Facetas


Kike Santander: El cirujano de la música

JOHANA CORRALES

06 de octubre de 2013 12:02 AM

Ya hasta el acento caleño perdió.
Y es lógico: lleva 18 años en el extranjero.
Sin embargo, la tierra jala. Y Kike Santander está de vuelta en nuestro país, para ser el asistente de Andrés Cepeda en el programa La voz Colombia.
Se vino con toda la familia. Eso incluye a su esposa, con quien carga para todos lados. Kike está feliz, no sólo de estar de vuelta, sino de consumar en su país el proyecto más ambicioso de toda su carrera: ¡por fin logró unir la música con la medicina!, sus dos grandes pasiones.
El médico cirujano trabaja intensamente desde hace 4 años en un proyecto que no lo deja ni dormir de la emoción. Se trata de un programa que combina piezas musicales de su creación con toda una rutina de ejercicios.
Dialogamos acerca de su carrera, de esos artistas que se convirtieron en sus consentidos, de su esposa, sus hijos, de cómo ve el talento colombiano y sobre todo de la sensación que le genera estar de nuevo en casa.
Usted ya se nos internacionalizó, hasta el acento lo perdió...
El corazón de caleño está exactamente intacto; y el de colombiano, también. Cuando llego a Cali, ave María (corrige). Es que ya se me están confundiendo los acentos. Comienzo hablar de “oíme, ve, me quiero ir a comer un pandebonito por allá en la circunvalación”. Pero en Miami tengo una mescolanza. Lo que sucede es que mi esposa es paraguaya, las personas con las que trabajo son norteamericanos y conozco mucha gente de México y Venezuela. De modo que el acento se va volviendo un poco neutro, pero el sentimiento es realmente latinoamericano; y es más, una cosa universal. Estuve también en España tres años y me he dado cuenta de que en el fondo todos somos lo mismo: estamos buscando ser más felices, estamos buscando una realización en su campo, todos tenemos sufrimiento, dificultades, necesitamos de cosas buenas y, bueno, yo estoy buscando mi forma de apostarle a la sociedad algo de valor.
Antes de llegar a Colombia, ¿en qué andaba?
Estaba trabajando en mi nuevo proyecto, que voy a lanzar aquí en Colombia. Es un proyecto fabuloso que combina ejercicio con música, entretenimiento y es una compañía que está dedicada a mejorar la calidad de vida de la gente. Es como la unión de la música con la medicina. Yo soy médico cirujano, con la parte del equilibrio interior, y este el proyecto de mi vida; ahí es donde estoy poniendo todo mi corazón. Llevo 4 años trabajando con un equipo de expertos de Canadá y de Estados Unidos.
Ajá, ¿y por qué se emociona tanto con este proyecto?
Porque es unir esas dos naturalezas mías. Es muy chévere. Esto que logré hacer en estos cuatro años combina perfecto. Es algo que maduré desde España en el 2005 cuando hice el primer proyecto que se llamaba Batuka y comencé a recibir cantidad de mails de gente diciéndome que gracias, que bajaron 20 kilos, que se les mejoró el matrimonio, ahora creen más en ellos y me di cuenta que podía tener un impacto positivo en la salud, y esa visión se me fue desarrollando hasta que se convirtió en esta compañía que está dedicada a la energía positiva. El nombre, el eslogan, todo, es energía positiva. Soy un convencido de que la energía positiva es lo que necesita la gente y que ahora las personas están preparadas para conocer qué es la energía positiva. Antes sonaba como algo raro, medio hippie. Ahora, el mundo está buscando un balance interior, comer sano, respetar la naturaleza, buscar una vida equilibrada y ahí encontré la misión de mi vida y sigo haciendo música.
Le toca ser el asistente de Andrés Cepeda. ¿Qué tal se la llevan?
Cuando me invitaron para ser asistente de Andrés Cepeda, me puse feliz, porque él es un bacán. Tiene un talento impresionante y es un gran ser humano. Es una persona natural, sencilla, verdadera. Tenemos una química super chévere. Ya hicimos la primera ronda de trabajo musical y nos entendemos casi por telepatía. Tenemos una forma parecida de sentir a la gente. Vamos a pasarla muy bien. Yo estuve en la Academia de España de Operación Triunfo, dirigiendo la academia de artistas; y La voz... está a la altura de cualquier programa del mundo. Aquí hay unas historias increíbles que se fusionan con la magia de la música.
¿Para usted qué va primero, melodía o letra?
Depende. En el caso mío, soy melodista. La melodía es lo que más me mueve, lo que más me toca; y luego le voy enganchando la letra, que a veces sale de lo que uno menos se imagina. A veces tengo una canción concreta con una historia que quiero contar, pero yo soy más de música que de letra.
¿Cómo es el proceso de edición de una canción? ¿Cuándo sabe que está lista?
Hay un punto en que se siente. Se dice que las canciones finalmente se abandonan, porque uno podría seguir dándole vuelta a la canción, pero hay un momento en que uno tiene que decir: 'ya, suficiente'. Soy bastante suelto con eso. Hago una canción, la vivo, la vibro y la entrego. Lo que es un disfrute se puede convertir en un estrés.
¿Qué piensa de esos artistas que se han visto obligados a interpretar géneros urbanos para permanecer en la industria?
Yo tengo la mente muy abierta para eso, porque no lleva a nada estar diciendo: 'No, hay que hacer más salsa, más música colombiana'. Son modas, son épocas. Yo tengo un hijo de 5 años que está loco por la música electrónica y el rock pesado. Entonces, una parte de mi me dice: 'Ay, este muchachito debería estar escuchando La iguana'. Pero el hombre desde los 3 años me dijo: 'Ay, pa eso es muy aburridor'.
Creo que hay que abrirse a todo lo que sea ritmo y alegría. Si a la persona le da algo positivo, va a estar bien. Y todas estas ideas de que la música urbana trae odio, no creo en eso. Creo que se trata de que cada quien encuentre su expresión. Hay que abrirse. La música ahora, más que nunca, es una mezcla universal de géneros.
¿Cómo ve el talento en Colombia?
Estoy muy impresionado por la variedad de propuestas, porque aquí hay boleristas, hay gente que canta desde rock, mexicana, pop. Una variedad increíble. Hay voces con los estándares que yo he visto en otros países, aquí hay con qué. Colombia va a seguir sacando (a pesar de que la industria de la música está pasando por un momento difícil) artistas como arroz, porque lo que hay es talento.
¿Qué imagen proyecta Colombia musicalmente en el mundo?
Cuando uno dice artista colombiano, para la oreja. ¿Sí me entendés? Es uno de los países donde hay más talento en Latinoamérica. Yo no te puedo decir detalles de la industria como tal, porque sabemos que está pasando por una transformación dramática de cómo se transmite y expresa, entonces ya no es a través de discos.
¿Qué tanto siente que ha evolucionado como artista?
Todo es un proceso de acumulación de experiencias. Lo veo en mí. Al principio, había algo muy ingenuo, inocente, algo que salía muy espontáneo y, en la medida de los años, uno se va volviendo más preciso, más claro, más cuidadoso de no repetirse, de no copiarse a uno mismo, de buscar la originalidad, la calidad más que la cantidad, entonces sí siento que he madurado. En la música siento que he dado pasos agigantados.
De todos los artistas con los que ha trabajado, ¿cuáles han sido esos inolvidables, los consentidos?
Hay algunos muy especiales. Todo comenzó con Gloria Estefan. Pero, por ejemplo, el disco que le hice a Alejandro Fernández, Me estoy enamorando, fue como un disco que mostró la unión del pop con lo mexicano de una forma bastante novedosa. Después, con Cristian Castro y el álbum Azul; o con David Visbal, Jennifer López o Luis Miguel. He tenido la oportunidad de hacer muchísimas cosas que me han traído demasiadas satisfacciones; pero, si me toca escoger, diría Gloria, Alejandro, Luis Miguel y Cristian Castro.
¿Qué artista, que admire, no ha pasado por sus manos?
No quiero sonar engreído, pero se me han cumplido todos los sueños. Ha sido una maravilla trabajar con gente que uno ha admirado toda la vida como Carlos Santana, por decir un nombre.
¿Qué significa para usted estar de vuelta?
La sensación es espectacular, porque uno se da cuenta que el tiempo es como si no existiera. No importa que pasen los años, si uno está conectado con lo que es verdadero para uno, si uno no se deja comer el cuento de ninguna de esas bobadas externas. Lo que estamos haciendo es compartiendo una cultura maravillosa que son nuestras raíces colombianas y entonces siempre es como si fuera la primera vez.
Estoy aquí con mi esposa, ando con ella para arriba y para abajo. Soy fiel. Este país tiene la capacidad de enamorar a la gente. Colombia es un país absolutamente maravilloso. No es perfecto, como ninguno del mundo; pero, si uno hace el balance, es mucho más lo positivo que lo negativo.

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