Ya todos están completos en el cielo.
Me refiero a los cantantes y músicos originales de la Sonora Matancera, quienes estuvieron durante su época dorada entre 1950 y 1959.
Y están completos, porque el 27 de octubre de este año falleció “el Almirante del Ritmo”, o “el Muñecón”, Nelson Pinedo, en Valencia (Venezuela).
Pinedo era el único que estaba vivo de ese “combo” de luminarias que brilló con luz propia en el “Decano de los Conjuntos Cubanos”.
Desde muy niño me comenzó a gustar la música de la Sonora Matancera y cuando mi mamá, Lelys de Armenteros, me dijo que un barranquillero estuvo en esa agrupación por allá en la década de los 50, me sentí muy orgulloso. Y sentí orgullo, porque nunca pensé que un colombiano pudiera llegar a las Grandes Ligas de la música cubana.
Le pregunté: “¿Mami, cómo se llama el cantante?”.
Y ella respondió: “Nelson Pinedo, nacido en el barrio Rebolo, donde yo también nací”.
“¡Wao, de Rebolo!”, exclamé. Y ella me respondió: “Sí, de Rebolo, donde nacen los barranquilleros con sabor”.
Aún disfruto de las canciones de Nelson Pinedo, cargadas de sabor y romanticismo. Recuerdo que el tema que me marcó fue “El pregón del enyucao”, grabado con la Sonora Matancera en 1954, del compositor cartagenero Antonio Saladén.
Una de sus estrofas dice:
Entre todos los pregones/ el que siempre me ha gustado/ es el que grita un muchacho/ que va vendiendo enyucao/ La tártara en la cabeza/ raído, sucio y despeinado/ pero con voz armoniosa va pregonando enyucao/.
Era el pregón de los niños que vendían enyucao (postre a base de yuca) por las calles del barrio Getsemaní, en Cartagena, según me contó Luis Fernando Martínez en una tertulia que tuve con él hace pocos días en ese barrio, al recordar ese tema.
Y qué decir de “Momposina”, “Me voy pa’ La Habana”, “La esquina del movimiento”, “El gavilán”, “El ermitaño”, “Corazón sin puerto”, “Sabrosito así”, “Delirando”, “Quién será”, “Desesperación”, entre otras, que se convirtieron en grandes éxitos en Latinoamérica.
Crecí admirando el legado musical de Nelson Pinedo, no sólo con la Sonora Matancera sino con las demás orquestas de quilates donde grabó, especialmente con Pacho Galán, Cortijo y su Combo, Tito Rodríguez, Tommy Olivencia, Nelson Aliso, Memo Salamanca, Nelson Henríquez, Chucho Sanoja, la Sonora Caracas y la Sonora MaGtancera de Lucho Macedo (Perú).
Con Tito Puente no grabó, pero hizo con el “Rey de los timbales” una inolvidable presentación, según se describe en el libro del periodista Fausto Pérez Villarreal. Eso fue en 1964 en el salón “El cabo Rojeño”, en Nueva York. Allí se midieron, en un mano a mano musical, Tito Puente y Tito Rodríguez.
Lo sorprendente fue que Pinedo, quien no ensayó previamente con Tito Puente y estaba un poco estresado, se sobró en el escenario, mereciendo el aplauso del público.
Al final del show, Tito Puente le recordó: “te dije que todo iba a salir bien”.
Esa misma noche, Tito Rodríguez, rival de Puente, emocionado por la dicción del colombiano, lo invitó para que hicieran una producción. La grabación se concretó, y el porro “Kalamary” fue
el estelar de ese inolvidable LP.
En el 58, Pinedo había grabado un LP con el Combo de Cortijo e Ismael Rivera, donde los temas “Micaela”, “El pilón de Tomasa” y “Lola la Coquetera” fueron los más escuchados en las emisoras de ese tiempo. Su llegada al combo de Rafael Cortijo se produjo gracias a su exitoso paso por La Sonora Matancera.
En 1997 tuve el honor de verlo en vivo, después de escucharlo únicamente por la radio; o en los estaderos. Fue un concierto organizado por la Organización Radial Olímpica, en el teatro Amira de la Rosa, de Barranquilla.
Se presentaron con Nelson, “La bonita” Tania de Venezuela y la cantante puertorriqueña Carmen Delia Dipiní, quien también grabó con La Sonora Matancera, en 1955. Los acompañó La Sonora Camagüey, dirigida por Hugo Molinares.
Antes del concierto, tuve la fortuna de entrevistar a estas tres figuras del canto tropical. No sabía por dónde comenzar, ya que la emoción se apoderó de mí.
Por fin pude estar cerca del cantante colombiano de más logros internacionales.
Quería conocer todo de él en los pocos minutos de la entrevista, pero sabía que era imposible. Nelson fue muy amable, y su elocuencia al responder fue lo que más me sorprendió. Más tarde, durante su presentación, el público gozó con sus canciones, principalmente las que grabó con La Sonora Matancera.
Pienso que Pinedo ha sido el más grande artista colombiano de la música tropical. Ni haciéndole un millón de homenajes podríamos llegar a recompensar su grandeza como cantante. Lástima que las nuevas generaciones no lo conocieron mucho.
Cuando grabó “El muñeco de la ciudad”, en Cuba, le pusieron el remoquete de “El muñecón”. Pero cuando llegó a México el afamado productor de la televisora XEW (hoy, Televisa), Emilio Azcárraga (q.e.p.d.), le puso “El almirante del ritmo". Nelson Pinedo, cuyo nombre de pila es Napoleón Nelson Pinedo Farrullo, le había dicho a Azcárraga que se puso Nelson por el almirante inglés Horacio Nelson y por el barítono norteamericano Nelson Eddie.
El cielo se llenó de guarachas, mambos, porros, cumbias, merengues, plenas, bombas, rumba, boleros. Nelson Pinedo se unió con sus colegas de La Sonora Matancera.
La rumba celestial se armó con la llegada de “este rebolero”, como se presentaba ante su público.
Descanse en paz, maestro.
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