Facetas


Fernando Ávila: A respetar el idioma

LEDIS CARO D.

06 de noviembre de 2016 12:00 AM

Fernando Ávila, el experto en redacción y creación literaria, según se lee en su palmarés, es de esos personajes que nunca se cansan de investigar y enseñar todo lo que tenga que ver con el idioma español y su buen uso en todos los niveles de la vida.

Por sus escritos y sus clases virtuales que comparte con sus contactos a través de correos electrónicos se sabe que es un hombre apasionado por lo que hace. También se le nota el esfuerzo que le representa abrirse camino para erradicar muchas malas prácticas de escritura, aupadas por el delirio de las redes sociales.

Sus esfuerzos están dedicados a formar, como es debido, a periodistas, abogados y demás profesionales que tienen en la escritura una forma de vida. Por eso no le cuesta criticar la educación que hoy imparten las universidades que forman a estos y otros profesionales. Critica la falta que hoy hacen las clases de ortografía y gramática.

Con el profesor Ávila preparamos esta entrevista que gentilmente nos dio a través del correo electrónico.

¿Cuáles son los mayores problemas que se presentan ahora al escribir?

Según algunos estudios que he visto, la gente que escribe comete principalmente errores en el mal uso de las tildes, que quizá es más el no uso, y en el mal uso de los signos de puntuación, el primero y más importante de los cuales es la coma. Si la gente supiera manejar tildes y comas los errores disminuirían sensiblemente.

¿Cómo ha incidido en ello el auge de las redes sociales y de la rapidez n que se manejan los contenidos en los sitios web?

¡Totalmente! Hace años, cuando cada quien empezó a tener su blog, para escribir sus cosas, me decían algunos ilusos «Por fin escribiremos como nos dé la gana, y no como exige la Academia. No usaremos comas, ni tildes, ni haches, ni zetas… Será maravilloso». Luego, vinieron los tuits y se intensificó el recurso de abreviarlo todo. Y estamos en un punto en el que prácticamente se ha inventado una nueva forma de escribir con muchos recursos gráficos, emoticonos, etc., que se acerca de alguna manera al chino ideográfico y, según parece, se aleja del sistema alfabético romano.    

¿Qué piensa usted de la «gramática y ortografía» que ahora se imparte en las facultades de Comunicación Social?

Bueno, decía en mi respuesta anterior que quienes pensaban que podían escribir como les diera la gana eran ilusos, porque la vida les ha demostrado que no hay tal. Que los lectores de internet son implacables. Que si usted comete un error no aparece alguien de la Academia que le dice con toda cortesía no diga así sino asá, sino que aparece una caterva de lectores iracundos que lo regañan, lo insultan y lo matonean por cometer errores de escritura.

 

Entonces, la necesidad de las clases de ortografía y gramática en las facultades de comunicación social es hoy mayor que nunca, pero ¿dan clases de gramática y ortografía en esas facultades?

Mire, no nos digamos mentiras. Lo que hacen los mal pagados profesores de redacción es pedirles a los alumnos que cubran un acontecimiento, que entrevisten a protagonista y testigos y que luego redacten la noticia según el esquema de la pirámide invertida, usada por la AP, que hagan el lid, que titulen, etc. Luego, el muy mal pagado profesor no recoge las noticias para leerlas, señalar errores, sugerir correcciones y exigir una mayor calidad de redacción, sino que les dice a sus alumnos que las lean en voz alta.

Ese ejercicio de leer en voz alta, tal vez sirva para preparar a los alumnos para su futuro trabajo en la radio y la televisión, pero es un ejercicio que no permite que el profesor advierta errores de ortografía. No sabe si el alumno usó debidamente mayúsculas y minúsculas, cursivas y versales, puntos seguidos y aparte, comas explicativas y elípticas, tildes y diéresis. No está viendo eso. Simplemente oye. El alumno puede haber escrito garabatos y al decir su noticia en voz alta, con relativa buena dicción, el profesor le dirá que está bien, y le dará una calificación de 8 sobre 10, y sanseacabó.

Con ese sistema, el alumno no mejorará su ortografía, ni se preocupará por aspectos tipográficos. 

¿No cree usted que las facultades de Derecho, Filosofía, etc., están fallando en no enseñar a sus estudiantes a escribir bien y a conservar las más elementales normas de ortografía y gramática?

Creo que sí. El doctor Carlos Arturo Cano Jaramillo, autor del Manual de texto jurídico, dice «Un abogado es un escritor». Ortega y Gasset decía que la claridad es la cortesía del filósofo», y sin duda se refería a su discurso y a su escritura. Para que una escritura sea clara, es preciso respetar las normas ortotipográficas y gramaticales. Ahora, ¿están las facultades de Derecho, Filosofía y demás carreras universitarias fomentando ese respeto? Creo que no. Y hace falta. ¡Hay que hacerlo!

¿Qué recomienda usted a todas esas personas que usan redes sociales y donde pareciese que todo se vale a la hora de escribir?

Les diría que si quieren que los lean escriban respetando las normas de gramática, ortografía y estilo.

Finalmente si quien escribe escribe para los demás, lo primero que debe hacer es codificar sus ideas de tal manera que varios o muchos lo entiendan. Si se tratara apenas de hacer un diario personal para leerlo uno mismo, no se haría uso de las redes sociales, que, como su nombre lo indica, son para estar conectados con la sociedad. Y la forma de estar conectados con la sociedad es escribir con buena ortografía, respeto de las normas de estilo y uso acertado de las pautas metodológicas establecidas para que los lectores nos puedan entender.

¿Será que todo está perdido y las nuevas generaciones seguirán escribiendo mal?

No creo que todo esté perdido, y por eso sigo adelante con mi trabajo, y por eso otras personas e instituciones hacen lo mismo, José Martínez de Sousa, Alberto Gómez Font, Miguel Ángel Bastenier, el Instituto Cervantes, la Fundación del Español Urgente, la Fundación Redacción, el Grupo Prisma, algunas muy activas Academias de la Lengua Española, como la española, la argentina, la chilena, la dominicana y la norteamericana…

Háblenos de su nuevo libro Cómo se escribe, ¿a quién va dirigido, y si cree, por ejemplo, que los jóvenes estén interesados en ese tipo de textos?

No sé si los jóvenes estarán interesados. Creo que mis libros tienen mucha acogida entre abogados, profesores, periodistas, secretarias. Tal vez no están escritos para estudiantes, pero no les vendría mal estudiarlos.

En Cómo se escribe les doy a mis lectores una serie de pautas para ser leídos con mayor facilidad. Les hablo del índice de nebulosidad, que es la medición de la dificultad de lectura, y les sugiero métodos para disminuirla eficazmente. Hay pautas tan sencillas como escribir preferiblemente con palabras cortas, tren, vez, dato, en vez de ferrocarril, ocasión, información; usar locuciones breves, cuanto antes en vez de a la mayor brevedad posible, o ayer en vez de en el día inmediatamente anterior, y  frases breves, de 15 palabras en promedio…

Luego hay algunos esquemas para argumentar, algunos esquemas para narrar con emoción, y algunos esquemas para describir con fuerza visual.
Al final, les doy ejemplos reales de algunos formatos, como hoja de vida, carta, memorando, noticia, cuento…, sin pretender ser exhaustivo ni mucho menos. Mi intención es que el lector mejore en la eficacia de su escritura, sea que esta se concrete en oficios o instrucciones, sea que se trate de libretos de TV o grandes historias para publicar.

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