Facetas


En el cielo se baila Boogaloo

ERNESTO ARMENTEROS DE LA HOZ

02 de febrero de 2014 12:15 AM

“El buen samaritano me llamaba la gente del barrio. A todos ayudaba, hasta que un día caí y vi que nadie se apuró por mí”.

Esta introducción (que parece un lamento) del tema El samaritano define, hasta cierto punto, la vida artística del músico puertorriqueño Tony Pabón, quien falleció a los 74 años, en Nueva York, la noche del pasado martes 21 de enero, a causa de un derrame cerebral.

Y la define en parte porque Pabón ayudó a todo mundo en el ámbito de la música latina. Hizo que muchos se enriquecieran y lo explotaran, pero nunca tuvo el reconocimiento que merecía. Otros se llevaron los créditos, pues su gran talento siempre estuvo escondido.

Este connotado músico, quien hizo toda su carrera en el movimiento de la salsa en los Estados Unidos, fue uno de los pioneros del ritmo boogaloo, que fue todo un boom en Estados Unidos y Latinoamérica, entre los años de 1963 y 1969.

Pabón pasa a la historia como uno de los músicos más talentosos de la salsa, gracias a sus composiciones, arreglos y a su forma muy particular de tocar la trompeta.
Sus solos son inconfundibles y su estilo es único.

Pese a no tener una gran voz, le ponía sabor a su canto y fue de los pocos que cantaron piezas en español y en inglés.

Según una entrevista que le hizo el periodista barranquillero Nestor Emiro Gómez, en 1990, y que se publicó en el sitio de Internet de Herencia Latina, el músico llegó con su madre a Nueva York, a la edad de tres años, luego de que su padre falleciera durante la Segunda Guerra Mundial.

Comenzó en la música tocando el bajo y luego pasó al piano. Pero, de un momento a otro, se enamoró de la trompeta, instrumento con el cual se quedó y escribió su historia en la salsa.

Contó Pabón que se inició con un grupo de jóvenes de la época en una agrupación llamada los Latin Boys, donde estaban, entre otros, Charlie Palmieri, Orlando Marín, Pete “El Conde” Rodríguez y Joe Quijano.

La primera orquesta donde tuvo la oportunidad de grabar fue con Randy Carlos (Chachachá con pachanga) con el tema Smoke y también grabó varios temas con el timbalero Orlando Marín.

Tras especializarse en la trompeta, se unió a la orquesta La Magnífica (1964), del pianista Pete Rodríguez, con quien inició un proyecto musical que hizo historia.
Tras dos discos de larga duración, que no tuvieron mucha trascendencia para el público, vinieron los éxitos, principalmente con el trabajo I Like It Like That, en 1966, con el sello Alegre de All Santiago.

Créditos ausentes
En este trabajo, Tony Pabón compuso la pieza Micaela, que se convertiría en el boogaloo más famoso de la historia de la música latina.

En la introducción de este tema, Pete Rodríguez hace una ligera presentación en inglés y luego aparece el famoso coro: “¡Uh, ah, uh, ah, ayayay Micaela se botó!”, interpretado por el cantante cubano Alberto González, quien participó después en los 70 en grabaciones con la Orquesta Novel.

Ese long play vendió miles de copias en Estados Unidos y Latinoamérica, y disparó el ritmo boogaloo entre la juventud de la época.

Como el boogaloo mandaba y varias orquestas entraron en esa onda (Ricardo Ray, Joe Pastrana, Frankie Nieves, Joe Cuba, Johnny Colón, Ray Barreto, Willie Rodríguez, Joe Batán, Sexteto New Swing, Hermanos Lebrón, Gran Combo...), Tony Pabón compuso Soy el rey, donde les dijo a todos sus colegas que Pete Rodríguez era el “Rey de boogaloo”.

Tony era la estrella escondida de esa agrupación. Componía, cantaba, era el arreglista, tocaba la trompeta, pero todos los honores se los llevaba Pete Rodríguez con su piano.

Incluso, en el trabajo musical del grupo Latin Soul, donde se destacaron con los temas La Banda, Hey Lulú y Descarga Latin Soul, Tony Pabón brilló con luz propia con los arreglos y algunas composiciones entre ellas: La banda.

Recuerdo que cuando estaba joven y comenzaba a gustarme la salsa, pensaba que La banda era interpretada por la orquesta La Magnífica, mi oído me lo decía. Alguien me dijo que lo tocaba Latin Soul y hasta me mostraron el álbum. Pero muchos años después me enteré que los músicos de La Magnífica, con el mismo Pete Rodríguez en el piano y Tony Pabón en la trompeta, fueron la orquesta de planta de este grupo de jóvenes latinos que cantaban en armonía.

La constante fue la falta de reconocimiento en los créditos y la explotación a la cual fue sometido Pabón. Él mismo contó que no recibió dinero alguno por las regalías de sus composiciones, e, incluso, hicieron que armara tolda aparte con la creación de su propia agrupación en 1969.

Y el título que le puso a su orquesta no podía ser otro que “La Protesta”, en señal de rebeldía y lucha por los derechos que creía y merecía tener.

Con La Protesta, Pabón inició una carrera brillante en la música latina y eso sucedió en el ocaso del boogaloo y la aparición en escena del término “Salsa”, a comienzos de los años setenta.

Su cantante principal fue el desaparecido Nestor Sánchez, apodado “El albino de oro”, mientras que el mismo Tony Pabón cantó algunos temas que lo lanzaron a la fama, entre ellos El Samaritano y Menéala.

En la voz de Néstor Sánchez pegaron las canciones Capitán, Lo voy a matar, Mentiroso, Bandera, Antonia Gervacia y Va a llover, entre otros.

Un giro en su vida
Después de vivir el difícil mundo de la música, las tentaciones del alcohol, las mujeres y las drogas, de las cuales se salvaron pocos artistas, Tony se cansó y encontró otro camino que siguió hasta el fin de sus días.

El pianista Ricardo Ray se había convertido al cristianismo en 1974. Después lo hizo su compañero Bobby Cruz. Dos años más tarde, Pabón también se convirtió, una decisión que dio un giro de 180 grados a su vida.

Su última producción discográfica la hizo con el también fallecido cantante dominicano Santiago “Santi” Cerón, quien le grabó la canción Vacío, que describe cómo era su vida en ese entonces, hasta que, según él, “Jesús tocó mi puerta”.

En su nuevo rol como cristiano, Pabón se dedicó a ayudar a músicos y artistas que se proyectaban, pero también a varios ministerios en la lucha contra las drogas y el alcoholismo.

Así fueron los últimos años de Tony Pabón hasta el pasado martes, cuando la muerte lo sorprendió en el Columbia Presbyterian Hospital de Nueva York.
Guardo un enorme pesar por su desaparición, porque soy fanático del boogaloo.

Por eso, y pese a que Pete Rodríguez fue bautizado como el “Rey del Boogaloo”, opino que el verdadero rey de este pegajoso ritmo es Tony Pabón. El arreglista, compositor y cantante de los mejores boogaloos de la música latina (Micaela y I Like it like that).

Nunca le dieron los créditos y fueron otros quienes se lucraron con su talento. Hoy el boogaloo se escucha en el cielo. Paz en su tumba.

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