Facetas


Las ‘pacas’ tienen su magia

CINDY ORTIZ ESCOBAR

24 de diciembre de 2017 12:30 AM

Viste un short y una camisa de flores, muy de moda por estos días. Uno la mira y piensa que, mínimo, mínimo, la camisa le costó 50 o 60 mil pesos, pero no: pagó por ella 10 mil pesos en una paca de Berlín y la compró hace diez años. Daniella Álvarez es amante de la moda y, para sorpresa de muchos, experta en pacas.

Estamos en el Mercado de Bazurto. Tres de la tarde. Mientras acompaño a Daniella a sumergirse en ‘toneladas’ de ropa de segunda, ella me cuenta que tiene 24 años y que el buen gusto lo heredó de su abuela. Le creo. Uno la ve y ni se imagina que lleva ropa tan barata.

“Este cuento de las pacas viene de varias generaciones de mi familia, pero lo que más recuerdo es que más o menos a los 6 años, mi mamá tenía a una persona, un hombre, que iba a estos almacenes y nos traía lo que podría gustarnos, y de ahí seleccionábamos”, y cuenta que su abuela le enseñó de telas y texturas, y de ahí aprendió a combinar lo que escogía para vestir. “Mis tías les decían en las fiestas a mi mamá: ‘¿cómo es posible que ella haya armado esa ropa?’, porque muchas veces me veía mejor que mis amiguitas”, dice con orgullo.

La veo sacar de entre los bultos de prendas una camisa. Para mí es una camisa ancha de hombre, ¡pero para Daniella no! La selecciona y en cuestión de minutos se la mide, obvio: le queda anchísima, pero ella comienza a doblar las mangas, a acomodar el cuello, se encaja y ¡listo! Ha convertido la ‘camisa de papá’ en un estilizado y moderno blusón.

“Es que esto es una lotería -me dice-. Cuando vas a las pacas puede que lo encuentres todo, aunque también es posible que no te guste nada, pero por eso ir es tan especial”.

Miro el blusón y le pregunto: ¿por qué crees que hay tanto hermetismo en Cartagena con las compras en almacenes de ropa de segunda? Ella agarra su corta melena, toma un sorbo de agua, como si tomara fuerzas para responder, y dice muy tajantemente: “Creo que somos muy clasistas al hablar de compras. Creemos que cuando nos vean en una paca, la gente va a pensar que uno no tiene plata, por eso muchos se esconden”. Siempre se asombra por cómo reaccionan algunos conocidos al encontrárselos en las pacas. “Me miran y se sonríen con pena”, dice mientras suelta tremenda carcajada.

Volvemos a la ropa, y ahora le pido claves, ‘tipsitos’ para quienes quieran sumergirse en esta lotería.

“La clave es ir directamente a los canastos porque ahí encuentras lo más nuevo y, por supuesto, lo más barato”, indica. ¡Bingo! Diciembre es el mes clave para comprar en pacas, para esta temporada lo que sobran son opciones. “La gente ahora mismo va a la fija, a comprar en almacenes de ropa nueva, por lo que en las pacas hay más mercancía, más material para que escojas lo que más se adapte a ti. Tengo un ritual especial y es meter las prendas en agua caliente, antes de lucirlas”, la miro y me doy cuenta que no pude encontrar una mejor experta.

Seguimos en el mercado y está sonando “Porque hay Navidades tristes y Navidades alegres”, pasan las motos, huele a pescado pero nada de eso nos distrae de nuestro objetivo: comprar. Sin ningún tabú, ni pena, llegamos al puesto de Farid Gaspar, que no duda en ofrecernos desde camisas, pantalones, shorts, vestidos gala y hasta vestidos de baño. Me sorprende encontrar tantas cosas, en tan buen estado pero sobre todo tan baratas. “La mejor compra que he hecho ha sido una camisa de ‘animal print’, es hermosa y solo me costó 2 mil pesos, todavía la uso”, me comenta. Daniella sostiene la camisa de lino a rayas y preguntamos por el precio. “¿Dos mil pesos?

¿Estoy escuchando bien?”, ¡no lo puedo creer! Le pregunto a Farid por otra blusa del montón que está encima de un canasto y para sorpresa mía cuesta lo mismo.
Daniella tiene entre ceja y ceja un par de guantes de color azul rey, se los mide, pero no le quedan. ¡Lástima! Porque es lo que más le gustó de todo este universo de prendas. Ahora pone sus manos sobre un vestido negro, lo examina con cuidado y termina en el montón otra vez, la decepción se hace evidente cuando ella nota un rotico. Entonces me dice que hay dos mandamientos fundamentales para quienes desean descubrir este mundo: “Uno, antes de comprar fíjate muy bien el estado en el que adquieres tus prendas; dos, hay que lavar bien la ropa y a cada prenda, echarle agua caliente”.

Nos vamos de Bazurto y ahora lo tengo claro: “Para vestir bien, no hay que gastar millones”. Llevamos una sonrisa de oreja a oreja, ella porque se llevó una “pinta formal para algún trabajo” y yo porque puse a prueba una frase que me dijo la bella joven y que no he dejado de pensar: “al final, sea de marca o de segunda, la ropa cumple la misma función: vestir”.

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'Cause darling I'm a nightmare dressed like a daydream.

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Dic 15, 2017 at 5:02 PST

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