Dicen que ese lunes festivo, en La Boquilla, las calles estaban solas. Que solo se escuchaba el ruido de los televisores y que, de un momento a otro, la gente salió de las casas gritando de júbilo. No era la final de ningún campeonato de fútbol, tampoco cantaban un gol de la Selección. Era la primera vez que este corregimiento de Cartagena se anotaba una corona del Reinado de la Independencia.
Mientras eso pasaba, en el Estadio de Sóftbol de Chiquinquirá, Roysis González Torres no salía del asombro. Había ganado algo a lo que muchas veces intentó huirle. En su proyecto de vida nunca había contemplado ser reina, y esa noche, ese 13 de noviembre de 2017, se llevó el título que se disputaban 30 jovencitas de distintos barrios de Cartagena, que tal vez sí lo anhelaban desde pequeñas. Ella, en cambio, se preocupaba por encontrar esa carrera que llenara sus expectativas y la hiciera feliz.
Antes de que en su comunidad le propusieran aventurarse en ese mundo, los reinados y ella estaban separados por millas. “No sabía qué hacer ni cómo era eso de ser reina. No sabía nada de pasarela y eso para mí era lo más aterrador, porque sentía que tenía dos pies izquierdos. A veces pensaba en retirarme porque no podía, no me gustaba. No me gustaban los tacones, ni tanto maquillaje. Y todo era malo. Los asesores me decían que me iban a dejar tirada... Yo solo quería irme a Medellín a hacer mis prácticas para graduarme”.
Su verdadera pasión
Roysis ama el mundo de la aviación y en busca de ese sueño viajó hace dos años a Medellín para prepararse como Tripulante de Cabina de Pasajeros en la Escuela de Aviación Los Halcones.
El gusto por volar nació cuando estaba en undécimo. No tenía claro qué quería hacer cuando saliera del colegio, y aunque en un principio pensó estudiar Comercio Internacional, a pesar de no estar tan convencida, ocurrió algo que le hizo cambiar el rumbo.
“Todo empezó con unos compañeros. Un día, estábamos reunidos en el colegio y ellos, que desde mucho antes estaban centrados en que querían ser pilotos, me invitaron para ir al aeropuerto. Saqué el tiempo y fui. Estando allá, llegó un avión súper grande, el sonido se sentía como si tuvieras un motor pegado a los oídos, pero era algo muy lindo. Luego se empezaron a bajar unas auxiliares de vuelo. Nosotros estábamos alejados del avión pero yo las veía muy elegantes, y cuando entraron al aeropuerto les dije que quería hablar con ellas para preguntarles cómo era eso. Ellas empezaron a hablar y a mí se me llenaba la cabeza de sueños y me imaginaba muchas cosas, de ahí dije que lo quería intentar”, cuenta Roysis en el restaurante de su papá, en las Playas de La Boquilla, donde justamente veía pasar los aviones y se convencía de que esa era su pasión.
No fue fácil. Dice que separarse de sus padres para ir a estudiar fue la experiencia más dura que ha podido experimentar. “Mi mamá fue la más afectada porque no quería dejar a su ‘niña’ sola. Tenía 18 años, pero siempre he sido muy apegada a mi familia, yo no hacía nada sin mi mamá y cuando me fui fue desgarrador para ella. Yo también sufrí muchísimo al estar sola, vivir sola, defenderme sola... Cuando necesitaba desahogarme no tenía una mano firme que me sostuviera y me tocaba llamarla para tomar fuerzas y salir adelante en todo”.
El otro vuelo que decidió tomar
“Varias veces me pidieron que aceptara, llegaron a mi casa y mi papá me convenció. Él me trabajó psicológicamente con todo esto de la aviación, me dijo: ‘estas puertas de la aviación que tú quieres encontrar, las puedes conseguir por medio del reinado’, así me convenció. A mí me tocaba hacer las prácticas para graduarme y empezar a trabajar, pero este concurso ocupaba mucho tiempo y decidí concentrarme en esta experiencia que acepté vivir para ver qué pasaba, y creo que hasta este momento me sirvió dar ese paso”, asegura.
Aunque muchas veces quiso desfallecer, el apoyo de su gente la ayudó a salir adelante. “A medida que fue pasando el tiempo me di cuenta de que la gente creía en mí y que era un sueño de la comunidad, y empecé a sentirme más responsable de lo que estaba haciendo”.
Sus raíces
Roysis nació de la unión de Rodrigo González y Claudia Torres. Gracias a un restaurante a la orilla de la playa, que viene de generaciones atrás, han conseguido el sustento de su familia. Rodrigo es un hombre inteligente que supo encontrar ese valor diferencial para su negocio. Se ideó una ‘Casa museo de pescadores ancestrales’, con la que busca mantener el patrimonio cultural de su comunidad.
Roysis también quiere sacar adelante ese proyecto y por ello lo presentó ante el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena. “Hay que despertar el sentido de pertenencia de la gente de La Boquilla y que ellos se den cuenta de todo lo que tenemos, lo que fuimos, lo que somos. Aquí queremos que se den cuenta de la bonita vida de nuestros ancestros, de cómo dormían, cómo comían, cómo pescaban, yo quiero aprovechar este proyecto para que empiecen a valorar eso y a unirse como comunidad”.
La nueva Reina de la Independencia afirma que toda esta experiencia le ha servido para acercarse más a su comunidad. “Yo era una persona muy cerrada, era del colegio a mi casa y de mi casa al colegio, pero luego empecé a conocer muchas personas y ahora, con el Reinado, me he acercado más”.
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Roysis quiere volar por sus metas, por sus sueños. A lo lejos sigue viendo pasar aviones, pero sabe que en este destino no planeado tendrá un buen vuelo y un excelente aterrizaje.
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