Facetas


Francisco Santos, a ritmo radial

Se ríe de sus propios chistes. En las treguas del noticiero, mira sus chistes almacenados en su blackberry y contagia con su humor a su equipo de periodistas. Luce informal, no usa medias cuando viene a Cartagena y ha recuperado algo que había perdido en ocho años de poder como Vicepresidente: caminar por la calle y pararse en cualquier esquina.

La primera pregunta que se me ocurre es reclamarle por qué los secretos anunciados por televisión no los ha contado todavía, y se ríe para decir que “la política está judicializada, es terrible saber que en el Estado se han colado algunos hampones, y no hay un solo periodista que no escape a la subjetividad. ¿Quién me dice que Darío Arismendi es objetivo? ¿O Vicky Dávila? Lo que nunca permitiremos en nuestro noticiero es llevar a hablar  a un delincuente. Para los hampones no habrá micrófonos. Es bien difícil trabajar con el Estado. Trabajar con el Estado, estar dentro del poder es como andar en una bicicleta estática. Es una delicia servir pero es una experiencia que a veces es muy frustrante. Es un aprendizaje que empieza hasta el año y medio, y a los tres comienzan a producirse los resultados. Creo que lo mejor de haber estado en el poder político es haber conocido a Colombia, a través de las regiones. Ver hoy la pujanza de regiones como Neiva, Montería, Ibagué, Cartagena, Santa Marta, Valledupar, para citar algunas, frente a la soberbia de Bogotá.
Para mí la radio es una experiencia nueva. Allí todo es veloz, vertiginoso, instantáneo, no hay tiempo para pensar, se cumple con velocidad y bajo presión. Pero es maravilloso conocer tantas vidas en sus intimidades, en vivo y en directo. Estoy aprendiendo en ese ritmo radial. Pero la capacidad de reflexionar no excluye mamar gallo. En la radio, creo, estoy encontrando mi camino. Es bueno que el oyente, además de noticias encuentre crónicas, que cierre los ojos y se traslade al lugar de los acontecimientos, que las palabras reproduzcan sonidos y olores. Para mí uno de los modelos es la BBC de Londres. Cabalgamos en la actualidad, pero también ese presente nos lleva a otros momentos en el tiempo. Escuchar, por ejemplo, la voz de Yuri Gagarin, el primer hombre al viajar al espacio en aquel 12 de abril de 1961. Estoy aprendiendo, es una pasión como ser hincha de Santa Fe. La radio reproduce emociones, como los cinco segundos en que le preguntamos a uno de los mineros chilenos y su respuesta fue un silencio y unos monosílabos. Se me ocurrió echarle un chiste y aquel silencio se deshizo en una carcajada. Nosotros ante las nuevas tecnologías somos unos dinosaurios que estamos desapareciendo. Por este blackberry me llega todo, es una maravilla. RCN es como tener el mundo en pocos minutos. Buzco en las noticias, el equilibrio, la voz, el ritmo, lo humano”.
¿Qué fue lo feo de haber estado en el poder? ¿Qué lo acerca y aleja de Uribe? Francisco Santos no es hombre de camorras, ahora menos, como director de noticias. Pero me sonríe con incredulidad cuando le digo que el poder es como una miel de seducción que transforma al ser humano y a veces lo usa para fines impredecibles, pero él no cree y la alcaldesa de Cartagena, Judith Pinedo Flórez que ha venido a acompañarlo al periódico pone cara de no estar de acuerdo con la afirmación.
Santos dice de pronto: ¿Qué haremos para que la labor de Judith tenga continuidad en los nuevos gobiernos? Confía en su gestión y en la proyección de sus iniciativas populares, aunque el reportero crea que ha faltado mayores obras de infraestructura y las mejores intenciones aún no realizadas.
Cuenta Santos que ha regresado de Santa Marta y ha visto el auge del centro histórico, con hoteles y restaurantes en manos de italianos, franceses, españoles. Un centro recuperado para el peatón, con cafés al aire libre, con mucho porvenir para los inversionistas. La alcaldesa dice que el peligro con Cartagena ha sido la conversión del centro histórico en un escenario absorbente del turismo, pero que en su gobierno no permitirá que el centro se convierta en un hotel amurallado, al referirse a la posibilidad de venta de algunos monumentos como el Claustro de San Agustín, sede de la Universidad de Cartagena. Celebra que algunos extranjeros hayan elegido a Cartagena no para fantasmalizarla sino para integrarse a su vida cotidiana, como es el caso de Getsemaní, donde los  extranjeros que han abierto boutiques y hoteles se han compenetrado con la vecindad y ahora “son unos getsemanicenses más”.
Santos mira su blackberry y nos cuenta un nuevo chiste, pero antes le pregunto por la educación de sus hijos y el uso de las tecnologías. Me dice que ahora y para nadie es fácil educar adolescentes. El mueve  en forma circular, con elegancia sus zapatos sin media. Y mira su reloj para indicar que esa conversación ha culminado.
 

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