Yo vengo de Gamero, grabé con Los Soneros, dentro de esa agrupación, como fui y soy bailarín, con Irene Martínez, en los escenarios en Cartagena, cuando ella salía cantando el tema ‘El lobo’, yo me salía del grupo y bailaba ‘El lobo’ tirado en el suelo, buscándola, por eso la gente me dice el Lobo”, dice Filiberto Arrieta Pachecho, y canta: “La última película, cantando con los peleles, quisiera reírme pero no puedo y esta es la canción del lobo (bis)”. Descendiente de esa estirpe de cantadores y músicos de Mahates, su sangre es esencia pura de inspiración, su voz retumba y traspasa las paredes de esta sala donde hoy lo recibimos. “Mi tatarabuela se llamaba Juana García, se fue de Gamero para Evitar, tuvo cuatro hijos, entonces mi mamá era nieta de ella, y ‘se salió’ con un señor de Gamero que se llama Dagoberto Arrieta, mi papá, él también era otro artista, cantante. Ella me decía que cuando me tenía en la barriga, pasaba con dolores porque ese era el movimiento mío, moviéndola, bailando”, narra. Además de eso, todos sus 11 hermanos tienen algo de músico, de sus dos hijos, una canta y el otro toca el tambor. Alrededor de él recae ese manto ancestral folclórico tangible en voces y en el repicar de pieles templadas sobre el tambor.
¿Cómo llegó a ser compositor? No se lo he preguntado aún pero él se anticipa y responde: “Tuve un accidente con una pierna, usted sabe que uno es diverso cuando está nuevo, tenía una Kawasaki verde y me estrellé, porque se enredaba adelante, se enterraba, me jodí la pierna, tenía como 20 años. Estuve tres meses en la cama, me metí a compositor, armé los tres versos esos y reventé el tema ‘Chimbirilin (La perra)’, ahí mismo salí y me fui para Barranquilla y grabé con Martha Herrera y los Auténticos de Gamero. Después de eso estuve con las Ambulancias de Palenque y ahora último con Luis Magín Díaz, el maestro, acompañándolo a grabar las canciones”, anota.
Claro que, recuerda, ya antes había dado frutos con una composición, ‘Don mangos’, fue un éxito que él hizo y que grabó Emilia Herrera. “Me siento agradecido por ese pasaje de mi vida. El músico nunca se muere, siempre está vigente”, interrumpe y canta de nuevo, parte de esa canción: “Don mango lelelelele, manglar, Don lelelele manglar”.
No ha terminado de entonar una canción , cuando lanza la estrofa de otro tema: “Tengo que ser muy consciente, tengo que estar satisfecho, porque ya yo llegué a viejo, tengo que darle ese cupo a los muchachitos nuevos. Ahí yo no hago lo que yo hacía, porque no monto ni en la loma de María”, se le oye cantar. Y no es que esté viejo, tiene solo 56 años.
“Para mí componer un ‘disco’ es como hacer un sancocho, le echo el hueso, el ajo, así por partes. Lo pongo a hervir y listo, a comer enseguida el sancocho... Irene era gran amiga mía y con ella comencé a practicar con la agrupación Los Soneros de Gamero, cuando se salieron otros del grupo. Ella me dijo: Mocte, vamos a practicar, vas a entrar a la agrupación. Grabamos en Cartagena ‘El Lobo’, en Discos Fuentes, de aquí salíamos a hacer muchas presentaciones”.
-¿Mocte?
- Sí, Moctezuma, en aquel tiempo existía una novela dizque ‘Calimán’, había un personaje llamado Solín que andaba con Moctezuma, mi papá me decía así, Moctezuma, porque yo me movía mucho, era todo artista, y así me dicen también. Soy Moctezuma y soy ‘El Lobo’ porque soy bailarín de salsa, de champeta, de folclor. Y tengo otra faceta que es la Guillermina, que es la danza de negros. Los negros que se disfrazaban de mujeres, para que los españoles no se llevaran a sus mujeres”.
Hasta hace poco, la cotidianidad de Filiberto Arrieta Pacheco transcurría tranquila, ha estado en el campo desde pequeño. Las parcelas y los cultivos son inalienables a su ser. Pero esa tranquilidad, las últimas semanas se ha visto un tanto convulsionada, para bien, claro está.
“Yo estaba en mi roza... porque el que hace una roza siembra el amor, la paz, son tres meses los que uno tiene que estar pasando hambre para poder recoger el maíz, los frijoles, el ñame”. Su tranquilidad campesina, como lo decía, se ha visto un tanto convulsionada. Hace poco recibió una llamada. Lo invitaban a participar en un casting, que podía resultar en su participación en un programa de televisión. Y pasó.
Ahora es el representante por Bolívar, en ‘Veteranos’. ¿Quién iría a pensarlo? ‘El Lobo’, en un pantalla chica. Ni él mismo lo imaginaba, pero ahí está. Es un reality show musical del Canal Telecaribe, en el que, como su nombre lo indica, compiten 14 veteranos de los siete departamentos de la región Caribe. Como Filiberto, son representantes del folclor de sus tierras, tienen la tarea de cantar, versear y de transmitir el sentir de sus pueblos para ganar.
En el caso de Moctezuma, no ha sido tarea fácil. “Yo no pensé, pero llegué (...) la mujer mía se puso brava porque nunca me había apartado de ella, tenemos 35 años juntos. No quería que viajara, pero un día metí mis tres o cuatro mudas de ropa en una maleta y me fui para Barranquilla, ella estaba furiosa. Cuando la llamé me dijo: ‘No, mijo, aquí te estamos apoyando’. Yo dije: ‘Ahora sí cambió el panorama’ ”, sostiene.
Me dice que está emocionado porque nunca había cantado con una orquesta en vivo detrás, y ahora lo ha hecho. Y que no sabe leer ni escribir muy bien, pero como puede, se aprende canciones en cuestión de horas, porque quiere ganar y decirle a ese mar de talentos que es Gamero, que aquí está él: ‘El Lobo’.
“No tengo 70, 90, ni 100 canciones, he compuesto unas cuantas muy positivas. ‘La preñá’, ‘El róbalo’, ‘Si tú supieras’, ‘Destapa la botella’, y tengo otras más, como ‘El culele’. De todos los que me han pasado, este es un momento muy feliz de mi vida, porque yo estaba escondido detrás de muchos monstruos muy talentosos, detrás de Irene Martínez, de Graciela Salgado, de Maite Herrera, de Magín Díaz, ya esos se acabaron así que ya estoy en el espacio mío. Este es mi momento”, asegura.
Comentarios ()