lo sorprendí tocando en el acordeón ‘La cumbia cienaguera’, me la aprendí yo solo, escuchándolo a él. Entonces vinieron los eventos, empezaron a llamar más a mi papá para que me pusiera a tocar a mí”, comenta entre risas.

De su padre, ‘El Zorrillo’ aprendió a no ser tan metódico en sus notas, y muchos, muchos vallenatos de antaño. Pero cuenta que fue creciendo y que a los 17 años se interesó por música más moderna. “Mi papá le enseñó a tocar acordeón a un muchacho de aquí, de Chapacuá, que se llamaba Martín Sánchez, digo se llamaba porque murió en un accidente en Venezuela. Martín alcanzó a fundar un grupo que se llamaba Pura Sangre, tuvo mucho éxito en 1995. Él siempre vivía agradecido con mi papá y me quería mucho, me enseñó la música del Binomio de Oro y de Juancho Rois. Luego a otro señor que se llama José Vásquez, le aprendí ya más cosas del Festival Vallenato”, recuerda.

Y vino la champeta...
-¿Y cómo llega un vallenatero a las champetas de Mr. Black?
-Mr. Black tenía un picó que se llamaba Gemini Jr., yo iba mucho al picó. Éramos muy amigos, parrandeábamos y tocábamos. De un momento a otro me dice: ‘vamos a hacer algo con acordeón’. Yo dije: ¿Champeta con acordeón? Eso me quedó dando vueltas en la cabeza, hasta que un día yo también le dije vamos a inventar y nos fuimos para el estudio. Eran como las dos de la mañana y empezamos a tocar.

Cuando incursionó en la champeta, ‘El Zorrillo’, ya era famoso en el mundo vallenato con cuatro años de trayectoria, como parte de la agrupación Los Pechichones, al lado del cantante Marcos Díaz, junto a quien grabó varias producciones. “No estudié, pero logré mi objetivo antes de que mi papá muriera: que me viera como acordeonero reconocido. Había mucha gente que se interesaba por el modo y el estilo como yo tocaba, esos mismos amigos me apoyaron cuando tomé el otro camino (de la champeta), aunque otros se apartaron”, narra.

Con la champeta, llegaron los viajes a varios países. “Más nadie se atrevió a hacer esa locura de meterle acordeón a la champeta, hemos sido los únicos que lo hemos mantenido con éxito. Después de que pasó eso, los grupos vallenatos buscaban a cantantes de champeta pero no era lo mismo. Nosotros tardamos varios años antes de dar el punto exacto. ‘El Serrucho’ fue un éxito mundial”.

***
Sentado en las piernas de José María está Michael, su hijo de 2 años y quien tal vez siga la ‘dinastía’ vallenata. Es el menor de tres, las otras son dos niñas, Vayoleth y María José, de 12 y 7 años. Dice que también al pequeño le gusta el acordeón y que desde ya lo está enseñando a tocar para convertirlo algún día en Rey Vallenato, ese sueño que todavía él mismo persigue y que hace poco lo llevó a retornar de la champeta al vallenato.

“La misma razón por la que en un momento me separé de Marcos Díaz me llevó a separarme de la champeta después de ocho años. Uno de los grandes sueños de mi vida es ser Rey Vallenato y tener mi propia producción”, afirma.

El músico ha concursado tres veces en la categoría profesional del Festival Vallenato, en el último intento alcanzó a llegar a la semifinal, superando a otros acordeonistas de mayor trayectoria en ese género, lo que lo motiva a seguirlo intentando.

“En ese momento de la decepción por no haber ganado, se me acerca un señor que me dice: ‘mijo, no te pongas así... Mira dónde llegaste, hiciste un trabajo más grande que aquellos que pasan todo el año tocando vallenato’. Entonces, pensé en que tiene razón”, dice.

“SOMOS COMPADRES”
“Con Mr. Black no he tenido ningún problema, somos compadres de sacramento, es el padrino de mi hijo y somos muy amigos, pero yo le dije que iba a empezar a luchar por mis sueños, él me contestó que todavía nos hemos terminado, pero yo le dije que voy a echarla para adelante”, explicó ‘El Zorrillo’.

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