Facetas


Fernanda Peña, homenaje al bullerengue desde San Jacinto

nacida hace 103 años. Doña Fernanda Peña Valdés es orgullo de San Cristóbal, Bolívar.

IVIS MARTÍNEZ PIMIENTA

25 de agosto de 2019 12:00 AM

Nadie puede decir exactamente qué edad tiene la señora Fernanda. Unos dicen que 105, otros que 103... En la cédula dice que ochenta y tantos pero todos saben que no es así. Lo que es cierto es que su piel se ha protegido de los años tan bien como su sonrisa.

Al mirarla fijamente, solo podemos imaginar una historia que ahora, luego de muchos años, tiene pedazos incompletos. Nadie le había hecho antes un homenaje. En San Cristóbal, Bolívar, cerca de San Jacinto, muchos la conocen y la aprecian, pero realmente pocas personas saben que ella es una artista del bullerengue que conserva el legado musical de sus antepasados.

La señora Fernanda Peña Valdés concede la entrevista desde un sofá en el Hotel Casa Blanca, de San Jacinto. Hasta allí han llegado varios periodistas queriendo saber más sobre la homenajeada del pasado Festival Nacional Autóctono de Gaitas de San Jacinto, Bolívar.

Ella se acuerda de nueve hijos y de su esposo, Anastasio Barrios, que murió hace ya 30 años. Por momentos, está tan lúcida que puede declamar los más bellos y entretenidos versos, pero cuando su memoria se dispersa lo único que puede recordar es cómo aprendió a tejer en un solo día, y solo con observar. Lo dice con orgullo, lo repite una, dos, tres veces.

“Decían que yo sí era inteligente”, ríe con emoción. Describe cómo miraba a su maestra tejedora y cómo ella misma entrelazaba luego los hilos en el telar y empezaba a tejer una hamaca.

“Yo siempre paso bien porque como a mí me gusta cantar, paso cantando. Canto todo lo que se me viene a la mente”, empieza. Tiene una voz frágil, entrecortada, pero su tono de voz transmite a la vez armonía.

Dos hijos la acompañan. El señor Juan y Merluz. Esta última ha venido hace pocos meses de Venezuela.

“Si la tarde me hace buena, yo me voy hoy”, dice la señora Fernanda. Su ropa está lista.

“Es que allá tenemos fiesta y si no estoy ahí es como si no hubiera”. Los presentes ríen.

La artista me mira, me hace sentir cómoda en su espacio y acepta una invitación para cantarles a los presentes:

“Las estrellas iluminan y la luna resplandece,

el pobre como es tan noble,

no lo ven como merece

(...)

La señora Fernanda Peña,

to’ el mundo le dice ‘coma’,

porque canto con orgullo

y seré buena persona”.

Todos aplaudimos.

¿Con qué se mantiene, cómo está tan vivaz?, le pregunto. Ella muestra una amplia sonrisa pero no responde nada. Sus pensamientos toman otro rumbo...

Entre las últimas noticias de la señora Fernanda aparece un nuevo trabajo discográfico del que hace parte (y del que a veces no se acordará), se llama ‘Anónimas y resilientes, voces del bullerengue’, grabado por Manuel García Orozco ‘Chaco’, en un intento de rescatar estos sonidos caribeños.

El día del homenaje

Durante el antepenúltimo día del pasado Festival de Gaitas, San Jacinto fue testigo de una acostumbrada lluvia nocturna de agosto. Esa noche, la demora a causa del clima hizo que la señora Fernanda subiera al escenario a las diez. Eso sí, estaba ataviada con un turbante blanco, ante la mirada de algunos curiosos que se preguntaban: ¿Quién es esa señora?

Los organizadores del Festival hicieron lo posible por mantener feliz y contenta a la señora Fernanda, que estaba dispuesta a decir que sí a todo, siempre y cuando su familia la acompañara.

Si hablamos de dinero, hasta el momento ninguna institución cultural nacional o departamental la ha premiado por su talento, eso dice su hija Merluz, sin embargo, sus familiares admiten que esperan que les cumplan una promesa.

Merluz y su hermano agradecen toda la atención que atrajo este homenaje del festival de San Jacinto hacia su madre, a quien recuerdan bailando y cantando por toda la Costa Caribe.

“De pronto no se le había hecho algo antes, ningún homenaje, por falta de conexiones y de gestiones”, dice su hijo, Juan Barrios Peña. “Ella canta desde los 12 años: bullerengue, carnaval, sexteto, son de negros. En una parte se crió aquí, en San Jacinto, por eso la bautizaron aquí”.

Doña Fernanda aprendió todo lo que sabe de música, de la mano de su madre, Laureana Valdés.

“Y desde muy pequeña se puso a cantar, usted sabe que el que no tiene pena pa’ cantar en cualquier parte lo hace”, recuerda su hijo, y dice que guarda canciones de su madre en casetes.

Un homenaje necesario

Armando Tapia, presidente de la Corporación Folclórica y Artesanal de San Jacinto, entidad encargada del Festival Nacional Autóctono de Gaitas, describe a la señora Fernanda “como el tambor negro que se resiste, que se alegra cuando hay fiesta, que sigue firme a pesar de los golpes. Es como esos maderos que crecen en el cerro y más tarde se convierten en melodía”.

Fernanda Peña era integrante de los grupos de ‘negritos’ que iban a bailar ‘Son de negros’ durante los carnavales en San Jacinto.

“Es una de esas artistas anónimas que han tenido mucho recorrido y muy poco reconocimiento. Desde muy niña realizó un trabajo para conservar y preservar los ritmos propios de la cultura afrocolombiana”, continúa Armando. “Cantadora de bullerengue, dedicó gran parte de su vida a recorrer los diferentes municipios del norte de Bolívar. Se presentaba en fiestas en cumpleaños. Conservó el legado en San Cristóbal, siguiendo la tradición de su mamá, de sus tías, cantándole a los pájaros, al arroyo... y vivió como comerciante, vendiendo yuca y ñame en los pueblos. No solo merece este reconocimiento, es una señora que por su edad merece mucho más que lo que el municipio y el Festival le han podido dar”.

***

La señora Fernanda nos invita a su casa, dice que cuando quiera le avise para que nos atienda. Le digo que acepto su invitación, y ella me devuelve una de sus entrañables sonrisas.

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