A los tres años agarró un cepillo para el cabello y empezó a cantar. Era su fiesta de cumpleaños y la sorpresa fue para sus padres. La voz de Sara Valentina Ramírez Vergara era tan potente que parecía increíble que saliera de su frágil garganta.
Ese primero de octubre de 2008, Carlos y Sandra, sus padres, se dieron cuenta del talento que escondía su hija y desde entonces se han dedicado a apoyarla. Sara Valentina es recordada por participar en el concurso La Voz Kids, del Canal Caracol, donde tuvo una destacada participación, pese a no obtener el premio final, y logró el reconocimiento que hoy le abre camino en el mundo de la música.
“Mi papá me inscribió en el concurso sin decirme nada y cuando me contó me puse súper feliz porque siempre quise estar en un programa así. Fue una sorpresa para mí. Y cuando llegué allá no podía creer todo lo que me estaba pasando”, dice con la misma naturalidad con la que sus ojos reflejan el brillo de su inocencia.
Su sonrisa llena de ilusión jamás se escode de su rostro y ese carisma que la hace única se desborda de ella sin complicaciones. Su meta es ser una artista como Shakira, Beyoncé o Ariana Grande y para ello trabaja con disciplina junto a una familia, que la acompaña y la guía. Acaba de lanzar el sencillo “Alegría y Amor” y sus padres están ahí, junto a ella, cuidando y viendo cómo su hija crece haciendo y disfrutando de lo que le gusta. “Mis papás me apoyan demasiado y estoy muy agradecida con ellos por todo eso. Me complacen con lo que pueden y eso me hace muy feliz”, añade.
Vive en San José de Los Campanos, y con solo 10 años es una niña muy madura y, sin dejar de jugar a las muñecas con su hermanita Celeste o hacer ‘pijamadas’ con sus amiguitas, sabe bien cuáles son sus responsabilidades y los sacrificios que debe hacer para alcanzar su sueño. “Nunca he pensado en ser médico, abogada, ingeniera... siempre quise ser cantante y me esfuerzo por eso, aunque también he descubierto que me gusta la producción, me gusta grabar y editar videos, pero es como un hobby”.
Sara cuenta que lleva una vida normal, como cualquier “niña grande”: va al colegio, se divierte, ayuda a su mamá y, por supuesto, lucha día a día para ser una gran cantante, recorrer el mundo para promocionar su música. “Con mi talento quiero hacer feliz a todas las personas”.
Carlos Ramírez, su padre, es músico, de él heredó esa vena artística que la enorgullece y la hace soñar. “Fue una sorpresa muy grande ver el talento de mi hija. Como músico, uno siempre quiere que sus hijos tengan los mismos gustos y ese día, cuando ella empezó a cantar, me emocioné mucho. A partir de ese momento empecé a buscarle canciones y a enseñarle aspectos técnicos del canto. Me encantaría que ella sea una muy buena artista y si ella desea de corazón ser cantante la apoyaré siempre, así como lo haría en cualquier proyecto para su vida”.
Carlos es guitarrista, fue corista y también interpretó primeras voces. De todo eso le queda lo aprendido para compartir con su hija, en quien pone toda su fe y su empeño y por la que ahora se dedica a la música, pero de manera empresarial.
Aunque han sido muchos los momentos importantes al lado de su hija, estar en su etapa de formación como artista y compartirle su conocimiento lo hace sentirse afortunado. Entre ellos dos la química es evidente, se admiran el uno al otro y lo más importante es que crecen, aprenden y trabajan juntos.
Su madre tampoco se cambia por nadie. Sandra Vergara aún no deja de sorprenderse de su hija, que, además del talento, es un ser lleno de valores, con un corazón cargado de felicidad, capaz de contagiar de amor a los demás. “Ella es una niña muy feliz y llena de amor. Siempre he tratado de inculcarle valores como la humildad, la honestidad... Es una niña muy juiciosa y me siento muy orgullosa de ella, no solo por esa voz hermosa que tiene sino también por su personalidad, por su forma de ser. En los escenarios mi hija se transforma, la veo grande, como toda una artista y cuando la veo cantando me pregunto si esa es mi hija... En un futuro la veo en grande, en escenarios súper grandes, enorme”.
Y es seguro que Sara Valentina logrará su propósito: ser una de las cantantes más destacadas del país. Su empeño, su constancia, su disciplina, su pasión y todo ese entusiasmo, esa alegría y ese amor la llevarán atrapar ese deseo porque está cargada de esperanzas, y como dice en su canción... “la esperanza es aquella amiga que nos da valor”.
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