Pinta casas, por amor al arte

Vicky Fadul es una mujer del interior del país, que vive por amor al arte. Divide su tiempo entre sus pinturas y exposiciones, y una actividad que compromete su lado social. Ella, junto a otras entidades, como Pintuco y la Corporación Cultural ImaginAcción, realiza talleres en poblaciones a lo largo y ancho del país, enseñándole a sus habitantes que no importa la forma que tengan sus casas, siempre pueden verse hermosas y lo más importante, con el trabajo de sus propias manos. Estos talleres, llamados, “La casa pintada”, nacen con el objetivo de divulgar la creación artística en comunidades rurales y urbanas menos favorecidas. Desde hace siete años Vicky se dedica a viajar, llevando conocimientos acerca del color, las formas y la textura, a comunidades que reciben mucho más que una lección para embellecer la fachada de su casa. “Lo que me interesa más que todo es el lenguaje artístico, o sea, que ellos aprendan a hacer colores, a mezclarlos, a pensar en la composición, en el espacio que tienen como casa y bueno, también en todos los sentimientos que vienen con los colores”, explica Vicky. San Basilio de Palenque, el corregimiento de La Boquilla y el barrio Lo Amador, han sido favorecidos con este programa. EL TALLER “Se trata de mostrar una técnica, basada en los rodillos precolombinos, que eso es lo que les enseño, realmente este taller es de eso”. No se trata de que aprendan a usar el rodillo para pintar de manera tradicional, sino que lo usen bajo los conceptos del diseño, de la repetición, del módulo. “Ellos aprenden que el rodillo es infinito y con base en esto, ellos mismos hacen sus diseños”. Los diseños, por lo general son basados en las experiencias y en el entorno en el cual es desarrollado el taller. “Yo los pongo a hacer diseños de cosas que los rodean y una vez que entienden el concepto de la cosa y hacen sus propios diseños, los queman en los rodillos y esos los plasmamos en las casas, en las fachadas”. “El ejercicio realmente es que piensen en formas y en cosas que les lleguen a ellos de lo que tengan a su alrededor. Por ejemplo las lagartijas, estamos en el trópico, el mar, las estrellas de mar, la palmera, etc. y muchas figuras geométricas”, señala. UNA HERRAMIENTA Parte del taller es también realizarlo de tal manera que los estudiantes se conviertan en multiplicadores y sumado a esto, que lo aprendido sea aplicado como herramienta de trabajo para el sustento de muchos miembros de las comunidades. “Mi intención es que ellos dentro de su comunidad puedan enseñar a los demás y de hecho ya me ha pasado con varios alumnos. En este programa tengo un ex alumno que me traje como asistente y ayudante. Él es de un programa anterior en Puerto Colombia y ha hecho varios talleres conmigo”. Cartagena, es el primer caso urbano en el que se imparte el taller. Pues, por lo general, se ha realizado en territorios más alejados de las ciudades. NUESTRA EXPERIENCIA Vicky ha realizado tres talleres que benefician a comunidades cercanas. El primero se realizó en San Basilio de Palenque, el segundo en La Boquilla y el tercero en barrio Lo Amador dentro del casco urbano de Cartagena. Los resultados, alentadores en todo sentido. El cambio físico de las poblaciones, es notorio y los habitantes, se sienten realmente contentos. “La verdad este taller ha sido magnífico, porque además de que embellece el medio ambiente, a los jóvenes se les está dando la oportunidad de dedicar el tiempo en algo, nos están capacitando y esta capacitación nos sirve para un mañana y para que esto sea una forma de trabajo, entonces por eso estamos muy agradecidos”, afirma Gina Carvajalino, habitante de Lo Amador y asistente al taller. El proceso de armado del rodillo, es en realidad, sencillo y luego de que aprenden, todo se vuelve cuestión de creatividad. “Aprendimos una técnica de rodillo, en la que ellos mismos en una hoja plasmaban un dibujo que a ellos les gustaba, luego ese dibujo lo agrandaban, luego forraban el rodillo con ese dibujo, entonces con un aparatico que se llama cautil, ellos recalcaban sobre el papel en el rodillo, luego quitaban el papel y ya quedaba plasmado el dibujo”, agrega. Pintar casas por amor al arte, es para Vicky, una actividad gratificante y que además repercute en un aporte significativo al país y a la gente que lo necesita.