- “Papi , pero mis amiguitos me dicen que por qué no salgo en la propaganda”.
- “Mijo, porque tú eres la sorpresa”.
Las luchas de Rafael Flórez Moreno, “Farra”, para que su hijo, Kevin Flórez, se hiciera un lugar en la música incluyeron mentiritas piadosas sumadas a grandes dosis de confianza.
Ese día, para un evento de La Mega Cartagena, Farra se llevó a su hijo teniendo la convicción de que le conseguiría un espacio en ese show, contra todo pronóstico. “Me fui pa la playa con ellos, sin estar invitados ni nada”, recuerda.
Todos los artistas estaban agendados y los presentaban entre cuñas y ovaciones. Kevin no oía su nombre por ningún lado.
- ¿Mami, verdad que soy la sorpresa?, le preguntaba el pequeño artista a Mary, una mujer a quien Farra describe como amorosa y leal.
- ¡Claro, tú eres la sorpresa!, le decía ella mientras, siguiendo con la estrategia de su marido, lo mantenía entretenido jugando en la playa.
“Efectivamente, un tipo no asistió. Fue una pelea para que nos pusieran, muy rogado, pero lo logramos y la cosa fue un éxito. El tipo, que no creía en esto, terminó siendo fanático de Kevin después”.
El rap lo lleva en las venas. Por eso sus hijos, Keyner, Cindy, Kevin y Kingston, crecieron con inclinación hacia este ritmo musical.
“Él quería ser cantante”, dice Kevin entre risas. “Por eso me puso a cantar a mí”.
Pero más allá del mánager y empresario de la música, está está la persona. Un hombre robusto que se ablanda con cada risotada. Siempre vestido de rapero, y con decenas de grandes anillos de colección. “ Farra” se declara un “orgulloso olayero”. Su padre, un soldador que le enseñó a tomar siempre el buen camino, lo guió junto a su madre Miriam, por un camino de rectitud, digno de admirar. 
Un chico difícil
Se crió parte de su vida en Olaya, para luego mudarse al Socorro.
Aunque sabe que existen solo en las películas de acción, se le metió en la cabeza que podía ser un superhéroe, de esos que salvan a las damiselas en apuros y a los más débiles.
´El coman´ esperaba bajo su paraguas. Era cojo de una pierna... tenía una pierna coja. Se burlaban de él por eso. La brisa fuerte de la lluvia hizo que su herramienta para guarecerse del agua se doblara y empezó a mojarse. Unos chicos, “los malos del paseo”, sin pensarlo dos veces se abalanzaron sobre él con gritos y ofensas. El muchachito estaba paralizado, acomplejado por el problema de su pierna. “Farra”, para entonces era un jovencito de colegio. Observó la escena hasta que ya no pudo más.
“¿Este es mi primo que van a hacerle?”, preguntó.
Entonces le dio una paliza al líder del grupo.
“Le gané a ese tipo que era una leyenda como peleonero, yo no sabía a quién le estaba pegando”, recuerda.
En el colegio se convirtió en un ídolo. “Te van a matar”, le decían. Eso no le importaba. Al contrario, le gustaba. “Llegué a tener muchos enemigos. Llegaron las pandillas al Socorro, unos que se llamaban “Los Nada” y otros “Los Tractores de Blas de Lezo”.
Me muestra las veces en las que el filo del cuchillo atravesó su piel. Tiene dos heridas que se nota, fueron profundas en el pasado. Llegó a lastimar gravemente a sus oponentes. “Y empecé a reclutar gente para hacerles la guerra a las pandillas. Yo no gustaba de pandillas. Éramos “la defensa” y me tocó pelear con cada uno de ellos".
Con 16 años, su hoy esposa de toda la vida, María Eugenia Rodríguez, apareció como un ángel. Con ella empezó el cambio. Las peleas mermaron y con el tiempo, empezó a cambiar las piedras por pañales sucios. “Gracias a Dios me enamoré. Ella es una bendición de Dios para que sepas”. A los 18 años, su joven esposa ya tenía dos hijos, y así creció su familia.
Es Ingeniero en producción. Por años trabajó en Ajover, en Mamonal. “Vengo de una familia humilde, donde tuve un ídolo que es mi viejo, un soldador que viajaba por el mundo”.
Pero soñó con la familia Jackson (Michael y Janet) y definitivamente es su contraparte aquí en Cartagena, pero con más integrantes. De cada uno este dedicado padre guarda historias. “Cindy es súper inteligente, Keyner es bueno con los números, Kevin y Kingston vienen con la música en la sangre”.
Su madre, Miriam Moreno, tiene una voz tan dulce y pausada que parece un arrullo.“Él era tremendo, pero más que mi hijo, siempre hemos sido amigos”, dice.
Por una nueva vida
A la sombra de los recuerdos de Rafael en el barrio Olaya, nació la Fundación “Persiguiendo un sueño”, con el máximo apoyo de su hijo, Kevin Flórez.
“Quienes viven en barrios del sur no tienen la fortuna de tener oportunidades. Los barrios están separados. En esa diferencia nosotros estamos hasta escasos de cosas visuales bellas, de olores, de tacto”, señala. “No es para que estuviéramos tan diferenciados”.
Rafael Flórez, de 49 años y contextura gruesa, alberga un corazón enorme, pero que no se abre a todo el mundo. “Es un hombre dedicado y protector de su familia. Un empresario artístico que conoce la ciudad, que es directo y frentero”, lo describe el periodista Manuel Lozano con quien trabaja en el largometraje 3 Golpes, en proceso de casting.
Farra Rap Records apoya el talento de nuevos artistas. Por eso, su hogar en La Campiña siempre está repleto.
“Quiero mostrar a través de la película, que de un barrio muy pobre puede salir gente exitosa. Hay tres personajes que nacen el mismo día en el mismo barrio. Están casi a la caída por la mala influencia, pero con trabajo se vuelven grandes. Es una forma de inspirar”, dice.
A su vez, la inspiración más grande para sus hijos es él, el viejo “Farra”.
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