Facetas


María Camila Sinning, la niña que jugó a ser reina

JULIE PARRA BENÍTEZ

20 de noviembre de 2016 12:00 AM

Varias coronas de papel y de cartón pasaron por su cabeza siendo una niña, y hoy, a sus dieciocho años, no cabe de la dicha al ver que lleva puesta una corona de ‘verdad’. “Ella nació con esas ganas de ser reina. Eso era a lo que jugaba y yo siempre me quedaba admirado de sus ganas de serlo”, dice Armando, el papá de María Camila Sinning Martínez...la reina de la Urbanización La India y la nueva Reina de la Independencia de Cartagena.

Cuenta que en Santa Bárbara de Pinto (Magdalena), el pueblo de sus papás, fue reina de un carnaval; en su urbanización, fue virreina; en el colegio, chica simpatía; participó en el concurso Chica Bonita y así... “Siempre me incliné por eso y andaba metida en todo, aunque siempre fui juiciosa con mis estudios”.

Un día después de su coronación como Reina de la Independencia 2016, María Camila lloraba con facilidad. Lo hacía cuando hablaba de lo duro que fue todo el proceso del reinado y, en el fondo, pensaba en el incondicional apoyo de su familia y de la gente que quiere.

Si hay algo que la conmueve es hablar de su familia, de la unión que hay entre sus padres, Cecilia y Armando; su hermano y ella. Del amor, la comprensión y el respeto que los rodea. Ellos fueron fundamentales para alcanzar este sueño que tenía desde niña.

El llanto de felicidad ha cesado un poco, sin embargo, queda la gratitud hacia quienes la respaldaron siempre: sus familiares, vecinos y amigos. Ellos la esperan en su casa, en la Urbanización La India, la rodean y la miran como si esperaran escuchar una nueva historia. Ella corresponde y dice: “Todas estas personas que ves aquí me ayudaron con los bingos y todas las actividades. Cada uno de ellos cumplió un papel importante para que lograra este sueño. Su apoyo fue muy valioso y es algo que yo valoro mucho”.

Muy hogareña
Mientras su hermano era un poco más independiente, ella era todo lo contrario. “Soy muy apegada a mis papás y prefiero estar en mi casa. Aquí veo películas, escucho música, duermo bastante y ayudo a mi mamá. Me pertenecen el trapero y la escoba, barrer trapear y sacudir”, cuenta y se ríe.

María Camila es una niña de su casa, así dicen sus padres y quienes la conocen. Prefiere dormir, hacer planes con su familia, ver televisión o descansar antes que ir a fiestas y rumbas. Ella se define como una joven juiciosa y comprometida con sus obligaciones y propósitos. Tal vez por eso, por esa manera de ser, no aplazó sus estudios en la Universidad de Cartagena, donde cursa cuarto semestre de Comunicación Social, para prepararse y participar en el Reinado de la Independencia.
“La iniciativa de meterme en esto fue de mi mamá. Ella siempre decía que me iba a mandar para un reinado, el de la yuca o el de la papa, para cualquiera, pero que me iba a mandar y este año se dieron las cosas aquí en mi comunidad”.

Sus padres, su vida
Cecilia y Armando son el motor de su vida, “sus personas favoritas”, con quienes quiere estar siempre. “Mi mamá es más regañona que mi papá. Eso sí... yo le cuento todo a ella, aunque casi no le pido permiso para salir porque es más difícil que mi papá. Pero me cuida, me consiente mucho y hace todo lo posible por darme lo que necesito. Siempre ha creído en mí... Mi papá tiene cara de amargado, pero es todo lo contrario. Al comienzo decía que no le gustaba mucho este cuento de los reinados y ya después se motivó y hasta vendía las cervezas. El apoyo de los dos ha sido fundamental”.

Lo duro del reinado
No todo fue color de rosa para María Camila durante el concurso. Su familia fue testigo de las ofensas y las críticas que recibía a través de las redes sociales. “Era muy duro leer tantas ofensas... usted sabe que a ningún papá le gusta que hablen de su hija. Que hagan críticas, está bien, pero de una manera constructiva”, señala su padre, y continúa:

“Durante los últimos días del reinado, mientras estuvo en el hotel, fue cuando se desataron las críticas. Un día me fui para allá a hablar con ella porque necesitaba verla y que sintiera el apoyo. Ahora, después que todo pasó, por las mismas redes sociales, parientes y amigos me felicitan... ese orgullo de tener una hija reina no lo tiene todo el mundo, son poquitos y ahora me tocó a mí. Aunque desde que mis hijos nacieron yo me he sentido orgulloso de ellos. A veces yo me molestaba porque ella se metía en tantos reinados y esas cosas... pero a ella le gusta y hay que apoyarla”. (Vea: El paso de Maria Camila Sinning por el Reinado de la Independencia 2016-2017)

Por lo pronto, María Camila, la niña que jugaba a ser reina, solo piensa en vivir este sueño que se le acaba de cumplir y aprovechar el tiempo con su familia. Otro reinado, por ahora, no está dentro de sus planes. “Primero tengo que asumir mi papel y más adelante veremos qué me trae la vida. Ahora estoy feliz disfrutando de esto y del amor de las personas que me conocen y me quieren”.

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