Facetas


Natalia, la chica de los ojos café

Ríe, mira, suelta caricias y fascina, su cuerpo es un boom en Internet. Natalia transmite desde una habitación de un web-estudio en Bogotá. Juguetea sobre un sofá, una cama o una silla. Y una cámara robótica persigue a su piel. Del otro lado, internautas de cualquier rincón del mundo pagan por verla en pantalla, a veces solamente por verla sonreír.

Unos le piden que haga esto, otros le ruegan que haga aquello. Es el trabajo de una “modelo de webcam”, parte de la creciente industria virtual del entrenamiento para adultos. Sus transmisiones han alcanzado a ser de las más visualizadas en Chaturbate, una página web de contenido erótico y sexual que supera los 41 millones de visitantes al mes.

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La vida de Natalia Niño, una bogotana de 24 años, se divide en dos: antes y después de decidir entrar a ese mundo virtual. En antes y después de que su círculo social se enterara de esa decisión. Antes, era una estudiante de derecho a punto de terminar su carrera. Hace dos años, se quedó sin su trabajo de asistente jurídica y dice que ahí empezó todo.

“Una persona me hizo la propuesta. Inicialmente dije no, después de unos meses sin empleo, decidí que sí. Vi que no era algo malo, la gente confunde el modelaje con la prostitución. Las modelos están dentro del margen de la legalidad y son conscientes de lo que están haciendo, son páginas legales, además nadie te toca y no tienes interacción, ni física y ni sexual con nadie”, recalca.

Hace seis meses, en la universidad se enteraron de su trabajo y ella decidió aplazar el semestre. En principio había querido mantenerlo en el anonimato, pero le empezó “ir tan bien” que no podía ocultarlo, alguien contó todo a sus conocidos y hasta unas fotos llegaron a las manos de su mamá.

Recuerda que ese momento “fue difícil porque estamos en un país con muchos tabúes y confunden a una modelo con una prepago. En la universidad comenzaron a decir que era prepago. Entonces decidí publicar en mi Facebook que yo era modelo-web, para que la gente entendiera que yo no era una prepago. Tuve que soportar que me tildaran de cosas que no eran ciertas”.

FETICHES EXTRAÑOS
“Mi primer día, recuerdo que tenía un vestido, hice un baile. Me fue muy bien, hice mil 800 toques en una página, eso es algo así como 100 dólares”, afirma. “Una vez me pasó algo loco y a la vez chistoso, un día estaba transmitiendo, me estaban dando muchos toques (virtuales) y me caí”, afirma riendo.

Y cuenta sobre uno de sus usuarios, un hombre enfermo de cáncer que sufría de depresión, que se conectaba con ella solo para hablar y recibir consuelo. Hasta se volvieron amigos. También, habla sobre otro que se ponía furioso el día que ella no transmitía sus shows, y de hombres que, enamorados de ella, le envían regalos (dinero).

Ignora fetiches extraños de hombres que desarrollan algún tipo interés zoofilico. “Varias veces me ofrecían bastante dinero por tener interacción sexual con un animal, por hacer shows sucios que impliquen esto o lo otro, sin embargo uno como modelo posee la autonomía para decir sí lo hago o no lo hago, vale la pena recalcar que esto no está permitido en las páginas”.

En el estudio desde donde transmite Natalia en Bogotá hay varias salas de transmisión que trabajan 24 horas al día, en turnos de ocho horas. Tiene computadores de última tecnología, cámaras y un equipo de personal técnico detrás. “Somos de los pocos que tenemos salas temáticas en Colombia”, explica su productor, Iván Cuéllar.

Él comenzó a los 20 años, curiosamente cuando descubrió que su novia de ese entonces se “empelotaba” en Internet. Fue duro, pero al final decidió unirse al negocio como productor. Afirma que los mejores clientes son los europeos y estadounidenses, que la peor época es cuando hay un mundial de fútbol, pues nadie se conecta.

En defensa de esa industria para adultos asegura que solamente en su estudio le da trabajo a más de 90 personas y que hay modelos como Natalia que ganan astronómicas sumas, claro que otras no ganan tanto. Que muchas son madres cabeza de familia y universitarias. “Lo más difícil es mantenerse en un medio que es muy competido porque hay muchísimas modelos, que se dedican a lo mismo. Soy socia de estudios IMG, en el momento que no quiera desempeñarme ya como modelo digamos que estoy en otras cosas”, explica ella.

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Ahora, Natalia camina con su cuerpo atrapado en un sensual vestido de encajes junto a Iván. Están afuera del Centro de Convenciones Cartagena de Indias, esperan noticias sobre si se cancela o no el congreso de la industria de entretenimientos para adultos al que asisten.

Es 11 de julio de 2017 y hay organizadores preocupados, un grupo evangélico protesta con megáfonos tildando al evento de inmoral y al final la Alcaldía de Cartagena dice que hará cumplir su orden de cancelarlo, para que no se asocie la imagen de la ciudad con el turismo sexual.

Iván se lamenta, pues dice que es un espacio para que las modelos se informen sobre a qué tienen derecho en un negocio que nadie controla pero que crece, y para conocer de innovaciones como la realidad virtual en función del porno.

“Es trabajo que implica belleza y juventud, en algún momento no podré estar como modelo, entonces miro otras posibilidades”, dice la mujer que encanta con su mirada y su cuerpo a quienes le siguen los pasos en Internet.

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