Paulina Vega Dieppa, dista de ser una “reina”. No me mal entiendan, ella es la mujer más bella del universo, pero también es más que un título y una corona.
La primera vez que la vi fue en 2013, cuando recién llegaron las candidatas al Concurso Nacional de Belleza de ese año. Era muy “larga” y me hacía sentir muy bajita, así que en un gesto de sencillez, ella se sentó para hablar conmigo.
Era muy hermosa, así que no tuve dudas de que iba a ganar, en especial después de su desfile en vestido de baño.
Tres meses más tarde me la volví a encontrar, está vez estaba en la sede del reinado portando su banda de Señorita Colombia. Ese día estuvimos conversando de su vida y sobre lo duras que pueden ser las personas cuando das un paso en falso - como si todos fueran perfectos -.
Así que al salir de aquel lugar, escribí una entrevista para Facetas que titulé con una frase que Paulina me dijo y sonó muy apropiada: “A las personas se les olvida que las reinas somos humanas”.
Este año la he vuelto a ver con una banda distinta que decía Miss Universo, pero lejos de actuar como una extraña, cual diva, Paulina se comportó como aquella muchacha risueña y espontánea que siempre está dispuesta a brindarte un minuto de su tiempo.
Su padre, Rodolfo Vega Llamas, la define con mayor precisión.
“Paulina es una mujer muy efusiva, risueña, que tiene un humor espectacular y siempre hace un chiste por todo. Así como la ven ha sido desde que nació, es idéntica, ella no ha cambiado un ápice”, dice Vega Llamas muy orgulloso.
Ella es una mujer que dice lo que piensa, con carácter y segura de sí misma, por eso no tiene problemas para hablar con franqueza e incluso reconocer que no sabe las respuestas a todas las preguntas.
Su chaperona también insiste en que estar en Colombia es lo que más anhelaba, y que en sus años trabajando con la organización de Miss Universo, nunca había visto tal recibimiento.
“Es asombroso lo que ha pasado con la visita de Paulina, ella está feliz de estar en su casa”, asegura.
Y su visita, sus gestos y complicidades con los colombianos son la muestra de que para ella una corona no es más que eso, y que más allá de ostentar un título, lo que más la hace feliz es ser una embajadora de Colombia en el mundo, así sea a través de su sonrisa.
¿Qué ha cambiado en ti después de ganar Miss Universo?
-Soy la misma Paulina del Concurso Nacional de Belleza, cambiar no depende de un reinado sino de las personas. Cada uno decide qué quiere mostrar y qué esconder.
Siempre has dicho que no te consideras la mujer más hermosa del mundo, ¿quién es la mujer más hermosa del mundo para ti? ¿Cuál es tu ideal de belleza?
-Mi mamá, para mí es mi mamá. La realidad del asunto es que nadie es la mujer más bella del mundo y nadie es la mujer más inteligente porque todas somos iguales. Sí, tengo el título de la mujer más bella, no sólo del mundo sino también del universo, pero todos sabemos que eso es mentira, es solamente para divertirse y pasarla rico. La belleza va muchísimo más allá de un título, aunque sirve para ser embajadora de mi país.
¿Cómo haces para sonreír todo el tiempo, aun cuando estás cansada?
-Las reinas no tenemos la obligación de sonreír, pienso que la gente valora más una sonrisa sincera. Es imposible estar sonriendo 24 horas, afortunadamente sonreír es algo que me nace, no sé si es porque soy costeña o porque soy así. A mí me nace sonreír, soy una persona alegre y gracias a eso me ha ido tan bien, porque he sabido disfrutar todo.
¿Cómo un reinado puede contribuir a la sociedad?
-Me encanta esa pregunta. Muchos ven los concursos de belleza como algo banal y superficial, y los entiendo, yo de alguna forma también los veo así, pero también veo el reinado como una plataforma para mostrar diferentes tipos de bellezas, culturas y personalidades. Gracias a un evento como Miss Universo se puede mostrar al mundo que todas las mujeres debemos ser valoradas por igual.
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